Aunque el foco del mercado y de los inversores está puesto en la cita de la próxima semana en EE.UU., estas no son las únicas elecciones relevantes de las que hemos sido testigo durante esta última semana. Hace tres días, los japoneses pasaban por las urnas dejando un nuevo escenario político: el Partido Liberal Democrático, de corte conservadora, perdió los comicios y con ello su mayoría en la Cámara de Representantes. Según explican los expertos, este golpe en las urnas no significa la caída del Gobierno de coalición, pero sí un motivo de incertidumbre política que se traduce en volatilidad en los mercados.
Esta situación, sumada a la divergencia de la política monetaria entre Estados Unidos y Japón, ha impulsado la volatilidad de la renta variable japonesa. “La renta variable japonesa se ha mostrado muy volátil en los últimos tres meses. Al principio, la divergencia entre las políticas monetarias de EE.UU. y Japón provocó una rápida liquidación de las operaciones de carry trade en yenes (en las que los inversores piden prestado en yenes e invierten en activos extranjeros de mayor rentabilidad) y una fuerte apreciación de la divisa. Más tarde, la incertidumbre en torno a la política interna fue el motor de la volatilidad de los mercados de renta variable, que culminó con la convocatoria de elecciones generales anticipadas el pasado domingo, 27 de octubre”, señalan los expertos de Schroders.
Empezando por esto último, el resultado de las elecciones del domingo, Kaspar Köchli y David A. Meier, economistas de Julius Baer, explican que la reprimenda al Partido Liberal Democrático (PLD) ha introducido un elemento poco común de incertidumbre en la política japonesa. “Con expectativas de políticas más agresivas en declive, el yen japonés se debilitó aún más frente al dólar estadounidense, en línea con nuestra visión fuera de consenso, mientras que es probable que el Banco de Japón (BoJ) mantenga su posición un poco más”, señalan.
Para comprender por qué el resultado de las urnas es sinónimo de volatilidad para los mercados, los economista de Julius Baer explican que con el primer ministro Ishiba comprometido a permanecer en el cargo, es probable que se forme un gobierno minoritario liderado por la actual coalición y algunos partidos de oposición (como el Partido de Innovación y el Partido Democrático para el Pueblo) cooperando de manera puntual.
“Aunque el resultado de las elecciones difícilmente provocará cambios significativos en la política fiscal y monetaria, la disminución del poder administrativo de la coalición podría presionar a favor de un mayor gasto fiscal, como lo proponen algunos partidos de la oposición. Estas propuestas incluyen pagos en efectivo para hogares de bajos ingresos, que Ishiba ya ha anunciado, y subsidios extendidos para la electricidad y el gas, según el manifiesto del Komeito. También podría considerarse una reducción del impuesto al consumo hasta que el crecimiento de los salarios reales sea más estable”, añaden.
Sin embargo, para RBC BlueBay aunque es esperable que los mercados financieros pueden estar algo inestables debido a la incertidumbre política en Japón. Desde su perspectiva, esto tendrá poca repercusión en la economía ni en el Banco de Japón (BoJ). “Los primeros indicios sugieren que la próxima ronda de aumentos salariales de primavera, conocida como Shunto, podría superar nuevamente el 5%, en un contexto de alta rentabilidad corporativa y escasez continua de mano de obra”, señalan desde la firma. Desde este punto de vista, RBC BlueBay sigue viendo al BoJ en camino de aumentar las tasas de interés en enero o diciembre. De hecho, considera que esta última opción podría estar ganando fuerza con el yen bajo cierta presión en los últimos días.
Japón en una encrucijada política
Según recuerdan desde Janus Henderson, los mercados de capitales reaccionaron desfavorablemente a las políticas aplicadas por el PDJ entre 2009 y 2012. “Por ello, la perspectiva de que los partidos de la oposición, como el CDPJ, lleguen al poder ha suscitado preocupación por la posible aversión del mercado al riesgo. Por el contrario, si el PLD sigue al frente, el mercado de capitales podría centrarse gradualmente en la identificación de activos infravalorados y en el reconocimiento de los sólidos resultados empresariales”, explica Junichi Inoue, responsable de renta variable japonesa de Janus Henderson.
