A finales de 2018, el crecimiento económico mundial continuó desacelerándose. Estados Unidos se ha convertido en una de las claves de cara al nuevo año y muchos analistas vigilan cómo evolucionará su economía y si sufrirá un sobrecalentamiento. Por ahora, el primer gesto cauto ha sido protagonizado por Jerome Powell, presidente de la Fed, quien ha afirmado que será “paciente» ante una posible desaceleración.
Según coinciden la mayoría de los analistas de las gestoras, no hay signos claros de una recesión a corto plazo, pero sí de un menor crecimiento. Por ejemplo, en los Estados Unidos, las órdenes de bienes de capital dejaron de aumentar en el cuarto trimestre. “Además, la disipación progresiva del impacto de las medidas de estímulo fiscal probablemente pesará sobre la dinámica de crecimiento de la economía más grande del mundo en 2019”, apunta Guy Wagner, responsable de inversiones en BLI (Banque de Luxembourg Investments).
Lo cierto es que durante la mayor parte de la recuperación y expansión posterior a la crisis financiera global, el crecimiento ha sido positivo pero lento. Eso ha hecho que durante este tiempo, las gestoras hayan hablado de un crecimiento sólido, lento y constante, interpretando Estados Unidos como el motor que ha liderado ese crecimiento; ahora llega un nuevo contexto. “En retrospectiva, 2018 fue probablemente el ápice de este crecimiento en EE.UU., recargado por el recorte fiscal y la ley presupuestal bipartita masivamente expansionista. Igualmente, el crecimiento en la zona euro, según cálculos en PIB real y otras métricas en la actividad, parece haber llegado a máximos en el cuarto trimestre de 2017 y lo mismo puede decirse de Japón”, explica Dave Lafferty, estratega en jefe de mercados de Natixis IM.
Uno de los agentes económicos que más pesó tendrá en la economía global este año será la Fed. Como se esperaba, la Reserva Federal de los Estados Unidos continuó ajustando su política monetaria en su última reunión en 2018, elevando el rango objetivo para la tasa de fondos federales en 25 puntos básicos. Aunque el comité de política monetaria mantuvo su evaluación de la buena salud de la economía de Estados Unidos, con sólidas ganancias, una buena cifra de empleo y un fuerte gasto de los consumidores, sus miembros revisaron a la baja sus pronósticos de cara a estimar el número de aumentos de las tasas de interés en 2019 de tres a dos, «sugiriendo que la política monetaria de ajuste emprendida por la Fed en diciembre de 2015 podría estar entrando en su fase final”, señala el economista luxemburgués Guy Wagner.
En opinión de David Kohl, responsable de estrategias de divisas en Julius Baer, los precios más bajos de las acciones, los mayores diferenciales de crédito y los datos económicos menos fuertes han hecho que las expectativas de subidas de tasas en Estados Unidos bajen, incluso provocando expectativas de recortes de tasas en los próximos 12 meses.
«La última ampliación de los diferenciales de los bonos corporativos y la corrección de los precios de las acciones han endurecido las condiciones financieras de los Estados Unidos, lo que es una de las razones por las que hemos reducido el número esperado de alzas de tasas en 2019 de cuatro a dos. Las condiciones financieras más estrictas contribuyen a un menor crecimiento de la demanda, al igual que las tasas más altas; los consideramos complementarios a los esfuerzos de la Reserva Federal para diseñar un aterrizaje suave de la economía estadounidense, después de que se disparara en 2018, a raíz de un gran estímulo fiscal. Los temores actuales de un ajuste excesivo de la política monetaria en los Estados Unidos son prematuros. Vemos esto más bien como un problema una vez que las tasas de los fondos federales hayan alcanzado un nivel del 3%”, argumenta Kohl.