El mercado está demasiado volcado en las cosas que pueden ir mal, como la posibilidad de una desaceleración económica, el impacto negativo de un petróleo muy bajo en las firmas energéticas, el Brexit, las subidas de tipos en Estados Unidos… Pero la perspectiva de Joel Rubenstein, Senior Portfolio Manager del fondo New Capital US Growth, y Donald Klotter, Client Portfolio Manager, se centra más en lo que puede ir bien en los mercados… y, a parte de tener una visión macroeconómica moderadamente optimista en EE.UU., encuentran los mejores motivos para ser positivos en las oportunidades que ofrecen algunas de las compañías que analizan, capaces de crecer y de ganar cuota de mercado en un entorno de modesto crecimiento.
Porque el foco de estos dos expertos de la gestora New Capital –marca de EFG Asset Management, el brazo de inversión del grupo de banca privada global EFG International- son las empresas estadounidenses de mayor calidad, que ofrecen un potencial de crecimiento superior y con modelos de negocio escalables y más rentables; y con esa perspectiva construyen la cartera de su fondo, que invierte en acciones de unas 70 compañías estadounidense con un sesgo puramente growth.
Porque este estilo tiene un gran potencial de ser más rentable que otro tipo de inversiones (como el value) en los próximos años, según defendieron Rubenstein y Klotter en una entrevista con Funds Society recientemente en Madrid. “Es cierto que de 2000 a 2007 el value batió al growth y desde 2007 hasta ahora ha sido al contrario, pero no fue hasta 2013 cuando el estilo de crecimiento -y sectores como el consumo discrecional o la tecnología- realmente empezó a tomar el liderazgo, de forma que aún estamos en una fase temprana del ciclo en el que el estilo growth bate a otros”, explica Klotter.
Y no solo eso: también ofrece valoraciones más atractivas que el value. Así, el experto responde a la “acusación” de que el activo está caro con dos ideas: “En primer lugar, en la cartera invertimos solo en 70 nombres, de forma que nos concentramos en aquellos con mejores valoraciones de acuerdo con nuestras estimaciones; y en segundo término, actualmente los sectores growth, como el de tecnología, telecomunicaciones o salud, cotizan a un PER más bajo comparado con la media de 15 años que otros sectores más value, como energía, utilities o consumo básico, más caros”.
El experto explica que, en un escenario de bajos tipos de interés y volatilidad, los inversores buscan rentas y nombres que ofrezcan dividendos, aunque no crezcan, lo que ha encarecido estos activos más value. “Son las inversiones más populares, pero esa parte de mercado es cara y tiene mayor riesgo”, añade Rubenstein.
Así, es la combinación de la búsqueda de compañías capaces de crecer y ganar cuota de mercado en un entorno de bajo crecimiento en EE.UU., y las atractivas valoraciones, lo que explica sus fuertes posiciones en sectores como la tecnología o el consumo discrecional, sobreponderados en su cartera; o en compañías archiconocidas como Alphabet, Facebook, Amazon.com, VISA, Northrop Grumman, Priceline o Nike (todas en su top 10), complementadas con empresas emergentes en temáticas atractivas como Under Armour o Lululmon.
En general, y pese a los recientes rallies en la bolsa estadounidense, los expertos confían en que el ciclo alcista tienen aún varios años por delante: si la duración de los ciclos bursátiles suele ser de unos 16-18 años, consideran que el verdadero ciclo alcista en el activo comenzó en 2013, por lo que aún hay mucho recorrido por delante.
La macro también apoya
Aunque se trata de inversores puramente bottom-up y activos (el active share en el fondo es superior al 60%), los expertos creen que la macro también apoya a las bolsas. Hablan de un crecimiento económico sostenible en el país, en un entorno de subidas de tipos que responden a esa situación positiva y que debería apoyar los precios de las acciones, como ha ocurrido históricamente, “especialmente cuando los ciclos de subidas de tipos parten de bases muy bajas”.
Los expertos hablan de una o dos subidas más de tasas este año, aunque no muestran preocupación por ello, también porque las compañías en las que invierten, según indica Rubenstein, tienen poca deuda y se verán poco impactadas.
Tampoco están preocupados por el impacto que las potenciales quiebras en las firmas energéticas, debido al bajo precio del petróleo, pueda tener en otros sectores, ni por el horizonte político del país, ante las elecciones de otoño. Rubenstein apunta a que podría haber reformas fiscales para impulsar la economía tras las elecciones, algo positivo, y apunta a un posible aumento en el gasto en sectores como el de defensa tanto si gana el candidato demócrata como el republicano. También apunta que el sector farmacéutico podría verse afectado de manera distinta dependiendo de quién sea el futuro presidente.