La gestora francesa Amundi puede presumir de haber encadenado un crecimiento estable a lo largo de los últimos ocho años y, en el último de ellos, impulsado sus activos gracias a la adquisición de Pioneer Investments, que ha llevado su patrimonio a los 1,4 billones de euros, convirtiéndose en la mayor gestora en Europa y situándose dentro del top 10 del mundo.
Un tamaño que resulta cada vez más importante en un mundo cambiante, marcado por factores como una mayor regulación: “Somos conscientes de MiFID II y las implicaciones y cambios que supondrá para clientes y gestoras”, decía Christian Pellis, director global de Distribución de Amundi, en el evento anual celebrado por la gestora recientemente en Madrid, conocido como “La Noche Amundi”. Y un mundo marcado también por una mayor presión en los márgenes para todos, tanto para la banca como para las gestoras; por la digitalización de la industria y la entrada de nuevos jugadores en el mercado, lo que a su vez conduce a presionar los márgenes y obliga a una mayor transparencia, llevando a las entidades a “repensar” sus modelos; y por una comoditización de la industria: “Hay 4.000 gestoras en Europa, y 35.000 fondos registrados en Luxemburgo y comercializados en el continente”, recuerda el experto, que habla de un entorno inevitable de mayor consolidación, tanto entre entidades como en las gamas de producto.
En España Amundi está presente desde 1985 y la idea es seguir ayudando a sus clientes a buscar inversiones como alternativa a la liquidez, que satisfagan las necesidades de rentas, de preservación de capital o de retornos no correlacionados, explica.
Entorno más complejo
Y todo, en un entorno de mercado que en los últimos días ha mostrado que puede ser más complejo de lo que ha sido en los últimos meses. Así, si el año pasado mostró un escenario muy positivo de vuelta al crecimiento (con sorpresas en Japón, con Rusia y Brasil saliendo de la recesión, con buenos datos macro en EE.UU. y Europa, complacencia con el Brexit y, al mismo tiempo, baja volatilidad, tipos e inflación), a lo largo de este año “podemos ser optimistas sobre el crecimiento, que gana tracción en todas partes”, defiende Philippe Ithurbide, director global de Análisis y Estrategia en la gestora, pero con una diferencia fundamental con respecto a 2017, y es que la idea de que los tipos bajos durarán para siempre se ha acabado: “La desinflación ha terminado, no esperamos grandes subidas en la inflación pero sí subirá y será un gran reto, con diferentes panoramas en EE.UU. y Europa. Los bancos centrales están cambiando sus ideas: de 2007 a 2017 han sido amigos de los mercados pero nunca son amigos para siempre, porque sus misiones son otras”, explica. Para el experto, no es un cambio dramático sino natural pues, en la medida en que el crecimiento va ganando peso, los bancos centrales se van adaptando al contexto económico.
Según su visión, la inflación aún no será un problema para las economías porque no está fuera de control y porque solo espera ligeras subidas, desde niveles que aún son muy bajos en EE.UU. y Europa. Pero sí advierte de la volatilidad que puede surgir como consecuencia de las expectativas sobre política monetaria, no tanto por la inflación en sí sino por las expectativas sobre la misma.
Crecimiento sincronizado y con más motores
Un contexto de crecimiento que seguirá sincronizado este año, al igual que el pasado, pero donde lo más importante es que, al consumo y al apoyo fiscal como fuentes de crecimiento, se añaden elementos de apoyo al mismo, como el impulso del comercio global y de las inversiones: “Un mayor motor de crecimiento será el comercio global… con todo esto, es difícil no ser optimista con respecto al crecimiento”, dice Ithurbide, consciente no obstante de los riesgos para la renta fija al otro lado de la balanza. En este entorno, recuerda también que los mercados emergentes son menos vulnerables que nunca, y eso constituye un factor muy positivo, que ayuda en su visión.
A pesar de todo, advierte, no hemos dejado atrás un escenario de estagnación secular: “Cuando hay crecimiento tendemos a olvidar la historia, lo que ha pasado en los últimos años… aún existen factores de riesgo, pero hay que separar las economías avanzadas y emergentes. La estagnación secular es una más historia sobre todo para los países desarrollados, con algunas excepciones: cuentan con una demografía muy negativa y ese riesgo podría reaparecer”, asegura.
Además, habla también sobre otro problema que no ha desaparecido, el de la deuda: “Aún está creciendo, lo que ocurre es que, en relación con el PIB la ratio disminuye, debido al mejor crecimiento. Pero aún es un problema a revolver: los países han de desapalancarse”, dice.
Próximos riesgos
Sobre próximos riesgos en los mercados, menciona cambios o malentendidos en las medidas de política monetaria; valoraciones excesivas; mayor proteccionismo y autocentrismo; eliminación de regulaciones financieras; y factores geopolíticos.