La inflación es uno de los temas centrales en la presentación de perspectivas sobre 2023 que las gestoras y los bancos realizan durante estas últimas semanas del año. Hablando de forma generalizada, las firmas coinciden en que el crecimiento económico global continuará en general siendo bajo y que todos los ojos estarán puestos en detectar cuándo la inflación, los tipos de interés y el dólar toquen techo.
«Para 2023 esperamos que toquen techo las subidas de tipos de interés, la inflación y el dólar. Los activos de riesgo todavía tendrán márgen para una revisión a la baja de las valoraciones, por lo que estamos cautos, aunque pensamos que los sectores que tengan apoyo del gobierno tendrán algo de protección/colchón. Las valoraciones de la renta variable se han revisado a la baja, pero las previsiones de beneficios no. En deuda soberana estamos empezando a ver atractivo por valoración. Se siguen ralentizando los precios del crédito, pero no necesariamente tiene que producirse un hard landing. También esperamos que la política fiscal continuará apoyando a las energías, a través de los topes a los precios de la energía, las ayudas a la propiedad y el gasto en la transición energética», señala Colin Graham, responsable de inversión multiactivos de Robeco.
Según las perspectivas de la gestora, los beneficios por acción caerán un 20%-30%, lo que hará que la valoración del high yield sea más interesante que la de la renta variable. Con todo, hacia 2024 considera previsible un importante punto de inflexión en la valoración de los activos de riesgo, dada la estimación de menores tipos de interés reales y porque en 2023 se habrá descontado plenamente la ralentización de los beneficios. Además, Robeco ve probable que, a mediados de 2023, cuando el desempleo suba hacia el 5% y la desinflación se acelere, aparecerán buenas oportunidades de entrada en renta fija para tomar posiciones largas, a los que seguirán mínimos interesantes en los mercados de mayor riesgo de la renta fija y en renta variable. “El año podría ser especialmente bueno para los mercados de renta variable emergente, excluida China. Estos no solo suelen batir a sus homólogos desarrollados en un mercado de dólar bajista, sino que la fase bajista del ciclo de beneficios de los mercados emergentes está más madura, ya que sus bancos centrales se han adelantado a los bancos centrales de mercados desarrollados en la lucha contra la inflación”, añaden desde la gestora.
Por su parte, Michael Strobaek, Global Chief Investment Officer en Credit Suisse, espera que la volatilidad de los mercados financieros se mantenga en niveles elevados, ya que los riesgos persisten y las condiciones financieras mundiales siguen siendo restrictivas. “Es probable que esta situación genere vientos en contra continuos para el crecimiento y, por extensión, para los activos de riesgo. Para hacer frente a este difícil entorno, es fundamental contar con sólidos principios de inversión, seguir un riguroso proceso de inversión alineado con los objetivos financieros a largo plazo de los inversores y buscar una amplia diversificación, incluidas las inversiones alternativas”, afirma Strobeak.
Sobre su visión acerca de los activos, según la previsión del banco, las acciones generarán una débil rentabilidad en el primer semestre de 2023, ya que la atención sigue centrada en el tema de los “tipos más altos durante más tiempo”. En su opinión, los sectores y regiones con beneficios estables, bajo apalancamiento y capacidad para fijar los precios deberían tener mejores resultados en este entorno. “Una vez que nos acerquemos a un giro de los bancos centrales, los sectores sensibles a los tipos de interés con un sesgo de crecimiento podrían volver a ganar atractivo”, afirman.
Sobre renta fija, coincide en que la normalización de la inflación en 2023 debería hacer más atractivos los activos de renta fija y volver a ofrecer ventajas de diversificación en las carteras. “Los steepener de la curva de EE.UU., los bonos soberanos de larga duración de EE.UU. frente a los de la UE, la deuda de mercados emergentes en divisas fuertes, el crédito con grado de inversión y los títulos crossover deberían ofrecer interesantes oportunidades en 2023”, destacan. Además, apuntan que las materias primas cíclicas podrían registrar una débil demanda a principios de 2023, mientras que la presión elevada en los mercados energéticos debería ayudar a acelerar la transición energética en Europa. En cuanto a las inversiones alternativas, prevén un entorno inmobiliario más complicado para 2023 debido a los vientos en contra derivados de las subidas de tipos de interés y un crecimiento más débil. “Vemos oportunidades para que la gestión activa genere un mayor valor agregado, en particular para las gestoras de fondos secundarios, las alternativas de rentabilidad privada y las estrategias de hedge funds de baja beta”, añaden desde Credit Suisse.
