BBVA México prevé que el país podría enfrentar un panorama de retos para la economía, derivado de la cuarta ola de contagios, el aumento considerable en la inflación, así como mayores tasas de interés.
El estudio destaca la revisión a la baja de la estimación de crecimiento para 2021 a 5.3% (6.0% previo) ante la debilidad que la economía registró en 2S21, y considerando el menor crecimiento que la actividad económica exhibió en los tres primeros trimestres del año, en comparación con las cifras preliminares publicadas por el INEGI (1T21-3T21). En el 3T21 el sector de apoyo a los negocios se contrajo (-)50.8% TaT como resultado de la fecha límite para la implementación de la nueva ley de outsourcing.
Este cambio representó la desaparición (o reducción) del número de unidades económicas que proveían dicho servicio, y la correspondiente pérdida de su valor agregado a la producción. La institución financiera considera que este evento afectaría a la actividad económica de manera única en el 3T21.
Con respecto a los componentes de la demanda, los datos más recientes del Indicador de Consumo Big Data BBVA Research señalan debilidad en el consumo durante la segunda mitad de 2021, manteniendo como riesgo la persistencia de altos precios y su efecto sobre el ingreso disponible y el gasto de los hogares, así como la ola de contagios que está causando la variante Ómicron. Por el lado de la oferta, la escasez de insumos resultado de los cuellos de botella en las cadenas globales de suministro, ha frenado el crecimiento de la manufactura, especialmente en la industria automotriz (que ha operado al 60% de su capacidad instalada en meses recientes).
Los últimos datos del indicador ISM de Nuevos Pedidos Manufactureros en EE.UU. señalan un prolongamiento en los cuellos de botella, para los que la variante Ómicron representa el mayor riesgo, ante los cierres de fábricas, escasez de mano de obra y congestiones portuarias. Con respecto a la inversión, aún se encuentra 15% por debajo de su nivel de enero de 2019 ante la reiterada incertidumbre derivada de algunas políticas públicas y la extensión de las afectaciones en las cadenas de valor.
El informe señala que es importante notar que la recuperación en México ha sido más lenta que en otros países latinoamericanos comparables; aún persiste holgura en la actividad económica que permanece 3% por debajo de su nivel pre-pandemia. El débil crecimiento de 2021, las persistentes afectaciones a las cadenas de valor, y la continua ralentización del consumo ante mayores precios, imponen una revisión a la baja en la estimación de crecimiento para 2022 a 2.2% (3.2% previo), con riesgos a la baja impulsados por Ómicron y la consecuente prolongación de los cuellos de botella, a lo que se suma el riesgo de que se materialicen movimientos en la tasa de referencia de la Reserva Federal menos graduales de lo previsto.
Después de 23 meses de haber iniciado el confinamiento por el COVID-19, el mercado laboral continúa con señales de debilidad y empeoramiento de las condiciones generales. Uno de los riesgos latentes sobre el mercado de trabajo sigue siendo el COVID-19 y sus variantes que continúan incidiendo negativamente en la actividad económica. Otro factor es el bajo nivel de inversión, importante determinante de la creación de empleos.
Datos a diciembre de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) muestran que persiste el estancamiento de la tasa de participación laboral que se ubicó en 59.5%, solo 3pp arriba en su comparación anual, pero 0.7pp por debajo del nivel previo a la pandemia (febrero de 2020). Adicionalmente, la institución financiera identifica cuatro rasgos fundamentales en la reactivación del mercado laboral: 1) una acelerada recuperación de los niveles de informalidad laboral (56.2%, similar al nivel previo a la pandemia), 2) niveles de subocupación que han venido descendiendo de manera marginal (11.1%) pero que continúa 2.2pp por arriba del nivel de febrero de 2020; 3) niveles de desempleo persistentemente altos (4.0%, prácticamente igual al 4.2% de diciembre de 2020) y 4) una recuperación de empleo con condiciones críticas de ocupación donde prácticamente una cuarta parte (24.3%) de los ocupados en el país se clasifican en esta condición.
El estudio detalla con respecto al empleo formal y en línea con el pronóstico de BBVA México que el número de trabajadores afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) creció en 846 mil en 2021, la mayor creación de empleo desde 1998, explicada principalmente por la reactivación económica, que permitió el regreso de los trabajadores al mercado laboral tras el cierre económico que provocó la pérdida de más de 1.1 millones de empleos.
