Es un hecho que los mercados emergentes no están actualmente de moda, entre otras razones porque la situación macroeconómica no acompaña y parecen atrapados en un círculo vicioso de problemas como el bajo precio del petróleo –que afecta a unos y beneficia a otros-, el impacto de una China en desaceleración o un escenario de tipos al alza en Estados Unidos. Pero a Glen Finegan, responsable de renta variable emergente de Henderson Global Investors desde hace algo más de un año -fichaje con el que la gestora trata de dar un impulso a sus capacidades en este activo-, no le preocupan estos problemas y los ve como una oportunidad para invertir en empresas de calidad a buenos precios, según explica en una entrevista con Funds Society en Londres.
El experto, anteriormente gestor de emergentes en First State, donde su fondo cerró por exceso de capacidad, está ahora al frente de un patrimonio menor (unos 500 millones de euros) pero con la idea de hacerlo crecer con fuerza. Eso sí, manteniendo la convicción de que estos mercados ofrecen grandes oportunidades, desde una base demográfica: “La mayor cantidad de gente del planeta vive en estos países y tiene que haber compañías que se beneficien de ello a largo plazo”.
Pero, más allá de la oportunidad, es muy consciente de los riesgos, sobre todo del legal: “La gente habla de la macro pero el principal riesgo en emergentes es el legal. Muchas empresas son controladas por familias, gobiernos o son subsidiarias de multinacionales… y ser un accionista minoritario no es fácil. La única forma de invertir es con una perspectiva bottom-up, eligiendo compañías que estén alineadas con los accionistas minoritarios”, dice, explicando que su gestión trata de evitar las pérdidas. Siempre, con una perspectiva conservadora, de convicción y de largo plazo.
Tres señales de calidad
Así, pues, solo queda ser stock pickers para tener éxito en estos mercados, es decir, ignorar el índice. Finegan busca empresas de alta calidad desde tres puntos de vista: la gestión y los accionistas que controlan la compañía; las franquicias y los aspectos financieros. En primer lugar, busca entender quién controla las compañías, quiénes son sus dueños y el alineamiento con los accionistas minoritarios a lo largo del tiempo. El gestor busca también conocer los riesgos no financieros (sociales, medioambientales, fiscales, etc) en los que puede incurrir la compañía, de forma que el análisis ESG está de alguna forma incluido en el proceso de análisis. “Evitamos firmas que puedan haberse visto inmersas en escándalos así, porque el mercado suele infraestimar cómo los riesgos no financieros se convierten a menudo en pérdidas financieras”, explica, tratando de evitar los cisnes negros en emergentes.
En segundo lugar, se fija en las franquicias y busca creadores de precios más que “tomadores de precios” –porque en estos mercados la inflación es alta y es clave que el negocio tenga ese poder-, compañías que operan en negocios con fuertes barreras de entrada, que muestren resistencia a caídas previas… “Pasamos más tiempo mirando el pasado de las compañías que tratando de predecir el futuro”, dice, y pone como ejemplos compañías con propiedad intelectual, buenas marcas… “Buscamos la nueva Apple”.
En tercer lugar, se fija en los aspectos financieros y busca compañías con una actitud conservadora hacia la deuda, que no se endeuden para financiar su expansión (sino que la financien con sus flujos de caja) y con deuda en la misma divisa en la que operan, primando los flujos de caja sobre los beneficios. Esa búsqueda le lleva en ocasiones a tener un sesgo hacia el sector de consumo básico en su fondo de emergentes, donde ve más oportunidades.
Oportunidades en Chile y Brasil
El fondo, que invierte en unas 60 firmas seleccionadas de una lista de unas 300, busca empresas de calidad pero a precios razonables, lo que impide ahora a Finegan, por ejemplo, invertir con fuerza en firmas de consumo de la India, cuyo riesgo procede de sus altas valoraciones. Ahora, donde encuentra oportunidades a precios más atractivos es en mercados como Brasil o Chile. “En Brasil encontramos un buen número de buenas compañías, de capital privado, y que cotizan muy baratas por los problemas que afronta el país”, dice, como Mahle. “2016 va a ser el mejor año en Brasil”. En Chile, habla de negocios en manos de familias o de otro tipo que también presentan un gran atractivo, como Quiñenco, Andina o Antofagasta. Sin embargo, de momento no invierte en Argentina, aunque reconoce que el nuevo ciclo que empieza el país es positivo.
Pero, en general, está encontrando más oportunidades en regiones como Europa del Este (sin Rusia), Sudáfrica o Latinoamérica que en otros lugares como China o India; en países que no tienen compañías de consumo caras y cuentan con regímenes democráticos, grandes poblaciones, clases medias y muchas buenas compañías. Y esas oportunidades se plasman también en el fondo de acciones latinoamericanas de la gestora – HGF Latin American Fund-, ahora muy posicionado en Brasil y Chile. “No creo en una recuperación brusca de los precios de las materias primas ni en que resurja el crecimiento en China… hemos de encontrar otro tipo de crecimiento en países como Brasil o Chile”, añade.
También le gustan grandes multinacionales expuestas a mercados emergentes como Unilever, Colgate, Heineken o Citibank.
¿Vuelta del apetito por los emergentes?
Siempre, desde una perspectiva de largo plazo, que hace más atractiva esta clase de activo: “Los inversores institucionales miran a la renta variable emergente como oportunidad de largo plazo para asignar parte de sus carteras, ven la crisis como una oportunidad”, dice. El gestor cree que, simplemente, el punto de inflexión para que estos mercados vuelvan a gozar del favor de los inversores es que dejen de empeorar, que el PIB deje de contraerse, que el ciclo político mejore…
Su equipo está basado en Edimburgo.