Llega septiembre y con ello el inicio del último trimestre cargado de incertidumbre debido a las inquietudes que sigue generando la pandemia del COVID-19. Los indicadores de coyuntura global apuntan a un segundo semestre mejor de lo esperado, por lo que la OCDE ha subido su previsión de crecimiento mundial, del -6% al -4,5%, si bien alerta del carácter incompleto y desigual del repunte.
Desde Schroders, también han revisado y mejorado su previsión de crecimiento del PIB mundial, muy similar a la de la OCDE, para 2020 pronostican un crecimiento del -4,6%, un resultado mejor que su previsión anterior de una caída del 5,4 %. Asimismo, han revisado al alza sus previsiones para Japón y los países emergentes, mientras que las han reducido para la Eurozona y Reino Unido.
“Esperamos que en el tercer trimestre se produzca una mayor recuperación de la economía mundial, antes de que el crecimiento se ralentice en los últimos tres meses del año. A más largo plazo, seguimos pensando que la economía mundial experimentará una recuperación en forma de U, lo que significa que será gradual (en lugar de un rebote en forma de V como se esperaba al principio de la pandemia)», explican los expertos.
Por su parte, desde Amundi consideran que el regreso a las aulas en septiembre será una prueba clave. “Una fuerte reaceleración del ciclo del virus podría golpear a los mercados financieros, lo que generaría importantes expectativas de medidas de apoyo adicionales, que podrían volver a impulsar los mercados. Una recuperación en forma de W sería el escenario más probable en ese caso”, explican.
Los expertos de Welzia eligen otra letra del abecedario y consideran que la recuperación tendrá forma de K, lo que indica que será desigual. “Esta crisis es de ganadores y perdedores tanto a nivel geográfico como sectorial. Lo tecnológico y lo presencial están llevando caminos distintos”, asegura Miguel Uceda, director de inversiones en Welzia. Pero insiste en que, en el momento en el que se resuelva la crisis sanitaria, los sectores y países que se han quedado atrás se recuperarán.
¿Cómo será la recuperación en España?
Respecto a las perspectivas en España, la economía española se contraerá este año un 13%, según Funcas, lo que supone un empeoramiento de 3,2 puntos respecto a su anterior estimación. Carlos Ocaña, director general de Funcas, y Raymond Torres, director de Coyuntura y Economía Internacional de Funcas, han advertido no solo del impacto a corto plazo de la pandemia, el mayor de Europa, sino también del riesgo a largo plazo de divergencia entre España y el resto de los países y de la insuficiencia de los fondos europeos, por su llegada gradual, para evitarlo.
La rebaja de previsiones, han explicado, se debe a la multiplicación de los contagios y su efecto disuasorio sobre la llegada de turistas extranjeros y el impacto negativo en la confianza de empresas y consumidores. La crisis del turismo explica las dos terceras partes del recorte y el resto se debe a la mayor incertidumbre sobre la demanda interna.
Tras una caída del PIB del 18,5% en el segundo trimestre del año, Funcas estima un crecimiento de en torno al 11,5% en el tercero, lo que supondría una recuperación de casi el 40% de la actividad perdida en los dos trimestres anteriores. El rebote en la parte final de año se prolongará en 2021, ejercicio en el que prevén que la economía crecerá un 7,9%, una décima más que en la anterior previsión.
Esta previsión, según aclaran desde Funcas, se ha realizado para el supuesto de una contención de los rebrotes, con la llegada de una vacuna a finales del próximo año. También se supone el mantenimiento de bajos tipos de interés y una política fiscal expansiva, por las medidas de apoyo a las empresas y el empleo y el incremento del gasto en línea con el plan europeo de recuperación.
Sin embargo, para finales de 2021 pronostican que el PIB todavía será un 3,9% inferior al nivel pre-COVID. Según sus estimaciones, la recuperación no sería total hasta 2023 o incluso 2024 dependiendo de la senda de política económica, es decir, un año más tarde de lo estimado en primavera.
Por su parte, el Banco de España (BdE) recuerda que las perspectivas económicas en el corto y medio plazo siguen estando muy condicionadas por la evolución epidemiológica, aspecto sobre el que aún persiste una elevada incertidumbre. En este sentido, la limitada información les ha llevado a la formulación de dos escenarios alternativos para el tercer trimestre. La principal diferencia entre ellos viene dada por los supuestos sobre la evolución de la pandemia.
En el escenario 1, el producto de la economía registraría un descenso del 10,5% en media anual en 2020, caída que se ampliaría hasta el 12,6% en caso de materializarse la situación epidemiológica más desfavorable que subyace a la construcción del escenario 2.
No obstante, según señalan desde el BdE, el repunte de la actividad que se prevé en el segundo semestre de este año, tras el histórico desplome registrado en el primero, ejercería un efecto arrastre positivo sobre la tasa media de crecimiento del PIB en 2021, que alcanzaría el 7,3% en el escenario 1, y se quedaría en el 4,1% en el escenario 2, como consecuencia, en este segundo caso, de la mayor incidencia de la pandemia hasta mediados del próximo año. A finales de 2022, calculan que el nivel del PIB se situará unos 2 puntos porcentuales (pp) por debajo del nivel previo a la crisis en el escenario 1, brecha que se ampliaría hasta algo más de 6 pp en el escenario 2.
Prudencia a la hora de invertir
Para el portavoz de eToro en España, Javier Molina, hay 10 claves que están determinando los mercados y a las que hay que prestar atención: las elecciones de EE.UU., el Brexit, la “guerra fría” entre China y EE.UU., el mayor rally de la historia desde marzo de 2020 de las bolsas de Estados Unidos, una economía mejor que hace cinco meses, pero no mejor que hace un año, la desconexión bolsas con la economía, risk-on desde junio hasta septiembre, nuevas medidas fiscales, la vacuna para el COVID-19 y los resultados empresariales.
Desde Amundi recuerdan que el escenario sigue siendo incierto y con riesgos asimétricos. “Los mercados están registrando condiciones similares a las de febrero (elevadas valoraciones y complacencia). Muchos sectores están lejos de recuperar los niveles precrisis, muchas compañías se han mantenido vivas con subvenciones y el nivel de deuda en el sistema se ha disparado. Los activos de riesgo están descontando estímulos adicionales, una vacuna a corto plazo y cualquier beneficio positivo de las políticas Demócratas. Cualquier decepción es una razón para la cautela y más aún con valoraciones ajustadas”, expresan.
En términos de estrategia, para los expertos de Amundi, los inversores deberían seguir siendo prudentes, pero no en modo risk-off. “El otoño y los riesgos mencionados anteriormente podrían desencadenar un choque con la realidad, o al menos limitar una mayor separación entre el mundo real y el financiero. La política monetaria seguirá siendo la guía para los mercados, con la Fed enviando el mensaje de que hará todo lo necesario para apoyar la incipiente recuperación económica”, explican. Esto continuará siendo clave para apoyar los activos de riesgo, aunque consideran “poco probable” que persista el optimismo que hemos visto durante el verano. “Dado que los riesgos son elevados, será clave mantener las carteras bien diversificadas, con activos de alta calidad y niveles adecuados de liquidez”, aconsejan.