Por su parte, las perspectivas de la gestora nórdica Evli aportan una visión diferente y la firma advierte de que los inversores se van a centrar en la búsqueda de rentabilidad, lo que beneficiará tanto a la renta variable como a la renta fija. “En 2023, la subida de las primas de riesgo podría provocar un punto de inflexión para todas las clases de activos, sobre todo si la inflación mejora, o si hay un alto el fuego en Ucrania”, matiza. Con una perspectiva a largo plazo de 10-15 años, Evli prevé que las expectativas de rendimientos se vayan normalizando: la renta variable alcanzará rendimientos anuales del 10%, la renta fija el 4%, y los activos alternativos ilíquidos el 12%.
Según explican, su visión en renta fija se apoya en que los tipos de interés han vuelto rápidamente a sus niveles históricos y, una vez que la inflación se estabilice, los rendimientos del activo también volverán a sus niveles históricos. En opinión de Tomas Hildebrandt, senior Portfolio Manager de Evli, el nivel actual de los tipos de interés es la mejor estimación de los rendimientos esperados en la renta fija. Según explica, la subida de tipos ha elevado las expectativas de rentabilidad para esta clase de activos. “El rendimiento de los bonos corporativos se verá afectado por la incertidumbre económica y los mayores costes de financiación. Aunque el endeudamiento de las empresas será menor, la subida de tipos y la caída de la liquidez podrían provocar impagos y quiebras en las empresas más endeudadas. Sin embargo, las primas de riesgo en los mercados de bonos corporativos euros están anticipando más quiebras incluso de las que se produjeron en la crisis financiera. En los mercados emergentes, las perspectivas para la renta fija son mixtas: la subida de los tipos de interés en dólares y el fortalecimiento del dólar debilitarán los activos en la mayoría de los países. Si hubiera un cambio de tendencia, el rendimiento de las divisas locales podría ser elevado”.
Respecto a la renta variable, Hildebrand explica que el impacto de la subida de los tipos de interés ha hecho caer las valoraciones y, sobre todo, los precios de las acciones de crecimiento afectados por la caída de flujos. “Los beneficios han seguido creciendo, pero es probable que se produzca una contracción. Aunque las acciones de crecimiento suponen la mayor parte de la Renta Variable EE.UU., las valoraciones se han mantenido superiores a otras zonas geográficas, especialmente Europa, donde las expectativas de recesión han hecho caer las estimaciones de PER a 12 meses del Eurostoxx 50 hasta niveles de 10. Además, la renta variable emergente se verá afectada por la desaceleración económica tanto mundial como de la economía china, lo que afectará a los países exportadores, mientras que la redistribución de las cuotas de mercado en la producción de materias primas impulsará a los países productores. Puesto que se espera una caída de la inflación, las primas de riesgo de las acciones seguirán elevadas, lo que junto a las perspectivas de crecimiento positivas en el largo plazo, dibujan un panorama favorable para la Renta Variable en 2023”, afirma.
Por último, para Deutsche Bank la inflación seguirá siendo un problema en 2023, aunque se muestran moderadamente positivos de aquí a final de año, en especial, en renta variable. “La combinación de una estacionalidad positiva, el sentimiento aún cauto de los inversores y una baja exposición a la renta variable podría ampliar el repunte si los datos económicos siguen sorprendiendo al alza y los rendimientos de los bonos soberanos siguen bajando. En general, esperamos que la volatilidad del mercado bursátil siga siendo elevada, ya que la incertidumbre sobre las perspectivas de crecimiento y la respuesta política a la inflación sigue siendo alta”, ha afirmado Diego Jiménez-Albarracín, analista del CIO de Deutsche Bank España.
En el caso de la renta fija, la entidad alemana sitúa la rentabilidad del bono a 10 años en el 4,20% a finales de 2023 e incluso repuntes puntuales en la primera parte del año por encima de este nivel. En el caso del Bund alemán, la entidad prevé que alcance una rentabilidad del 2,40%. En este sentido, Deutsche Bank seguirá apostando por bonos de calidad en EE.UU. y en Europa, si bien en Europa empiezan a tener una visión positiva en HY. “Se prevé que el crédito global IG siga siendo volátil, pero hay varios factores que lo apoyan, como unos fundamentos estables y unas valoraciones generalmente atractivas. En cuanto al crédito global HY, los fundamentos de la mayoría de los emisores siguen siendo favorables. Sin embargo, en un contexto de recesión, las tasas de impago aumentarán desde sus niveles inusualmente bajos durante los próximos 12 meses”, añade Jiménez-Albarracín.