El proceso de impeachment superado recientemente por el presidente de Perú, Pablo Kuczynski, ha dejado un escenario de incertidumbre política, pero la gestión macro económica del país suele mantenerse sólida y estable a pesar de que la política peruana es a menudo disfuncional, considera Irina Topa-Serry, del equipo de Research and Investment Strategy de AXA Investment Management.
“El peor escenario para el caso de inversión de Perú sería una convocatoria de elecciones anticipadas, pero esto parece altamente improbable”, señala en informe, añadiendo que los dos vicepresidentes del país han declarado que asumirían las tareas de gobierno hasta el final del mandato presidencial en 2021, alejando así la posibilidad de nuevos comicios.
De todos modos, la analista señala que “la gestión macroeconómica de Perú suele ser sólida y estable mientras que la política ha sido a menudo disfuncional. Esto ha hecho que el país sea bastante inmune a la volatilidad política y el ruido, logrando avances en su calificación crediticia”.
Las políticas y reformas macroeconómicas de las últimas dos décadas supusieron una reducción significativa del desempleo y pobreza, en un contexto de fuerte crecimiento (superior al 5% en promedio desde 2000), transformando a Perú en una de las economías estelares de América Latina, destaca AXA.
“El gobierno actual ha realizado pasos adicionales hacia la modernización de la economía y el potencial aumento del crecimiento: reforma fiscal (destinada a aumentar recaudación mediante el fortalecimiento de la administración tributaria), reforma de la infraestructura (mejorando el marco para inversión pública y asociaciones públicas y privadas), reformas educativas y anticorrupción”, señalan los analistas de AXA.
Factores externos adversos (precios más bajos de las materias primas) y desafíos internos (el caso de corrupción de Odebrecht, inundaciones, la falta de mayoría del gobierno en el Congreso), sin embargo, pesaron en el corto plazo perspectivas económicas. El crecimiento ha oscilado por debajo del 2.5% desde el comienzo de 2017.
“Se estima que el caso Odebrecht y la parada repentina de todos los proyectos de construcción relacionados con la empresa, deberían costar unos 0,3 puntos porcentuales de crecimiento del PIB en 2017”, señala AXA.
Después de las devastadoras inundaciones provocadas por el fenómeno el niño, el gobierno peruano lanzó un gran plan de estímulo fiscal para abordar necesidades de reconstrucción que deberían alimentar el crecimiento en 2018, siempre que los costos involucrados se mantengan bajo control.
AXA IM concluye que la incertidumbre del pasado año provocó una liquidación de las acciones y la depreciación de la moneda local, mientras que para la tasa fija, las reacciones fueron más moderadas, por ello, “el buen historial económico de Perú nos ofrece confianza y esos episodios deberían constituir buenas oportunidades de compra para los inversores”.