China sigue siendo ese gran gigante asiático que los inversores no pueden ignorar. Sin embargo, es importante comprender bien cómo funciona su política y su mercado para poder invertir de forma eficiente. Coincidiendo con el 100 aniversario de la fundación del Partido Comunista Chino, las gestoras han hecho balance de los retos a los que se enfrenta el país tras ser el primero en salir de la pandemia, iniciar la recuperación y devolver la política monetaria a su senda habitual.
Según las gestoras, estos tres aspectos impactan directamente en el mercado y en lo que los inversores pueden esperar de los activos chinos, pero vayamos al principio. Tras la pandemia, el país ha salido con firmeza de la agonía de la crisis, en la que todas las acciones estaban orientadas a amortiguar los daños económicos de la pandemia. El crecimiento general del PIB chino alcanzó un récord del 18,3% anual en el primer trimestre -un 3% más que el anterior máximo, alcanzado en 1993-, pero el crecimiento trimestral se redujo al 0,6% trimestral, frente al 2,6% del cuarto trimestre.
“La industria, el comercio y las ventas al por menor se mostraron fuertes, pero no fueron suficientes para compensar el lastre que supuso para el transporte y el alojamiento la reducción de la producción del año nuevo lunar. Esta ralentización secuencial fue mayor que lo esperado por el consenso del mercado, pero estuvo en consonancia con nuestras previsiones de febrero; por tanto, nuestras previsiones no han cambiado. La desaparición de estos problemas causados por el año nuevo lunar ya está apoyando el crecimiento a corto plazo, mientras que la marcada aceleración de las vacunaciones debería dar un nuevo impulso a los servicios y reducir los riesgos a la baja. Ahora prevemos que China alcanzará la inmunidad de rebaño hacia finales de año, aproximadamente entre tres o cuatro meses antes de lo que habíamos previsto anteriormente. En consecuencia, mantenemos nuestras previsiones de PIB por encima del consenso en torno al 9,5% para 2021”, señalan las perspectivas de Aberdeen Standard Investments.
Este menor crecimiento se produce en un contexto en el que China lidera la reducción del gasto fiscal y de los estímulos monetarios, al igual que están realizando otros mercados emergentes. “Como el país ha afrontado la crisis pandémica mucho mejor que la mayoría, ha sido capaz de suavizar las medidas de confinamiento antes que otros. Por lo tanto, ha sido protagonizado uno de los pocos casos en los que la producción económica ha vuelto a los niveles de 2019 ya en la segunda mitad de 2020. Así, la política china volvió a centrarse en sus objetivos económicos a medio y largo plazo, concretamente en la calidad del crecimiento y en cuestiones de estabilidad financiera”, explica Sven Schubert, estratega senior de inversiones de Vontobel.
En opinión de Christoph Siepmann, economista senior de Generali Investments, la consecuencia será clara: “Dado el menor apoyo de la política monetaria y fiscal, esperamos un cierto enfriamiento de la dinámica de crecimiento a lo largo del año. Los datos monetarios sugieren que el PBoC está en vías de limitar la producción de dinero, aunque la última caída más fuerte podría deberse a circunstancias especiales. El crecimiento del M2 disminuyó al 8,1% interanual (9,4% en el mes anterior), lo que está en línea con las tasas de expansión anteriores a la crisis. El impulso crediticio de China se tornó negativo, lo que pesará sobre el crecimiento en el segundo semestre.
En este sentido Schubert advierte que lo único que podría socavar estos planes de normalización es la inflación. “La inflación sigue siendo probablemente el mayor riesgo y podría obligar a las autoridades a endurecer la política monetaria más rápidamente de lo deseado. Pero el punto de partida de China es relativamente cómodo, ya que la inflación general de los precios al consumo se sitúa actualmente en el 1,3%. Aunque esperamos que el IPC aumente hasta el 3% a finales de este año, vemos pocos indicios hasta ahora de que la inflación de los precios de producción se transmita de forma sostenida al consumidor. Por otra parte, las autoridades ya tomaron medidas preventivas para controlar la presión de los precios de los insumos de los productores permitiendo una mayor producción de carbón y poniendo en marcha el comercio de futuros de materias primas”, añade.
En esta misma línea Diogo Gomes, Senior CRM UBS AM Iberia, apunta: “El principal riesgo para las posiciones procíclicas es que los responsables políticos -en particular los del ámbito fiscal- retiren los estímulos y pongan en peligro la recuperación. En China es donde esta amenaza podría materializarse más rápidamente en comparación con otras regiones, dado que su expansión se encuentra en una fase más avanzada. Las posibles consecuencias negativas podrían ser importantes y de gran alcance en un escenario tan adverso, a la luz de su tamaño e importancia para la demanda de materias primas”.
Los planes económicos de China
La pandemia interrumpió el objetivo de China de convertirse en una economía de calidad. Según explica Xiadong Bao, gestor de fondos de renta variable internacional en Edmond de Rothschild Asset Management, los planes quinquenales han desempeñado un papel importante en la formación de hoy en día en China, tanto económica como socialmente, en los últimos 40 años (más políticamente en los primeros 5-6 planes quinquenales).
