El peso de los mercados emergentes es cada vez mayor en el mundo. Actualmente representan el 39% del PIB mundial, pese a que su peso en el mercado de acciones es solo del 24% del total. Este potencial es probablemente el principal motivo de su atractivo para invertir en ellos incluso después de un año excepcionalmente bueno como 2017, cuando la rentabilidad de los emergentes alcanzó el doble dígito.
«El primer motivo para invertir en mercados emergentes es que no hay elección. Podemos decir que no hay más remedio que hacerlo», afirma tajante Alan Ayres, gestor de Schroders, durante el evento «Mercados Emergentes: una visión de 360º», que tuvo lugar recientemente en Madrid.
¿De dónde procede la demanda?
Una explicación de la elevada demanda por los mercados emergentes reside en los compromisos de rentabilidad de los fondos de pensiones y aseguradoras estadounidenses, cuyo objetivo de retornos del 7% les obliga a un asset allocation en el que los emergentes tengan cada vez más peso. Además, como destaca Ayres, hay otro potencial que sumar a la ecuación y es que «los inversores en los mercados emergentes tienen unas tasas de ahorro elevadas, pero no formalizadas. De hecho, en China la industria de pensiones privadas es casi inexistente».
Las perspectivas de rentabilidad para los mercados emergentes distan de lo que registraron en 2017. «Fue un año excepcional para los emergentes, con la economía mundial en crecimiento sincronizado y las empresas emergentes con más inversión en capital y ajuste de costes. La rentabilidad de la renta variable que había ido cayendo de 2010 a 2016, se empezó a recuperar», señala Ayres.
De cara a 2018 cree que estas tendencias siguen, pero hay más volatilidad y las valoraciones ya no son tan atractivas aunque sí más que en los países desarrollados. En su opinión, «los beneficios empresariales ahora sí están creciendo desde 2016 y esto va a ser un apoyo importante». Así, espera una rentabilidad de entre el 10% y el 15%, en línea con el crecimiento de los beneficios empresariales.
El hecho de que las valoraciones de los activos emergentes ya no sea tan atractivas como lo fueron en 2017 radica en los flujos de capital que han atraído hasta ahora; y es que el año pasado 90.000 millones de dólares fueron a parar a estos mercados y en lo que llevamos de 2018 ya son 50.000 millones.
Guerra comercial y debilidad del dólar
Uno de los riesgos que los inversores observan en estos momentos tiene que ver con la llamada «guerra comercial» entre China y EE.UU. Para Craig Botham, economista de mercados emergentes de Schroders, «esto puede suponer una ralentización, pero no colapsa a los mercados emergentes. Incluso si la cosa se convierte en una guerra comercial total, hay mercados aislados como Hungría y otros donde ni siquiera Donald Trump se plantearía aranceles como Rusia, México y Malasia, ya que son exportadores de petróleo», asegura.
En cuanto a las divisas emergentes, «el gran ajuste lo hemos dejado atrás y una de las razones para ser más positivos es porque hay mayor resiliencia», añade Botham. Eso sí, hay una clara preferencia por un dólar débil por el positivo impacto que tiene para los emergentes tanto por el incremento del comercio como por el coste de los créditos que se reduce cuanto más barato esté el billete verde. «Aunque EE.UU. representa entre el 10% y el 15% del comercio mundial, el dólar se utiliza en el 50% de las transacciones globales», explica este experto. Desde Schroders apuntan a un mayor debilitamiento del dólar en los próximos 12 meses como consecuencia del estímulo fiscal puesto en marcha en EE.UU. y su impacto en el déficit.
¿De dónde obtener el alfa?
La búsqueda de oportunidades y rentabilidad en emergentes tiene mucho de selección. En primer lugar, selección de país y en segundo lugar, de títulos. «En emergentes no es una cuestión de sectores sino de analizar qué está pasando en cada economía doméstica. Tenemos que tener conocimientos locales para identificar las mejores oportunidades», matiza Ayres en referencia al equipo de 35 profesionales que forman el equipo de análisis de mercados emergentes de Schroders.
La urbanización, el sector financiero, la tecnología y la educación son, no obstante, las sectores donde se observa mayor potencial de futuro. Rusia, India y Corea forman el grupo de países con mayor atractivo en renta variable. En el caso de India, de hecho, destaca el potencial de consumo de su población joven para los próximos años. Jinesh Gopani, responsable de renta variable de Axis Asset Management, explica que «el 60% de los habitantes tiene menos de 35 años y este grupo de población va a gastar mucho en los próximos 10-15 años porque aumentará la renta per cápita y las aspiraciones son enormes. En India solo se puede crecer», sentencia Gopani.
Deuda emergente: la oportunidad está en divisa local
En opinión de Guillermo Besaccia, gestor de mercados emergentes de Schroders, la oportunidad en renta fija emergente está en la deuda en divisa local. «La rentabiliad está entre el 6% y el 10% con unas divisas que están empezando a revertir su depreciación», explica. De hecho, este experto sigue apostando por la devaluación estructural del dólar como parte de la estrategia de Trump para hacer «América grande de nuevo».
En un escenario de crecimiento económico en emergentes, la rotación hacia Latinoamérica desde Europa del Este ha sido uno de los principales cambios en lo que va de año y después de que Brasil y México hayan sido en 2017 los mejores contribuyentes de su cartera. En este sentido, una de las buenas noticias es que los mercados emergentes han acumulado un nivel alto de reservas frente a, por ejemplo, los años 90. «Nuestro modelo cuantitativo trata de predecir los movimientos cíclicos en emergetnes y muestra que las cosas han mejorado», añade Besaccia.