Ferrocarriles, carreteras, aeropuertos y servicios públicos forman la columna vertebral de la sociedad moderna. En opinión de los expertos de Lazard AM, gracias a su fiable historial de beneficios, muchos inversores se han decantado por los valores de infraestructuras cotizados en busca de rendimientos e ingresos estables.
«Las infraestructuras cotizadas han ofrecido un crecimiento resistente de los beneficios y de los rendimientos de sus acciones durante gran parte de las más de dos décadas de extremos macroeconómicos y de mercado, aunque con algunos contratiempos en el camino. En este tiempo también han crecido como clase de activos hasta representar el 2% de las asignaciones de renta variable mundial», explican desde Lazard AM.
¿Por qué es el momento de las infraestructuras? Según la gestora, estos activos suelen asociarse a la estabilidad gracias a los flujos de pagos contractuales de los clientes, que se traducen en unos beneficios más previsibles. También pueden ofrecer cobertura potencial de la inflación, resistencia de los ingresos y diversificación, características muy adecuadas para el entorno macroeconómico actual.
Según detallan los expertos de la gestora, dado que el grado de protección potencial contra la inflación varía significativamente según la empresa, la selección es crucial. «Menos del 25% de las empresas de infraestructuras cotizadas pueden ofrecer potencialmente una verdadera protección contra la inflación. Dentro de ese 25%, el nivel de protección varía. Algunas tienen una transferencia explícita (directa) de la inflación y otras tienen una protección implícita contra la inflación, dependiendo de las condiciones de los contratos de servicios subyacentes», argumenta a favor.
En Lazard AM creen que las autopistas de peaje son un claro ejemplo de protección contra la inflación integrada en los beneficios. Es decir, el propietario de una concesión, cuyo contrato tiene una duración media de entre veinte y cincuenta años, cobra peajes a cambio de construir y mantener la carretera. La fórmula para calcular los peajes casi siempre ha estado explícitamente vinculada al nivel de inflación.
«Como monopolios regulados que prestan servicios esenciales, los activos de infraestructuras preferentes suelen disfrutar de perfiles de demanda muy inelásticos. Con unos márgenes de beneficios de explotación muy elevados y unos rendimientos regulados estables, los beneficios han estado relativamente protegidos frente a cualquier descenso de los ingresos derivado de las tensiones económicas. Los consumidores pueden recortar el gasto discrecional en una recesión, pero la mayoría sigue encendiendo la luz o viajando en coche, recuerdan estos expertos», añaden.
A tenor del análisis que hace la gestora, las infraestructuras cotizadas han tenido a lo largo del tiempo bajas correlaciones de rentabilidad con la mayoría de las demás clases de activos y una volatilidad inferior a la de los mercados de renta variable en general, lo que significa que pueden proporcionar diversificación dentro de una cartera de inversión en general, en una asignación de renta variable, o junto con la renta variable privada en una asignación de infraestructuras. “La historia demuestra que las infraestructuras cotizadas han desempeñado un papel importante en las carteras en los mercados bajistas, capturando sólo el 57% de las caídas en los meses negativos, mientras que obtienen el 77% de los rendimientos en los meses positivos”, remarcan. Y añaden que el menor riesgo demostrado por estos activos en los últimos 15 años se ha producido, eso sí, a expensas de una menor rentabilidad que la exhibida por la renta variable de los mercados desarrollados.
Por último, consideran que la mejor manera de aprovechar todas estas ventajas de las infraestructuras es adoptar un enfoque activo y selectivo, que combine la disciplina de valoración con criterios estrictos de selección de empresas, lo que puede añadir un valor considerable.