Tras el primer trimestre de 2019, el entorno parece haber cambiado a favor de China. Según apuntan los analistas de Bank of America Merrill Lynch (BofaML), la posibilidad -a pesar de las dificultades- de un acuerdo comercial entre Estados Unidos y China, y el cambio de tono de la Fed les hace ser optimistas y considerar que China puede lograr, gracias a la flexibilidad de la política que está desarrollando, un “aterrizaje brusco” de su economía.
Los economistas de la entidad destacan que pese a que los datos son limitados y el gobierno chino tiene un aparato político relativamente opaco hacen que sea difícil cuantificar el tamaño, velocidad e impacto de los estímulos económicos en China, las autoridades del país tiene un fuerte para lograr que esta estimulación funcione. En este sentido, la entidad no cree que los problemas estructurales a largo plazo del país, impidan que los estímulos tenga un efecto positivo a corto plazo. “En otras palabras, un aterrizaje suave, con una recuperación en la segunda mitad, sigue siendo nuestro caso base”, apunta Ethan S. Harris, economista global de Bank of America Merrill Lynch.
La entidad mantiene un tono optimista, pero reconoce que no se puede predecir con certeza cuál será el crecimiento chino. “El aparato de datos y políticas de China es un poco un enigma, pero sus objetivos o interés nacional no lo son”, matiza Harris. En este sentido, las prioridades de China estaban hasta claras claras, sobre todo de cara a solventar su situación actual: una desaceleración económica, un creciente problema en la relación de su deuda con su PIB y la necesidad de hacer reformas para mejorar la protección al medio ambiente, los derechos laborales y la salud.
“Creemos que las prioridades de China han aumentado. Solo ha recortado su objetivo de crecimiento en alrededor de 25 puntos básicos, del 6,5% a un rango del 6% al 6,5%. El mensaje parece bastante claro: permitiremos una modesta desaceleración adicional a lo sumo, y algunas de sus prioridades pasarán a un segundo plano hasta que el crecimiento se estabilice”, recuerda Harris.
Está claro que todo el problema comercial con Estados Unidos ha hecho que China se centre más en mejorar su crecimiento. El año pasado, los asesores de Donald Trump, Hassett y Kudlow, argumentaron que China se encontraba en una posición de negociación débil debido a su frágil economía y mercados. Desde el punto de vista de la BofaML, esta lectura supuso un fuerte mensaje para China: si quieren obtener un buen acuerdo, necesitan encaminar la economía y los mercados antes de negociar seriamente.
Según el análisis de la entidad, China también es más vulnerable a un mercado de valores débil. La restricción del crédito a mediados del año pasado provocó un nuevo tipo de inestabilidad. Una gran cantidad de préstamos para nuevos negocios fue garantizada por participaciones personales, esto contrasta con los préstamos comerciales tradicionales que están garantizados por el valor contable de la empresa. “Esto significa que cuando los precios de las acciones se debilitan, los bancos tienen un incentivo para reclamar los préstamos o vender las acciones, lo que aumenta la debilidad del mercado.Por lo tanto, la última corrección de mercado podría tener un desbordamiento económico mucho mayor que una recesión más grande”, aclara Harris.
Los vientos de cola, como puede ser su problema con el crédito o las tensiones comerciales con Estados Unidos, no quiere decir que los estímulos que está lanzando sobre su economía no funcionen. Estos estímulos comenzaron lentamente y se han ido incrementado con el tiempo. China no solo ha anunciado un recorte en el impuesto al IVA, sino que también es más grande de lo esperado. Después de intentar estimular los préstamos con recortes en los requisitos de reserva, China está presionando a los bancos para que los presten y también está considerando reducir sus tasas de política”, concluye Harris.