El relevo desde las políticas monetarias a las fiscales podría impulsar la inflación en aquellos mercados con mayor crecimiento y exceso de capacidad…. Y eso tendrá su impacto en los mercados financieros. Para Paul Brain, director de renta fija de Newton, parte de BNY Mellon, la deuda pública a largo plazo saldrá perjudicada, sobre todo la estadounidense, mientras el crédito podría aguantar mejor si hay crecimiento. Según explica en una entrevista con Funds Society, el efecto Trump ha desatado expectativas de crecimiento e inflación, por lo que se esperan subidas de tipos de la Fed, aunque serán menores de lo esperado mientras el BCE seguirá con su política expansiva… aunque las tires de la deuda periférica podrían seguir subiendo. En cuanto a la deuda emergente, todo dependerá de si en las políticas de Trump predomina el gasto en infraestructuras o las barreras comerciales con los mercados en desarrollo.
¿Está desencadenando Donald Trump, y las perspectivas económicas en torno a él, una vuelta de la inflación a escena?
Se está produciendo un cambio importante a nivel mundial y las ideas de Trump encajan en este nuevo contexto. Hemos superado la etapa en la que solo contábamos con la expansión monetaria para respaldar el crecimiento y ahora los gobiernos se están centrando en aplicar medidas de estímulo fiscal. En algunas economías, este cambio podría provocar un repunte de las expectativas de inflación, al interpretarse como un factor de impulso adicional. Sin embargo, el efecto inflacionario será menor en las economías que aún registran un lento crecimiento y exceso de capacidad. Además, es posible que muchos gobiernos no cuenten con la autoridad suficiente para aprobar rápidamente medidas radicales a menos que se produzca otra crisis.
¿Cómo influirán estos cambios en la inflación en los mercados de renta fija?
Pasar de depender únicamente de una política monetaria expansiva (que resulta positiva para la renta fija) a una combinación de política monetaria y estímulos fiscales afectará negativamente a los bonos con vencimientos más largos, al reducirse las expectativas de un mayor respaldo por parte de los bancos centrales. Llevamos advirtiendo sobre este cambio desde el verano. No obstante, la reacción inicial podría dar paso a una corrección más profunda si las autoridades consiguen poner en marcha programas de estímulo fiscal serios. El mercado de bonos estadounidense es el más vulnerable porque su banco central ya ha iniciado el proceso de restricción monetaria. Los mercados de crédito podrían registrar un mejor comportamiento por la mejora de las perspectivas de crecimiento y, por tanto, de los beneficios empresariales, pero los países de mercados emergentes que han emitido deuda en dólares verán incrementado el coste de esa deuda.
¿Los inversores apostarán por activos de riesgo u optarán por los activos refugio ante la incertidumbre?
Los activos de riesgo (deuda de mercados emergentes y divisas) podrían estabilizarse si las medidas de estímulo fiscal realmente tuviesen efectos positivos sobre el crecimiento económico, sobre todo los que se vieron más afectados por el desplome de los precios de las materias primas. Las bolsas parecen estar anticipando buenas noticias por los planes de Trump e ignorando los comentarios negativos sobre el comercio, etc. En nuestra opinión, la demanda de activos refugio aumentará cuando los mercados pasen a centrar su atención en otros acontecimientos políticos, como los diversos procesos electorales que tendrán lugar en Europa el año que viene.
¿Qué previsiones hay sobre la actuación de la Fed en este entorno?
Con los salarios al alza y ante la perspectiva de que se apliquen medidas de estímulo fiscal, la Fed tiene el mandato de subir sus tipos de interés en diciembre y presentar sus previsiones de subidas de tipos para 2017. Nos preocupa la duración del ciclo económico de Estados Unidos ya que, más allá de la estabilidad del consumo, empezamos a observar una desaceleración de la inversión. Hemos dejado atrás el dinero barato y el repunte del apalancamiento corporativo que se ha producido en los últimos dos años, junto con unos mayores costes (aumento de salarios y apreciación del dólar), lastrarán los beneficios y ralentizarán la economía. Así que si los estímulos fiscales no son suficientes (porque se vean rebajados durante su paso por el congreso, estén mal diseñados o su implementación sea muy lenta) la economía estadounidense podría frenar su crecimiento y entonces la Fed dejará de subir sus tipos. En resumen, a corto plazo el mercado descontará un tipo de interés oficial más alto pero seguimos pensando que el máximo que alcanzarán los tipos será inferior a lo que cree el mercado.
¿Cómo arrastrará esto al BCE y a la deuda europea?
Cualquier factor que impulse el crecimiento mundial debería resultar positivo para una economía abierta como la europea pero el discurso proteccionista (tanto el de Trump como el relacionado con el Brexit) y la incertidumbre sobre la creciente popularidad de los partidos antieuropeístas limitarán el crecimiento. Por eso, creemos que el BCE mantendrá su política monetaria expansiva y que las tires de la deuda europea core continuarán en niveles bajos. Por el contrario, las tires de los bonos periféricos podrían seguir aumentando a corto plazo.
¿Y a la deuda emergente?
Si Trump se centra en el gasto en infraestructuras, la deuda de mercados emergentes podría experimentar un rally pero, si planea imponer barreras comerciales, veremos ventas masivas.
¿Ganarán atractivo los bonos ligados a la inflación, flotantes y este tipo de instrumentos?
De momento nos gustan los bonos ligados a la inflación estadounidense y los bonos a tipo de interés variable porque nos parece que están infravalorando el potencial repunte de la inflación y la posibilidad de que la Fed adopte una postura más dura. Es posible que a principios del año que viene rotemos hacia otros segmentos de la renta fija si las políticas de Trump acaban decepcionando.
¿Y el dólar: qué perspectivas manejáis?
El dólar se ve respaldado tanto por la expectativa de subidas de tipos en Estados Unidos como por el aumento de la incertidumbre política en Europa. Al igual que en el caso de los bonos, esta situación podría cambiar rápidamente cuando al mercado se le pase el “enamoramiento” con Trump.