El presidente de la Fed, Jerome Powell, señaló que la fortaleza de la economía y la elevada inflación hacen que sea apropiado subir los tipos dentro de dos semanas. Sin embargo, la invasión de Ucrania por parte de Rusia ha creado una gran incertidumbre, lo que significa que no hay un camino preestablecido para las subidas de tipos.
«Con una inflación muy por encima del 2% y un mercado laboral fuerte, esperamos que sea apropiado subir el rango objetivo del tipo de los fondos federales en nuestra reunión de finales de este mes», dijo Powell ante el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes y en él confirma el deseo de la Fed de subir los tipos el 16 de marzo, consigna el informe de ING Bank.
Reiteró que la subida del tipo de los fondos federales es la herramienta «principal» para endurecer la política monetaria, pero la Fed también reducirá su balance de 9 billones de dólares. Esto «comenzará después de que se haya iniciado el proceso de subida de los tipos de interés, y se llevará a cabo de forma predecible principalmente mediante ajustes en las reinversiones».
Sin embargo, abordó la incertidumbre y el impacto económico de las sanciones tras la invasión rusa de Ucrania, pero se limitó a afirmar que no habrá un camino preestablecido para el endurecimiento de la política y que la Fed responderá al flujo de noticias o datos a medida que se produzcan.
Los argumentos a favor de una política monetaria más estricta siguen siendo sólidos
dada la situación en Ucrania, ésta seguirá siendo muy volátil y nuestras propias previsiones están sujetas a un enorme grado de riesgo. Sin duda, las acciones de Rusia hacen que el panorama sea mucho más incierto y plantean claros retos para la economía mundial a través de la subida de los precios de las materias primas, las cadenas de suministro más tensas y el aumento de la ansiedad, comenta el banco.
Sin embargo, la economía estadounidense está creciendo con fuerza, tiene un desempleo muy bajo y experimenta una inflación en máximos de 40 años. Además, la potencia norteamericana está más aislado económicamente de la crisis que Europa por sus menores vínculos comerciales y bancarios directos y por ser productor de energía.
La economía de EE.UU. muestra mejorías
La reducción del movimiento de personas en respuesta a la oleada Omicron de la pandemia fuera el preludio de la debilidad económica en el primer trimestre había puesto en alerta al mercado, agrega el informe de ING.
Sin embargo, los índices de la actividad económica muestran que el país está cada vez más activo. Por ejemplo, el sector de la construcción avanza en todos los frentes.
“Las cifras son estelares sobre el gasto en la construcción y un informe del ISM manufacturero muy sólido para febrero”, asegura el banco holandés.
El gasto en construcción se disparó un 1,3% intermensual en enero, más 0,6 puntos porcentuales de revisiones al alza, lo que es mucho más fuerte que el 0,1% intermensual esperado por los mercados. Tanto el gasto residencial como el no residencial aumentaron el mismo 1,3%, y la construcción residencial está ahora un 35,5% por encima del máximo prepandémico de febrero de 2020.
Por otra parte, el informe del ISM de febrero es alentador, ya que el índice principal subió a 58,6 desde 57,6 (consenso de 58,0) y los nuevos pedidos se situaron en 61,7 frente a 57,9. El componente de empleo bajó a 52,9 desde 54,5, pero sigue estando en territorio de expansión. Los precios pagados se mantienen elevados en 75,6. De hecho, es probable que las presiones inflacionistas sigan siendo elevadas, ya que los inventarios de los clientes vuelven a caer rápidamente (todo lo que esté por debajo de 50 es una contracción), mientras que las carteras de pedidos vuelven a aumentar.
Esto sugiere que los fabricantes estadounidenses siguen teniendo un importante poder de fijación de precios: tienen meses y meses de pedidos en sus libros y saben que los clientes están desesperados, por lo que pueden repercutir fácilmente los costes más altos a los clientes.
La economía ayuda pero la tensión del mercado está en la guerra
La invasión de la semana pasada desencadenó un episodio de reducción de riesgos en los mercados financieros mundiales, con la venta de acciones y la subida de los precios de las materias primas como reacción a la noticia, dice un informe de Morgan Stanley.
Es probable que la volatilidad siga siendo elevada, y tanto la situación política como la económica son cambiantes.
Al mismo tiempo, en Estados Unidos, los mercados de bonos están valorando cada vez más la posibilidad de una estanflación, un escenario de mayor inflación y menor crecimiento económico. Y la Fed tendrá que sopesar el equilibrio entre la inflación y el crecimiento en medio de la escalada de las tensiones mundiales, dice la wirehouse.
Para Morgan Stanley no está claro si el conflicto en Ucrania tendrá efectos duraderos o sólo momentáneos en el mercado. Pero no esperan que ahora sea el momento de que compradores ansiosos entren en lo que podría parecer un mercado sobrevendido.
“Seguimos siendo cautelosos ante tres retos adicionales que podrían acompañarnos durante un tiempo y que pueden no ser del todo apreciados por los inversores”, dice el informe.
Desde la wirehouse esperan que la Fed mantenga el rumbo, aunque probablemente priorice el apoyo al crecimiento sobre la lucha contra la inflación. Todo esto sugiere que la ejecución de la política de la Fed se ha vuelto más compleja.
También se espera un eventual desplazamiento del gasto de los consumidores de los bienes a los servicios; esto debería impulsar una recuperación en sectores como los viajes, el ocio, el entretenimiento en vivo y la restauración.
Pero las ganancias de las empresas de servicios pueden producirse a expensas de los productores de bienes duraderos, que pueden enfrentarse a la caída de la demanda.
La presión de la inflación sobre los márgenes de beneficio de las empresas: muchas empresas han afirmado que están protegidas de las presiones inflacionistas por su fuerte poder de fijación de precios.
Pero este poder de fijación de precios es probablemente insostenible y, si se mantiene de alguna manera, sólo contribuiría a una mayor inflación. Estamos asistiendo a una creciente presión sobre las previsiones de beneficios, con previsiones negativas para el primer trimestre por parte de muchas empresas; las empresas tecnológicas ocupan un lugar destacado entre las que están silenciando las expectativas, concluye Morgan Stanley.