La presentación de las perspectivas semestrales de las gestoras internacionales ha tenido tres ideas comunes: el peso de las decisiones sobre política monetaria de los principales bancos centrales, el aumento de los riesgos geopolíticos y el estar invertido, tanto en activos tradicionales como alternativos. En este sentido, el principal riesgo que tiene el inversor es quedarse fuera del mercado, ante la cantidad de focos de incertidumbre y volatilidad que hay en el horizonte de los próximos seis meses.
Según indican las proyecciones de las gestoras, las expectativas de crecimiento global se sitúan en el 3,1% en 2024 y el 3% en 2025. La inflación debería normalizarse en 2024, permitiendo a los bancos centrales continuar con los recortes de tipos, aunque no todos al mismo tiempo. En este sentido, un nuevo repunte de inflación tras las elecciones de EE.UU. es un riesgo al que los inversores deberían estar atentos.
En opinión de Benjamin Melman, CIO global de Edmond de Rothschild AM, hace un año, la economía planteaba muchos interrogantes, ya que la desinflación seguía siendo tímida y en Estados Unidos se temía una recesión. Sin embargo, las dificultades políticas estaban bastante contenidas en ese momento. Desde entonces, según su visión, los problemas se han invertido. “Aunque el entorno económico parece ahora bastante prometedor, se está viendo ensombrecido por los problemas políticos. La única constante ha sido el continuo deterioro del entorno geopolítico. Esto significa que puede haber cierta volatilidad, desencadenada por la agitación política francesa o por el posible regreso de Trump a la Casa Blanca. La buena noticia es que los mercados a veces pueden reaccionar de forma exagerada a las crisis políticas, y esto puede generar algunas oportunidades atractivas”, afirma Melman.
Teniendo esto en cuenta, el CIO de Edmond de Rothschild AM señala que “observando las rentabilidades registradas en lo que va de año y teniendo en cuenta la fortaleza de la economía mundial, tiene sentido seguir bien expuestos a la renta variable”.
Oportunidades en renta variable
“El contexto económico respalda los beneficios y los activos de riesgo, pero la mayor parte del potencial alcista ya está descontado por los mercados y será difícil encontrar catalizadores claros de nuevas ganancias. Para navegar por esta transición incierta hacia la siguiente fase del ciclo favorecemos la renta variable de alta calidad, además de un sesgo positivo en la duración y materias primas para protegerse frente a los riesgos inflacionarios”, añade Vincent Mortier, director de Inversiones del Grupo Amundi.
A la hora de hablar de oportunidades concretas, Melman matiza que, dentro de los mercados de renta variable, “aunque las principales decisiones geográficas (EE.UU. frente a Europa), vendrán determinadas en gran medida por las cuestiones políticas antes mencionadas, los equipos de inversión tienen preferencia por Big Data y Healthcare, y por las pequeñas capitalizaciones europeas, que cotizan a valoraciones muy atractivas, teniendo en cuenta el entorno económico más favorable y la relajación monetaria que ya se ha iniciado”.
Por su parte, Mortier profundiza en su idea de renta variable de alta calidad: “Evitar los riesgos de concentración y enfocarse en calidad y valoración”. Y añade que las oportunidades abundan en calidad y value de EE.UU. y renta variable global. “Considerar además las small-caps europeas que podrían capitalizar la recuperación del ciclo económico y sus valoraciones son atractivas. En cuanto a sectores, nuestra posición está equilibrada entre defensivos y cíclicos en la parte baja de la horquilla. Estamos más positivos en financieros, servicios de comunicaciones, industriales y sanidad”, afirma Mortier.
Además, considera que la renta variable de mercados emergentes ofrece oportunidades interesantes y valoraciones relativamente atractivas si se comparan con EE.UU. “Favorecemos Latinoamérica y Asia, destacando a India gracias a su robusto crecimiento y trayectoria de transformación”, matiza.
Por su parte, Ronald Temple, estratega jefe de mercados de Lazard, espera ver una ampliación del repunte del mercado de renta variable impulsado por un mejor crecimiento de los beneficios fuera del sector tecnológico. “Esta ampliación no significa que los valores tecnológicos y de IA dejen de funcionar. Sin embargo, es probable que la diferencia entre los líderes tecnológicos y el resto del mercado se reduzca, o incluso se invierta, a medida que los inversores se den cuenta de que el resto del mercado se ha estancado en gran medida durante más de dos años y ahora ofrece un potencial de rentabilidad más atractivo”, argumenta.
Además añade que los mercados no estadounidenses cotizan con múltiplos de valoración mucho menos exigentes y es previsible que se beneficien de la aceleración del crecimiento mientras el estadounidense se desacelera. “Además, las empresas no estadounidenses suelen estar más expuestas a la deuda a tipo variable, lo que debería favorecerles en tanto que el BCE y otros bancos centrales relajen su política monetaria antes que la Fed, y también podrían disfrutar de una recuperación más significativa de los ingresos y beneficios a partir de los niveles actuales”, concluye.
Ashish Shah, Chief Investment Officer, Public Investing de Goldman Sachs Asset Management, estima que en los mercados de renta variable, los modelos empresariales más sólidos han demostrado la resistencia de los márgenes, con unas últimas temporadas de beneficios en Estados Unidos mejores de lo esperado. El rendimiento se ha ampliado más allá de los conocidos como los Siete Magníficos.
“La segunda mitad de 2024 puede presentar oportunidades para que los inversores amplíen sus horizontes más allá de los nombres más grandes, con las empresas estadounidenses de pequeña capitalización preparadas para repuntar, ofreciendo atractivas valoraciones absolutas y relativas. Las empresas de pequeña capitalización pueden proporcionar acceso al mayor potencial de crecimiento de los futuros líderes de mediana y gran capitalización. La certidumbre en torno a los recortes de tipos debería proporcionar vientos de cola añadidos», apunta Sha.
Respecto a Europa, añade que «la mejora de la combinación de crecimiento e inflación en Europa, combinada con una mejor dinámica de los beneficios empresariales y unas valoraciones modestas, es un buen augurio para la renta variable europea del continente”, añade Sha. En el caso del mercado de renta variable japonés, considera que sigue habiendo grandes oportunidades, donde los cambios estructurales están impulsando el buen comportamiento tras décadas de deflación».