La economía mundial continúa expandiéndose, pero hay señales de que el crecimiento ha tocado techo conforme las economías de Estados Unidos, Europa y Asia se desaceleran. Schroders espera que las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China persistan hasta bien entrado el próximo año, con unos aranceles más altos que crean un entorno con una mayor estanflación, es decir, con un menor crecimiento y una mayor inflación.
El crecimiento global del PIB se desacelera
Schroders prevé que el crecimiento económico se desacelere hasta un 2,9% desde un estimado de un 3,3% en 2018. Esta cifra está por debajo del consenso (3,1%) y en gran medida refleja la visión algo más pesimista de la gestora sobre la economía de Estados Unidos. Schroders estima el crecimiento del PIB estadounidense en un 2,4% en 2019, conforme el impulso de los recortes fiscales se desvanece, las tasas de interés siguen al alza y se sienten los efectos de la prolongada guerra comercial con China. Mientras que la reciente tregua de 90 días es bienvenida, Schroders permanece escéptico sobre las perspectivas de un acuerdo a largo plazo en temas tales como los derechos de propiedad intelectual. Por eso, desde Schroders ven una mayor desaceleración en el crecimiento global, estimado en un 2,5% para 2020.
En la Eurozona, Schroders prevé que el crecimiento se desacelere en la primera mitad de 2019 debido a los efectos de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Su pronóstico observa una desaceleración crecimiento del PIB desde un 1,9% en 2018 a un 1,6% en 2019. Asumiendo que el Brexit tiene un desenlace suave, Reino Unido debería experimentar una mejora en el crecimiento en 2019; en ese caso, Schroders prevé un crecimiento del 1,4%.
Para Japón, Schroders prevé un crecimiento del PIB del 1% en 2019, con muy pocos cambios con respecto a 2018. El comienzo del año parece que será robusto, respaldado por los gatos de reconstrucción tras los daños causados por el terremoto, las inundaciones y los tifones de 2018. Sin embargo, el IVA crecerá desde un 10% a un 8% en octubre y las anteriores subidas del IVA han tenido un impacto significativo en la actividad económica.
La foto en los mercados emergentes es mixta, con China y el conjunto de las economías asiáticas bajo presión debido a las tensiones comerciales y una demanda más suave en el sector tecnológico. Schroders prevé que el crecimiento de China se desacelere a un 6,2% en 2019 desde un 6,6% en 2018.
América Latina puede ser el punto brillante dentro de los mercados emergentes, con la economía de Brasil reforzándose ahora que finalizó el ciclo de elecciones.
La inflación al alza, impulsada por los mercados emergentes
A pesar de un crecimiento económico enfriado y unos precios del petróleo más bajos, la previsión sobre la inflación global de Schroders ha sido incrementada hasta alcanzar el 2,9% en 2019. Esto es un resultado de una mayor inflación en los mercados emergentes, donde la debilidad de las divisas está empujando los precios de importación.
En las economías avanzadas, Schroders ha recortado sus previsiones de inflación como resultado de una rebaja en Japón y en Reino Unido. En Japón, las menores previsiones de inflación incluyen factores excepcionales como un recorte del 20% en las recargas de telefonía móvil. En el Reino Unido, Schroders prevé una caída de la inflación desde un 2,5% en 2018 a un 1,8% en 2019. Esto se debe a unos menores precios en el crudo, así como la previsión de que la libra esterlina se fortalecerá contra el resto de las divisas, en el caso en el que se produzca un Brexit ordenado.
Para Estados Unidos, Schroders prevé que la inflación permanezca elevada en 2019 en un 2,7%. La proyección de la gestora refleja la típica capacidad ajustada que muestra la economía en esta etapa tardía del ciclo, así como unos mayores aranceles conforme la guerra comercial continua.
Las tasas de interés en Estados Unidos tocarán techo a mediados de 2019
Schroders anticipa tres subidas más en los tipos de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos, situando la tasa de interés de los fondos federales en techo del 3% en junio de 2019. Schroders asume que la Fed mirará a través de la inflación por encima de su objetivo en 2019 y pausará para tener en cuenta los efectos de un menor crecimiento en las subidas de los precios futuros. Es por ello que, Schroders espera recorte de tasas en 2020 conforme la economía se enfríe aún más.
En relación con el Banco de Inglaterra, Schroders espera dos subidas de tipos de interés para el año que viene, aunque esto dependerá de una salida suave de la Unión Europea con un periodo de transición para la economía.
Mientras tanto, se espera que el Banco Central Europeo (BCE) finalice su programa de compras en enero 2019 y comience a subir tipos de interés en septiembre. Este podría ser la primera subida bajo el mandato del presidente Draghi y podría ser su última, dado que deja el puesto en octubre.
Aunque se espera que el crecimiento de la eurozona se debilite en el próximo año, sigue estando por encima de la tendencia y es suficiente para un banco central interesado en subir los tipos de interés desde un nivel ultra bajo.
Un dólar más débil podría ser una ganancia inesperada para los mercados emergentes
En Schroders esperan que la combinación de un techo en las tasas de interés en Estados Unidos y el comienzo de una política más restrictiva en cualquier otro mercado resulte en un dólar estadounidense más débil en 2019. Aunque la diferencia entre las tasas de interés en Estados Unidos y aquellas de otros países siguen favoreciendo a Estados Unidos, los mercados de divisas muy probablemente ya lo han incorporado en sus precios.
Schroders cree que los mercados de divisas incrementarán su enfoque en el crecimiento de los déficits presupuestarios y en el balance por cuenta corriente de Estados Unidos, que pueden arrastrar la divisa aún más. El balance por cuenta corriente son las transacciones de una nación con el resto del mundo, incluyendo el comercio neto.
Para los mercados emergentes, un dólar más débil podría ser una ganancia inesperada en sus perspectivas. Aunque una escalada de la guerra comercial y de las perspectivas de un crecimiento global más lento no augura nada bueno, un dólar más débil podría ayudar a relajar las presiones en la región. En 2018, unas tasas de interés más altas y un dólar más fuerte exprimió a los prestatarios fuera de Estados Unidos, ejerciendo presión en las divisas de los mercados emergentes y forzando a los bancos centrales locales a ajustar su política monetaria. La fortaleza del dólar también debilitó el precio de las materias primas y perjudicó el comercio mundial.
En 2019 existe la posibilidad de que algunos de estos factores se relajen, lo que facilitará las condiciones financieras y dará respaldo a los activos de los mercados emergentes. Para la Eurozona este escenario es menos favorable, pues un euro más fuerte endurecerá las condiciones financieras, mientras que una desaceleración en Estados Unidos está arrastrando el crecimiento global. Ambos factores hacen más difícil que el BCE mantenga una subida de tipos. Existe una fuerte posibilidad de que el BCE haya postergado demasiado la normalización de los tipos de interés y contemple el año pasado como una oportunidad perdida. La región se podría ver atrapada con unas bajas tasas de interés y con poca potencia monetaria para combatir la próxima desaceleración.
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