La economía estadounidense vuelve a gozar de buena salud y parece encaminada a registrar un sólido crecimiento en 2022, lo que debería ser una noticia alentadora para los mercados financieros del país. Sin embargo, según el economista de Capital Group Darrell Spence, los inversores tienen motivos para expresar su incertidumbre con respecto al próximo año.
«En el estado actual en el que se encuentra la pandemia, podemos determinar que la economía ya no está en peligro», señala Spence. «Sin embargo, el COVID y la respuesta que le han dado los distintos países han creado una serie de desajustes en las cadenas de suministro, los mercados laborales, los diferentes sectores, e incluso la política».
En su opinión, el crecimiento de la economía estadounidense seguirá siendo sólido en 2022, pero comenzará a ralentizarse hasta situarse en un rango de entre el 2,5% y el 3%, a medida que la economía se enfrenta a la reducción de las medidas de estímulo y a las presiones inflacionistas. Aunque es posible que hayamos dejado atrás los confinamientos masivos, las nuevas variantes del COVID, entre las que se incluye la variante ómicron, y otras posibles sorpresas podrían frenar el crecimiento.
«Todo está volviendo a la normalidad, pero nunca antes nos habíamos enfrentado a algo así. Es importante ser conscientes de que aún hay cosas que no sabemos», señala Spence.
¿Superará la economía estadounidense las presiones inflacionistas?
Ni los inversores ni la Reserva Federal han tenido que enfrentarse a un nivel elevado de inflación en los últimos treinta años. Pero eso cambió el verano pasado.
«Cuando la demanda inducida por las medidas de estímulo se enfrentó a las restricciones de la oferta provocadas por el COVID se generaron desajustes en la economía», afirma Spence, «lo que se tradujo rápidamente en aumento de los precios en aquellos casos en los que se registraron cuellos de botella».
Spence piensa que la inflación va a mantenerse en niveles elevados a lo largo de 2022. «No creo que estos cambios transformen de forma fundamental la capacidad productiva de la economía, así que espero que la inflación acabe moderándose. Pero puede que el equilibrio entre la oferta y la demanda tarde más en llegar de lo que prevé la Reserva Federal».
La renta fija y la renta variable han obtenido buenos resultados en periodos inflacionistas
Fuente: Capital Group, Bloomberg Index Services Ltd., Morningstar, Standard & Poor’s. Información a 31 octubre 2021. La rentabilidad se refiere a la rentabilidad real ajustada por inflación.
Aquellos inversores a los que les preocupe el impacto destructivo de la inflación sobre sus carteras de inversión deberían tener que cuenta que los mercados de renta fija y variable han ofrecido buenos resultados incluso en periodos en los que se ha registrado una inflación aún más elevada que la actual. Suele ser en los extremos (cuando la inflación es superior al 6% o negativa) cuando los activos financieros tienden a resentirse.
Y lo que es más: un cierto nivel de inflación puede llegar a ser favorable para aquellas compañías, como los bancos o las empresas relacionadas con las materias primas, que han tenido dificultades en los entornos previos de baja inflación y bajos tipos de interés.
Las valoraciones de la renta variable son elevadas, así que la selección de títulos resulta crucial
Los bienes de consumo no son lo único que está caro. Gracias a los reducidos tipos de interés, la orientación expansiva de las políticas de los bancos centrales y la reapertura de las economías, la mayoría de las clases de activos de renta fija y variable han visto aumentado su precio.
En términos generales, los mercados de renta variable estadounidense se han mostrado sólidos tras la pandemia, gracias, en parte, a los fuertes beneficios empresariales. Dicho esto, los ratios precio-beneficio, que miden el precio de los títulos, han registrado niveles elevados en relación con sus medias históricas. Por eso la diversificación y la cuidadosa selección de títulos son más importantes que nunca.
«A lo largo del año pasado, hemos asistido a un aumento de las cotizaciones en una amplia gama de compañías, desde empresas digitales de rápido crecimiento a compañías de la vieja economía relacionadas con la recuperación cíclica», señala el gestor de renta variable de Capital Group Chris Buchbinder.
«Ante el nivel de incertidumbre al que nos enfrentamos en la actualidad, trato de lograr un equilibrio en mis carteras de inversión, buscando exposición a compañías con potencial de crecimiento a largo plazo, como ciertos gigantes del comercio electrónico, el [streaming] de vídeo y los pagos digitales; compañías que pueden seguir participando en la recuperación cíclica, como los fabricantes de motores para aviones; y aquellas con crecimiento a largo plazo y componentes cíclicos, como el fabricante de automóviles General Motors, cuya división Cruise es líder en la tecnología de coches sin conductor».
El regreso de los dividendos
Una de las áreas que puede ofrecer oportunidades atractivas a los inversores en 2022 es el universo de las compañías que reparten dividendos. Tras los recortes y las suspensiones de dividendos que se produjeron durante la pandemia, las compañías están reanudando sus pagos de dividendos, y algunas que registran excedentes de capital están actualizando sus niveles de dividendos.
«Actualmente encuentro numerosas oportunidades de inversión en compañías que están reanudando e incluso incrementando sus pagos de dividendos», señala Diana Wagner, gestora de renta variable de la firma. «Los márgenes de beneficios se han aproximado recientemente a sus niveles máximos, lo que ha permitido a las compañías aumentar sus dividendos a pesar de las presiones inflacionistas».
Pero no todas las compañías que reparten dividendos son iguales. Wagner no se centra en las que ofrecen un mayor rendimiento, sino en aquellas con un sólido crecimiento de los beneficios subyacentes que han demostrado su capacidad y compromiso para aumentar sus dividendos a lo largo del tiempo. Pensemos, por ejemplo, en fabricantes de semiconductores como Broadcom, que ha aumentado sus dividendos anuales en los últimos cinco años. Incluso durante la pandemia, la compañía aumentó sus dividendos más del 11%, gracias a una rentabilidad sin precedentes. Históricamente, las compañías con dividendos en crecimiento han tendido a generar una mayor rentabilidad que otras estrategias de dividendos, al tiempo que han logrado seguir el ritmo del mercado en general.