Hemos llegado a mayo con los mercados de renta variable estadounidenses cotizando en máximos históricos, o cerca de esos niveles, y los europeos repuntando con fuerza. En un nuevo escenario, marcado por la pandemia del COVID-19, los planes de vacunación masivos y la esperanza de la reapertura total de las economía a corto plazo, las gestoras se plantean si el viejo dicho “sell in May and go away” es válido para este 2021.
Esta idea supone que los meses de verano traen consigo una actividad apática y una rentabilidad baja o negativa, ya que los inversores se marchan de vacaciones. En los últimos 20 años, la rentabilidad media del Eurostoxx 50 es negativa en los meses de mayo, junio, agosto y septiembre. Esto sugiere que la simple estrategia de vender antes del verano y volver a comprar después tiene un valor esperado positivo. Sin embargo, si miramos un poco más recientemente, el panorama cambia un poco. “En los últimos 10 años, sólo mayo, junio y agosto tienen rendimientos medios negativos, y en los últimos cinco años, sólo mayo y agosto. De hecho, en los últimos cinco años, julio es el segundo mes con mayor rentabilidad media del calendario. El verano es, de hecho, un arma de doble filo, ya que si bien las vacaciones de los inversores pueden hacer pensar en unos rendimientos débiles, también pueden hacer pensar en la falta de liquidez y, por tanto, en unos movimientos del mercado excesivos para una determinada cantidad de actividad de negociación bursátil”, explica James Athey, director de inversiones de Aberdeen Standard Investments.
Según la valoración de Athey, si los mercados se encuentran en un momento alcista, no invertir durante los periodos de falta de liquidez podría suponer una pérdida de beneficios significativa. “El paradigma de inversión predominante es el del miedo a perderse algo, no el de la precaución. Con la expectativa de que Europa se vacíe y se abra en los próximos meses, sospecho que el miedo a perderse algo anulará la verdad de la antigua sabiduría del mercado de vender en mayo y marcharse”, añade.
En opinión de François Rimeu, estratega senior de La Française AM, el apoyo monetario, fiscal y el momentum en los beneficios empresariales es muy positivo, aunque considera que las valoraciones están “en el extremo más alto de su rango”. Esto le hace pensar que una correción en los mercados de renta variable en mayo no es descartable. “Los mercados tienen que tomarse un respiro de vez en cuando. Pero mientras continúe el apoyo monetario y fiscal, hay fuerzas más poderosas que un viejo refrán. De hecho, aunque el refrán se ha cumplido en el pasado, en 2020 se demostró que estaba equivocado”, apunta. Para Rimeu, las inversiones en renta variable no son muy elevadas desde un punto de vista histórico y, aunque los flujos de renta variable han sido positivos en los últimos 6-9 meses, “todavía no han compensado los flujos negativos que vimos durante la crisis del COVID-19”.
En este sentido, hay que tener en cuenta que todavía estamos en medio de un mercado alcista, aupado por el inicio de la recuperación económica tras la crisis sanitaria. “Con la recuperación económica en curso y un banco central expansivo, un mercado bajista es actualmente improbable. Dado que la vacunación avanza y que un número cada vez mayor de economías suavizará sus restricciones frente al COVID-19 en los próximos meses, también esperamos que el consumo privado sea sólido y que aumenten los viajes y las actividades de ocio, sobre todo en el segundo semestre de este año. Los bancos centrales intentarán seguir siendo expansivos durante todo el tiempo que puedan, lo que constituye una buena base para un mercado alcista más duradero. Por lo tanto, cada retroceso o consolidación sería una oportunidad para aumentar la exposición a la renta variable y participar en el potencial del mercado”, afirma Alexander Dominicus, gestor de los fondos MainFirst Top European Ideas & MainFirst Germany en Mainfirst.
Según José María Pérez, director de asesoramiento de Portocolom AV, lo que podría dar pie este mes es una mayor volatilidad y un movimiento de los mercados más dubitativo. “Habrá que estar muy atentos a lo que anticipan los mercados de renta fija, ya que tras el repunte de rentabilidades que vimos en los primeros meses del año, y su estabilización posterior, no hay que descartar nuevos repuntes. Algo que podría generar dudas en los inversores de renta variable o al menos una rotación sectorial. Es cierto que los mercados se han apoyado en la importante entrada de flujos gracias a los estímulos de políticas monetarias y políticas fiscales y más recientemente en las expectativas de una vuelta a la normalidad por los avances en el proceso de vacunación a nivel global, pero creemos que existen otros riesgos (posibles medidas de subidas de impuestos, tensiones geopolíticas, cambios en políticas monetarias, etc), y que más tarde o más temprano habrá un repunte en volatilidad con el consiguiente ajuste en los niveles de renta variable, aunque a largo plazo seríamos positivos. En resumen, quizás no sea un go away pero sí un stand by lo que podríamos ver en los meses venideros”.
Benjamin Melman, Global CIO en Edmond de Rothschild Asset Management, también espera una mayor volatilidad: “El riesgo de que vuelva la volatilidad es mayor de lo habitual. El posicionamiento en la renta variable es fuerte y cualquier imprevisto puede tener un impacto más fuerte de lo normal y, a nivel global, hay un riesgo de escalada de los temores a la inflación que podría afectar no sólo a los mercados de renta fija sino también a los principales. Si la reflación es buena para la economía y los mercados, un exceso de presiones reflacionarias, concretamente en EE.UU., no augura nada bueno para los mercados impulsados por la liquidez. El riesgo de colisión de estos dos factores altamente alcistas ha aumentado considerablemente”.
El reto de los bancos centrales
Las gestoras reconocen que gran parte del impulso del mercado radica en el papel que están jugando las políticas monetarias de los bancos centrales. Ante lo cual, Athey advierte: “”Si las economías continúan en esta senda de recuperación, parece inevitable que las políticas de dinero fácil tengan que retroceder. Las ganancias fáciles se han conseguido y la siguiente etapa es más difícil. Los bancos centrales tienen un trabajo muy complicado para gestionar esta transición, dado que los mercados se han vuelto adictos una vez más. Desconectar al paciente de la droga del dinero barato no será fácil. En este entorno, es probable que los mercados de renta renta variable sigan en ascenso, pero la fragilidad de la subida aumenta con las valoraciones existentes. Por lo tanto, no se sorprenda de que se produzcan algunas caídas significativas en el camino”.