Tras tantear el terreno en julio, el euro arrancó septiembre con una ligera caída, que duró poco, por debajo de la paridad con el dólar estadounidense. Además, la noticia de que los flujos de gas ruso no se reanudarán debido a una “inesperada fuga” en una turbina del Nord Stream 1 provocó que el euro se desplomase el pasado viernes desde el máximo alcanzado tras las negociaciones. Sin embargo, el euro podría fortalecerse hoy mismo si, finalmente, el Banco Central Europeo (BCE) anuncia una subida de tipos considerable.
Según Ebury, la fintech global especializada en pagos internacionales e intercambio de divisas, cualquier subida menor de 75 puntos básicos por parte del BCE en su reunión de hoy se consideraría una importante decepción para los mercados y muy probablemente desencadenaría una brusca e inmediata caída del euro, teniendo en cuenta que en estos momentos los swaps valoran con una probabilidad superior al 90% una subida de esa magnitud. «Si el banco advirtiera de la posibilidad de una profunda recesión, indicando al mismo tiempo que podría subir los tipos a un ritmo más lento de lo que esperan los mercados (172 puntos básicos previstos para finales de año), el euro caería. Por el contrario, una evaluación ligeramente menos pesimista, combinada con una retórica que deje la puerta abierta a otra gran subida de tipos en la reunión de octubre (de 50 o 75 puntos básicos) se consideraría probablemente alcista para la moneda común. Sin embargo, en el contexto de la grave situación de los mercados energéticos europeos, puede resultar difícil que el euro registre ganancias significativas tras la reunión, especialmente frente al dólar estadounidense”, señala Ebury en su análisis previo a la reunión del BCE.
Para los expertos de Monex Europe, el impulso bajista del euro ha llegado hasta el inicio de esta semana, mientras los mercados energéticos de la eurozona digieren la noticia de la continuación de los flujos restringidos, con el euro cotizando medio punto porcentual por debajo. “Al hacerlo, ha roto el rango anterior y ahora se encuentra en un nuevo mínimo de 20 años frente al dólar”, apuntan. En este sentido, el euro cayó a 0,988 dólares, el nivel más bajo desde 2002.
El problema del suministro de gas se está reflejando parcialmente en los mercados de divisas desde ayer, pero, según advierten desde Monex Europe, el peor escenario de una interrupción consistente de los flujos de gas ruso y un invierno frío aún no se ha materializado del todo. “Si la probabilidad de este escenario comienza a aumentar, el euro/dólar podría caer hasta 0,95 frente al dólar”, indican.
Los expertos de Monex Europe destacan que las fluctuaciones en torno a la paridad entre las dos divisas son notables: “Esto nos sugiere que el par euro/dólar podría haber encontrado un nuevo equilibrio a corto plazo, hasta que los operadores reciban nueva información sobre los flujos de gas proyectados por Europa durante los meses de invierno o el alcance del ciclo de subidas de tipos de la Fed”.
Vientos en contra
Sin duda, que el euro pase por la paridad es un acontecimiento significativo, pero, según los expertos de Neuberger Berman, lo más significativo es el hecho de que esté sujeto a enormes fuerzas económicas que, dependiendo de cómo evolucione la situación en las próximas semanas y meses, podrían ser igualmente muy positivas para la divisa o la causa de una caída aún mayor.
“Los pares de divisas se mueven principalmente en respuesta a las fuerzas interrelacionadas del nivel absoluto de los tipos de interés, los diferenciales de los tipos de interés, las perspectivas relativas de inflación y crecimiento y los flujos de capital. A veces puede dominar una u otra, como vimos en la forma en que se movió el euro durante la pandemia del COVID-19. Los operadores del euro/dólar pasaron de preocuparse por el impacto sumamente incierto del crecimiento en las primeras semanas a centrarse directamente en el diferencial de tipos de interés a partir de la segunda mitad de 2020, además de en los flujos de capital fuera de los activos del euro durante la recuperación de finales de 2021, explican, Brad Tank, director de Inversiones y Renta Fija de Neuberger Berman, y Ugo Lancioni, jefe de Divisas Globales de Neuberger Berman.
Desde entonces, el Banco Central Europeo (BCE) ha comunicado su intención de que los tipos vuelvan a terreno positivo y los acontecimientos geopolíticos se han intensificado, en especial con la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Para los expertos de Neuberger Berman, desde entonces, “el mercado de divisas ha redirigido su atención, pero se ha asentado firmemente en la tormenta perfecta de seis meses que ha golpeado la economía europea”. Según explican, una economía excepcionalmente expuesta a las mayores crisis de inflación y crecimiento del mundo ha soportado entonces una sequía estival que secó los ríos, siendo un componente tan crucial de las cadenas de suministro de Europa continental. “Incluso la reciente recuperación del sentimiento de riesgo fue una mala noticia para el euro, ya que parece haber absorbido los flujos de capital hacia los activos estadounidenses en alza. Dicho esto, creemos que puede ser el momento de cuestionar la idea de que el euro está en una espiral descendente inevitable”, matizan.