La tecnología y el desarrollo de la inteligencia artificial pueden ser la herramienta para resolver muchos de los principales problemas globales, incluyendo la contaminación, el cambio climático y el hambre. Por supuesto, esta tecnología tiene sus detractores, pero pocos dudan de su eficacia a largo plazo.
En opinión de Lyxor ETF, El aprendizaje autónomo – capacidad de los ordenadores de «aprender» sin ser programados – tiene implicaciones para las economías y las industrias de todo el mundo, y podría reformar completamente la sociedad.
“Cada vez más, la potencia computacional y una mayor disponibilidad de datos sobre los que construir algoritmos han ayudado a la inteligencia artificial a tener una mayor relevancia y un mayor uso práctico. Esto ha provocado un abaratamiento muy significativo en los costes, pasando de 200.000 dólares por gigabyte en la década de 1980 a 0.05 dólares a partir de 2010”, destacan.
La inteligencia artificial y la robótica se están extendiendo a industrias tan diversas como la automoción, energía, sanidad, agricultura, comercio minorista y derecho. Para la gestora, no hay duda de que se convertirá en una tecnología disruptiva de uso general, una nueva utilidad capaz de transformar todos los aspectos de la economía y la sociedad, conduciendo a nuevos avances en la ciencia, medicina, energía y transporte. “También podría cambiar toda la cadena de consumo a través de la economía compartida gracias a la tecnología peer-to-peer, con la aparición de tiendas minoristas automatizadas, nuevas soluciones de pago mediante las fintech y la irrupción de las criptomonedas”, apunta.
Desde 2010, la demanda de robots industriales se ha acelerado considerablemente debido a la tendencia continua hacia la automatización y las continuas mejoras técnicas innovadoras en robots industriales. Entre 2011 y 2016, el aumento medio de las ventas de robots fue del 12% ascendiendo la oferta media anual a unas 212.000 unidades. Este es un aumento de aproximadamente un 84% en comparación con la oferta media anual entre 2005 y 2009.
En este sentido “la adopción de la inteligencia artificial podría ser la próxima revolución económica mundial, reportando enormes beneficios. Los ingresos generados por la industria podrían ser 22 veces mayores a finales de 2025, pasando de 4.000 millones de euros en 2017 a 90.000 millones de euros en 2025. Mientras que para el año 2030 se estima una contribución potencial de 15.7BN de euros, suponiendo un ahorro del 16% en costes de mano de obra. El análisis de una consultora demostró que el coste de una máquina es aproximadamente el 10% del coste de un trabajador humano”, argumentan desde Lyxor ETF.
Un estudio reveló que en 2016, los gigantes tecnológicos (FAANG) invirtieron entre 20.000 millones y 30.000 millones de libras en inteligencia artificial, representando el 77% del total de la inversión en inteligencia artificial. Mientras que otra consultora indicó que el valor de mercado mundial de los sistemas de robots en 2016 fue 40.000 millones de dólares y que la inteligencia artificial provocará un incremento adicional del PIB mundial en 2030 de 15.700 millones de dólares.
Finalmente, se estima que de 2018 a 2020, las instalaciones robóticas globales aumentarán al menos un 15% de media anual (TAMI): 15% en América y en Asia/Australia, y 11% en Europa. Además, las ventas totales a nivel mundial alcanzarán las 520.900 unidades en 2020 y entre 2017 y 2020, está prevista la instalación de más de 1,7 millones de nuevos robots industriales en fábricas en todo el mundo.
Por eso, desde Lyxor ETF señalan que los ETFs suponen un acceso a esta tendencia en auge a través de productos diversificados y de bajo coste. La gestora pone como ejemplo su ET sobre robótica e inteligencia artificial, que realiza un seguimiento de 150 acciones globales relacionadas con esta temática. “Los valores elegibles se basan en una gran clasificación industrial de las empresas de robótica e inteligencia artificial, creada por el equipo de Investigación Temática de Societe Generale, y son revisados anualmente por expertos de la industria. Las acciones se ponderan en el índice por sus puntuaciones basadas en tres criterios: gasto en I+D en ventas netas, rendimiento del capital invertido y crecimiento de las ventas a tres años”, explican desde la firma.