“Después de contar con 400 millones de personas de clase media, este plan quinquenal es estratégicamente importante para que China mantenga su competitividad futura y se adapte aún más al nuevo reto demográfico interno y geopolítico internacional. Según el Instituto de Cambio Climático y Desarrollo Sostenible de la Universidad de Tsinghua, la neutralidad del carbono en 2060 implica una inversión anual del 1,5%-2% del PIB en las áreas relacionadas”, explica Bao.
“En el plano fiscal, la Asamblea Popular Nacional (APN) china pidió a finales de 2020 una política fiscal más sostenible y medidas más apropiadas, y el Gobierno anunció una reducción del déficit fiscal general al -3,2% del PIB (-3,7% en 2020). Una de las principales prioridades del plan de inversión pública es la reducción de la dependencia de la tecnología extranjera (por ejemplo, los semiconductores), por lo que tiene previsto invertir 1,4 billones de dólares estadounidenses en nuevas tecnologías (5G, IA, computación cuántica, etc.) hasta 2025. Los esfuerzos de inversión chinos en nuevas tecnologías son un avance bienvenido, ya que la carga demográfica para el crecimiento está aumentando. Dudamos que la nueva política china que permite tener tres hijos esté cambiando mucho. Una clase media creciente -como la de China- suele ir acompañada de una menor tasa de natalidad. Por lo tanto, las inversiones en áreas que pueden generar productividad – como las inversiones en tecnología – pueden ayudar a aliviar la carga del crecimiento demográfico”, añade Schubert.
Uno de los aspectos de la economía que las autoridades chinas, y también los inversores, tendrán que vigilar es la evolución del mercado de crédito, cuyo impulso ha tocado techo y está preparado para ralentizarse y volverse negativo. Según explica Gomes, desde la crisis financiera mundial, “los retrocesos en el crecimiento del crédito chino han coincidido con una contribución a la debilidad de la actividad mundial de bienes y a la debilidad de la renta variable, con retrasos largos y variables”. Pero reconoce que estos desfases se han ido acortando a medida que los participantes en el mercado comprenden mejor la importancia de China en el ciclo industrial mundial.
“En este caso, creemos que el giro en el crédito chino no anunciará una pérdida generalizada de impulso económico, debido a la magnitud del estímulo fiscal estadounidense, el sólido estado de los balances de los hogares y un prolongado ciclo de reposición de inventarios a nivel mundial debido a la persistente escasez de suministros y a los retrasos en los envíos. La actual desaceleración del crecimiento del crédito en China es parcialmente atribuible a una menor necesidad de liquidez a corto plazo a la luz de la mejora de las perspectivas, y también es una función del aumento del crecimiento nominal más que de la desaceleración del crecimiento del crédito. Sin embargo, algunos segmentos intensivos en crédito, en particular el inmobiliario, podrían tener que enfrentarse a un acceso más restringido al crédito y ver cómo la actividad se suaviza un poco. Como tal, es una evolución relativamente positiva para la actividad general, y anuncia un resurgimiento de los gastos de capital de las empresas”, añade Gomes.
Por último, la economía china tiene por delante un gran reto que ahora comienza a abordar: la sostenibilidad. De entrada, China lidera la producción industrial de algunas de las energías renovables más extendidas por el mundo, como la solar y los paneles solares, sin embargo, aún tiene un largo camino que recorrer en el ámbito climático.
“Aunque todavía no se ha anunciado el plan de acción oficial sobre la neutralidad de carbono en 2060, el borrador pide a los gobiernos provinciales que controlen las emisiones de CO2 y fijen objetivos de emisión por industria y región para avanzar hacia el objetivo de neutralidad del carbono. También se están desarrollando soluciones financieras como el establecimiento de un mercado de carbono para el comercio de créditos de carbono o unidades de emisión. El mercado de capitales ya está empezando a poner precio al riesgo de suministro de algunos productores intensivos en carbono en determinadas regiones desde la promulgación del proyecto de plan de acción”, destaca Bao.
El impulso de la vacunación
Pese haber registrado algún rebrote, China lidera la vacunación en el mundo. Según la Comisión Nacional de Salud, el número total de vacunas suministradas superó la barrera de los 1.000 millones durante el fin de semana. Alrededor de dos tercios de los 1.400 millones de habitantes han recibido al menos una dosis, y el gobierno pretende haber vacunado al 40% de la población para julio. En opinión de David Rees, economista senior de mercados emergentes de Schroders, este extraordinario ritmo de despliegue de vacunas en China podría ser una buena noticia para otros mercados emergentes.
“La aceleración de la vacunación puede dar un apoyo marginal a la recuperación del gasto de los consumidores, que hasta ahora ha ido a la zaga de la recuperación económica general. La relativa lentitud de la actividad de consumo refleja probablemente algún cambio estructural en la actividad económica, por ejemplo, en el trabajo a distancia, junto con la aparente ausencia de una fuerte recuperación del mercado laboral. Pero en la medida en que las dudas sobre el COVID-19 han sido un viento en contra para el consumo, esto debería desaparecer a medida que la tasa de vacunación aumente”, afirma Rees.
Según su interpretación, el auge de las vacunas en China también debería ser una buena noticia para el resto del mundo. “La implicación de que China cumpla sus objetivos de vacunación más rápidamente de lo previsto es que podría no pasar mucho tiempo antes de que empiece a exportar grandes cantidades de vacunas a otros mercados emergentes que hasta ahora han carecido de un suministro fiable”, concluye.