En opinión de Inoue, a medida que Japón se enfrenta a la inestabilidad política, se hace cada vez más evidente la necesidad de una respuesta estratégica, en particular una que aborde las preocupaciones de los grupos con rentas más bajas. “El país se encuentra ahora en una encrucijada, contemplando tres posibles caminos a seguir: formar un gobierno de coalición con un partido de la oposición, navegar por las complejidades de un gobierno en minoría, o ver al Partido Democrático Constitucional de Japón (PDCJ) encabezar una coalición con otras entidades de la oposición. Dadas las importantes discrepancias políticas entre estos partidos de la oposición, la probabilidad de una oposición unificada parece escasa”, destaca,
Según su análisis, la decisión sobre el nuevo marco de gobierno se espera para dentro de un mes, en medio de la inestabilidad de los mercados. “Desde agosto, las tendencias del mercado han sido impredecibles, y se espera que esta tendencia persista hasta que se establezca un gobierno estable”, advierte la experta.
El BoJ y su política monetaria
A la hora de analizar la política monetaria del Banco de Japón (BoJ), las firmas de inversión coinciden en que el aumento gradual de las tasas de interés en un contexto de inflación creciente se mantendrá en gran medida sin cambios. “Aunque la incertidumbre política puede influir en el momento de los aumentos de las tasas, el BoJ puede permitirse esperar, dado el bajo riesgo de que la inflación se dispare. Esperamos que el BoJ mantenga las tasas esta semana y que el gobernador evite dar señales fuertes sobre un aumento en diciembre, ya que esperamos el próximo aumento solo en marzo”, reconocen los economistas de Julius Baer.
En opinión de Lazard Frères Gestion, las condiciones son favorables para que el Banco de Japón siga normalizando su política monetaria, reforzando su confianza en que la deflación ha terminado: “En Japón, el PIB crece a un ritmo moderado, pero lo hace frente a una población que disminuye un 0,5% al año. Esto significa que el PIB per cápita sigue creciendo a buen ritmo. La confianza empresarial entre las empresas más expuestas a la economía nacional también es boyante. Los salarios suben al ritmo más rápido de los últimos treinta años, lo que no ha impedido que los beneficios empresariales aumenten considerablemente. La inflación ha vuelto a terreno positivo”, sostienen acerca de su visión sobre el país.
Ahora bien, Köchli y Meier, de Julius Baer, ponen el foco en que la disminución adicional en las expectativas de políticas agresivas debilitó aún más al yen, después de que ya había experimentado una caída hace solo unas semanas con el retroceso del primer ministro Ishiba en sus comentarios sobre la preferencia por un ajuste del BoJ. “Esto ocurre en un contexto de fortalecimiento del yen debido al reciente desmantelamiento de operaciones de carry trade. Hemos sido escépticos ante esta fortaleza debido a la divergencia duradera en la política monetaria y consideramos que nuestra previsión fuera de consenso se ha confirmado, siendo la política solo uno de los componentes, aunque el menos importante. Mantenemos nuestro objetivo a 12 meses para el USD/JPY en 160”, sostienen.
En este sentido, Gilles Moëc, economista jefe, y Chris Iggo, CIO Core Investment Managers, en AXA IM, destacan que los mercados prevén que el BoJ suba otros 25 puntos básicos más o menos durante el próximo año. “Los tipos de interés en EE.UU. seguirán siendo bastante más de 300 puntos básicos más altos que en Japón el próximo verano, sobre la base de los actuales precios a plazo del mercado. En términos reales, los tipos estadounidenses a corto plazo seguirán en torno al 1%, mientras que los tipos japoneses a corto plazo seguirán siendo negativos aproximadamente en la misma proporción”, concluyen sobre la divergencia de ambas instituciones monetarias.