Otro elemento que contribuyó en la generación de empleo durante 2021 fue la Reforma para eliminar el outsourcing que favoreció principalmente la creación de puestos permanentes. Con este resultado, el mercado laboral alcanzó el nivel de empleo previo a la pandemia. Si bien esto es una buena noticia, al compararlo con el nivel de creación de empleo de la tendencia previa a la pandemia, el resultado no es tan positivo, ya que se ubica 1.5 millones de empleos por debajo, y dadas las perspectivas de creación de empleo para los próximos años, la afectación al mercado de trabajo será de largo plazo.
Un elemento a señalar es que a pesar de la reforma para eliminar el outsourcing, todavía se esperaba un ajuste estacional negativo en el empleo en diciembre de 2021 de alrededor de (-)319 mil empleos, el cual prácticamente se materializó con (-)313 mil empleos de acuerdo a cifras del IMSS, con lo cual se corrobora que el ajuste estacional del empleo se explica por otros factores que pueden estar relacionados, por ejemplo, con trabajos que por sus características se requiere que sean eventuales, o empleos que tienen ciclos productivos específicos con cierres de presupuestos con plazos definidos, entre otros.
Partiendo de lo anterior y con base en el escenario de crecimiento económico de BBVA México, se revisa a la baja la estimación de empleo y ahora prevé que se crearán 618 mil nuevos puestos de trabajo en 2022 y un ligero descenso en la tasa de desempleo con cifras desestacionalizadas, que seguirá mostrando resistencia a la baja, y alcanzará un nivel de 3.4% a fin de periodo de 2022.
Cabe señalar que los incrementos al salario mínimo han representado avances importantes para la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores que lo perciben, pero todavía se encuentra muy rezagado en términos reales y de manera comparada se ubica como el más bajo entre los países de la OCDE. De acuerdo con el Informe “Situación México” es importante puntualizar que los incrementos del salario mínimo no han impactado a la distribución salarial de los trabajadores afiliados al IMSS; de hecho, lo que se observa es que se ha venido compactando la distribución salarial y se ha generado en los últimos años una mayor concentración de trabajadores en empleos de hasta 2 salarios mínimos e incluso han desaparecido puestos de trabajo con rango de salario de más de 18 salarios mínimos. Es decir, no se ha observado un efecto faro.
El hecho de que se estén generando empleos de menor remuneración, y dada la dinámica reciente de inflación, ha implicado que en términos reales el salario y la masa salarial se hayan estancado en niveles previos a la pandemia, lo cual implica directamente una afectación al ingreso real disponible y por lo tanto al consumo, por lo que, a pesar de las ganancias temporales en salario real y empleo, el mercado de trabajo todavía muestra niveles importantes de holgura.
Con respecto a la inflación el estudio señala que la general alcanzó 7.4% al cierre de 2021, con la subyacente en 5.9%, ambos niveles máximos para un año desde que Banxico estableció el esquema de metas de inflación (2001). Las presiones inflacionarias se generalizaron e intensificaron en la segunda mitad del año, con todos los subíndices principales mostrando un incremento en este periodo, con excepción del correspondiente a energéticos, que se desaceleró en la segunda mitad del año, pero aún así cerró por encima del nivel de la inflación general, en 8.7%. La inflación continúa presionada por los factores que la han afectado globalmente: i) los cuellos de botella por el lado de la oferta en un contexto de mayor demanda de mercancías, principalmente de alimentos, ii) los aumentos en los precios de los servicios en un contexto de reapertura de la economía y mayor movilidad tras el suavizamiento de las restricciones para contener los contagios, iii) el traspaso de mayores costos e incluso aumento de márgenes de utilidad en algunos sectores, y iv) sobre todo en la primera mitad del año, el fuerte repunte de los precios energéticos.
Hacia delante, BBVA México prevé una tendencia de desaceleración en la inflación, más rápida y marcada en la general que en la subyacente. Anticipa que la inflación general tenderá a mostrar un menor ritmo de aumento interanual trimestre a trimestre, desde el primero hasta ubicarse en 4.1% al cierre del año. Por su parte, el informe anticipa que la inflación subyacente mostrará una tendencia alcista en el primer trimestre del año, y que descenderá más lentamente en los siguientes tres, para ubicarse en 4.5% al cierre del año. Para 2023 prevé el regreso de la inflación a niveles más moderados y cercanos al promedio de la última década, de 3.5%.
En este contexto, Banxico incrementó la magnitud de su ciclo de subidas en la última reunión del año, aumentando la tasa monetaria en 50pb a 5.50%, señalizando con ello que el ciclo de subidas “preventivo” hasta antes de dicho incremento, se aceleraría para posiblemente ubicar la tasa monetaria por arriba de la neutral lo más pronto posible, con la intención de evitar que los persistentes elevados niveles de inflación afecten las expectativas de inflación de mediano plazo, y con ello, el proceso de formación de precios.
