Aunque el auge de China como motor de la economía mundial ha generado mucha atención durante los últimos años, no se puede soslayar el imponente peso del consumo estadounidense. De hecho, un examen más detenido de las estadísticas revela que, en términos absolutos, el consumo estadounidense sigue siendo, con diferencia, el componente más importante del crecimiento económico mundial.
El gráfico 1 elaborado por Fidelity muestra que, sobre la base de los tipos de cambio de mercado, la economía estadounidense representa casi una cuarta parte de la producción mundial, todavía muy por delante del 16% de China. Además, dentro de la economía estadounidense el componente de la demanda más importante con diferencia es el consumo privado, que representó un considerable 68% del PIB estadounidense en 2015, cifra que también es superior a la de la mayor parte de economías desarrolladas punteras, como el Reino Unido (65%), Alemania (55%) y Japón (59%).
Una consecuencia reseñable de este hecho, dice la gestora en uno de sus últimos informes de mercado es que el componente del consumo del PIB estadounidense tiene él solo más peso en el PIB mundial (16,8%) que el conjunto de la economía china (15,6%) en estos momentos.
Los gestores de la firma explican por qué una poderosa conjunción de factores —bajas tasas de paro, energía barata, dólar fuerte y primeras señales de crecimiento salarial— podría hacer que el consumo estadounidense sorprendiera gratamente en 2016.
“Una sorpresa positiva del consumo estadounidense sería favorable para el crecimiento económico del país, y para su bolsa en general y sus valores de consumo discrecional en particular. Sin embargo, que un sector tenga buenas perspectivas no significa necesariamente que ofrezca oportunidades de inversión, especialmente si el sector lleva algún tiempo comportándose mejor que el mercado. Por lo tanto ser selectivos es clave, como también lo es analizar en profundidad todo el abanico de variables fundamentales, por ejemplo la posible sensibilidad a factores macroeconómicos generales tales como las perspectivas del consumo”, dice la gestora.
Para Ángel Agudo, gestor de fondos de renta variable estadounidense, el consumo de los hogares seguirá siendo la locomotora de la economía estadounidense, respaldado por la recuperación continua de la vivienda, la baja tasa de paro y los combustibles baratos. “Indudablemente, si todos estos factores se mantienen iguales, que el consumo dé muestras de fortaleza es positivo para los valores estadounidenses de este sector, pero es vital ser selectivos. De hecho, actualmente estoy infraponderado en el sector del consumo estadounidense debido a mi enfoque particular, que está muy centrado en los valores individuales”, explica.
1. Mejora sostenida del mercado laboral
Generalmente, el factor único más importante para la demanda de consumo privado en cualquier lugar es la situación del mercado laboral. El gráfico de Fidelity que figura debajo muestra que el mercado laboral estadounidense se ha recuperado y reforzado sustancialmente desde la crisis financiera, gracias a la creación de 13,7 millones de empleos en el sector privado y a la reducción de la tasa de paro a la mitad, desde el 10,0% de octubre de 2009 hasta el 5,0% de marzo de 2016.
La persistencia del desempleo de larga duración también preocupa, ya que alrededor del 28% de los parados ha estado en esa situación durante más de 6 meses, según cifras de marzo de 2016. Sin embargo, aunque la tasa de paro de larga duración sigue estando por encima de la media de los últimos 50 años, situada en el 17%, el nivel actual del 28% marca una mejoría considerable frente al 45% registrado a finales de 2010, y se siguen produciendo avances, como un descenso de 3,3 puntos porcentuales desde 20152.
2. Crecimiento incipiente de los salarios
Un rasgo destacado de la recuperación económica de EE.UU. ha sido la relativa ausencia de crecimiento real de los salarios comparado con periodos análogos en el pasado. A finales de 2008, el salario medio real de EE.UU. era de 10,38 dólares por hora; a finales de 2015, había aumentado hasta 10,61 dólares, un incremento de tan solo el 2,2% durante ocho años.
Se han sugerido varios factores para explicar la congelación del crecimiento de los salarios en EE.UU. en el periodo de la recuperación. Sin embargo, actualmente cada vez se observan más señales de que el crecimiento salarial por fin está despertando. De hecho, el salario medio nominal por hora aumentó un 2,3% de media en los primeros tres meses de 2016, en lo que ha supuesto el arranque de año más vigoroso en el periodo posterior a la crisis.
3. La solidez del mercado de la vivienda
A pesar de arrancar comparativamente tarde, la recuperación del mercado de la vivienda ha sido un pilar clave de la recuperación económica estadounidense desde 2012, periodo en el que índice Case-Shiller de precios nacionales de la vivienda ha subido en torno a un 30%. Los expertos de Fidelity estiman que esta circunstancia beneficia directamente a la economía estadounidense, ya que la actividad de construcción remonta, pero también indirectamente, ya que el encarecimiento de la vivienda generalmente lleva aparejado un efecto riqueza y un aumento de las segundas hipotecas que suele impulsar el consumo privado.
Las perspectivas del mercado de la vivienda de EE.UU. siguen siendo favorables por la mejora del mercado laboral, las ventajosas condiciones de financiación y el aceptable nivel de asequibilidad. En lo que respecta a la financiación, los tipos de las hipotecas residenciales suelen guardar una correlación estrecha con los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU. a diez años, que han seguido cayendo desde que la Reserva Federal estadounidense subió tipos en diciembre de 2015.
Un aspecto importante es que, una vez descontados los bajos tipos hipotecarios, la vivienda estadounidense sigue siendo asequible, como se muestra en el gráfico 4, lo que significa que esta área tiene recorrido todavía y eso estimulará el consumo.
4. El bajo precio de la gasolina y otros combustibles
Aunque el hundimiento de los precios internacionales del petróleo ha dado una de cal y otra de arena a la economía estadounidense en su conjunto y a los mercados financieros, el impacto en el consumo estadounidense ha sido inequívocamente más positivo debido al fuerte abaratamiento de la gasolina y otros combustibles. Según la US Energy Administration (AIE), el precio medio de venta al público de la gasolina en EE.UU. en marzo de 2016 era de 1,79 dólares por galón, es decir, un 27% inferior al del mismo periodo de 2015 y un 50% inferior al del mismo periodo de 20143.
No cabe duda de que el abaratamiento de la energía está reforzando el poder adquisitivo de los consumidores estadounidenses y debería seguir haciéndolo a corto plazo, a la vista de las escasas probabilidades de que los precios del petróleo reboten con fuerza.
5. La fortaleza del dólar
Un rasgo destacable de la economía estadounidense durante los últimos años ha sido el periodo prolongado de fortaleza de su divisa. Ponderado por intercambios comerciales, el dólar estadounidense ha registrado una sustancial revalorización del 25% desde 2013. Este hecho ha sido positivo en lo que respecta al poder adquisitivo de los estadounidenses, ya que ha abaratado el precio de los bienes y servicios importados en dólares.