De cara a la segunda parte del año, la evolución del comercio global es la principal clave. Parece sencillo, pero en el contexto actual cuenta con numerosos riesgos potenciales que amenazan su marcha y trascurso: las políticas proteccionistas de Estado Unidos, el reequilibrio de China y su modelo económico, las negociaciones en torno al Brexit y, por último, los enfrentamientos en Oriente Medio.
Según Neil Dwane, analista global de Allianz GI, la primera mitad del año ya estuvo marcada por las crecientes tensiones geopolíticas, por los cambios fiscales y políticos y por una política monetaria divergente entre la Fed y el resto de bancos centrales. En su opinión, estos factores crearon un aumento de la volatilidad que se ha hecho más pronunciado cuando la economía mundial ha comenzado a desacelerarse.
De cara a la segunda mitad del año, Dwance destaca que el marco general será “una economía global que se va fragmentando a medida que la sincronización de 2017 mengua. Frente a esto, cada país o región económica deberá usar sus propios talentos para combatir este desafío”. Sin duda, uno de estos talentos será acometer las correspondientes reformas estructurales, en lugar de depender tanto de la política económica para seguir impulsando el crecimiento.
Uno de los puntos clave para el comercio será Estados Unidos y su posición a la hora de renovar acuerdos comerciales y de crear nuevos tasas con el fin de proteger su economía. “A corto plazo, Estados Unidos y China aún tienen las llaves de las perspectivas de la economía global, aunque la agitación política en Italia, el conflicto en Medio Oriente y el aumento en los precios del petróleo podrían generar eventos con un impacto sobre el mercado”, advierte Dwance.
En Europa, el foco está puesto en el Brexit –más allá de la volatilidad generada por la política en Italia-. “La Unión Europea seguirá jugando un Brexit duro, mientas que el Reino Unido padece una creciente incertidumbre económica y un debilitamiento de su moneda”, concluye este estratega de Allianz GI.