Aunque la tasa monetaria es inefectiva para contrarrestar los factores que han impulsado al alza la inflación -i.e., afectaciones en las cadenas de producción y aumento de precios internacionales de los insumos-, la institución prevé que Banxico mantendrá el mayor ritmo de aumento de la tasa monetaria en la primera reunión del año, llevando la tasa monetaria a 6.0% en febrero. Más adelante, en un contexto de subidas de tasas por parte de la Reserva Federal, prevé que Banxico aumentará la tasa monetaria cuatro ocasiones más, reduciendo el ritmo, con aumentos de 25pb, hasta llevar la tasa a 7.0% a fin de año. Esta postura monetaria restrictiva incidirá negativamente sobre la actividad económica de este año y el próximo. En 2023, con la inflación dentro del rango objetivo, se prevé que Banxico iniciará una pausa prolongada en un contexto de gradual aumento de la tasa de fondos federales.
En lo que se refiere al rendimiento de los bonos a 10 años, el estudio destaca que presentó un ajuste al alza, similar al experimentado por los bonos del Tesoro de Estados Unidos ante la postura más restrictiva por parte de la Reserva Federal. Con el nuevo escenario para la trayectoria de la tasa de monetaria y la inflación, se revisaron las previsiones para las tasas de interés. Con la expectativa de que Banxico continuará con una postura de normalización relativamente agresiva en los próximos meses y en línea con el acelerado proceso de retiro de estímulos monetarios a nivel global, se prevé que al cierre de 2022 el rendimiento de los Cetes a 3 meses rondará en torno a 7.0%, mientras que el rendimiento de los bonos gubernamentales a tasa fija a 10 años será de 8.1%.
Anticipa que el déficit de la cuenta corriente se estabilizará en alrededor de 1.3% del PIB en el mediano plazo. Asimismo, se prevé que dicho déficit será de alrededor de 0.8% del PIB en 2022 ante el moderado crecimiento económico anticipado para este año. Lo anterior sugiere que la economía mexicana no presenta un problema de balanza de pagos.
En el periodo enero-noviembre, el balance primario del sector público registró un monto de 74.8 mil millones de pesos vs. 145.7 mil millones de pesos en el mismo lapso de 2020. Para este año, el gobierno federal tiene una meta de -83.6 mil millones de pesos (-0.3% del PIB) para dicho balance. Los ingresos públicos aumentaron 5.1% en términos anuales reales durante enero-noviembre mientras que el gasto público se expandió en 5.3% en dicho periodo. En lo concerniente a los ingresos tributarios, estos se incrementaron 0.6% en términos anuales reales en el periodo mencionado.
El crecimiento económico y la evolución de los ingresos tributarios serán dos factores relevantes que afectarán la calificación crediticia soberana que otorgan las tres principales agencias calificadoras. Si bien el gobierno federal se ha mantenido al margen de proponer una reforma fiscal que apuntale los ingresos tributarios a través de la eliminación de exenciones al pago del IVA y mayores tasas impositivas sobre el ingreso, la expectativa de mayores ingresos tributarios para los próximos años se apoya en mejoras recaudatorias y acciones de simplificación administrativa y tecnológica con más autoridad de fiscalización para el cumplimiento en el pago de impuestos. De cumplirse lo anterior y con estabilidad en la deuda pública (% del PIB), se mitigaría el riesgo de la pérdida del grado de inversión en los siguientes dos o tres años.
La institución financiera considera que resulta cuestionable que durante los siguientes años Pemex pueda recibir paquetes de apoyo financiero similares a los de 2020 y 2021. Para mejorar sus finanzas de una manera más permanente, la empresa productiva del Estado tendrá que controlar mejor su gasto operativo y enfocar su inversión en los campos petroleros más productivos. Adicionalmente, sería adecuado que se retomaran las asociaciones con el sector privado (farmouts), lo cual le permitiría a Pemex atraer capital y conocimiento para la exploración y producción de nuevos campos, sobre todo para aguas profundas. También sería conveniente que Pemex eficientice su actividad de refinación antes de pensar en su expansión, o que permita una mayor importación de gasolinas, lo cual tiene menores costos que producir internamente. Hacia delante, Pemex tendrá más dificultades para obtener financiamiento en términos competitivos debido al creciente número de inversionistas globales que adoptan criterios de sustentabilidad ambiental en sus decisiones de inversión. Por ello, BBVA México anticipa que será el gobierno federal quien obtenga el financiamiento y se lo otorgue a Pemex mediante aportaciones patrimoniales.