La situación económica y política de Italia y el brexit siguen siendo dos riesgos relevantes que pueden afectar a España, señala el Banco de España, que, no obstante, considera que pese a la desaceleración ya prevista, la economía «muestra una estabilidad y robustez bastante notable». Durante una jornada organizada por Mutuactivos y Expansión, el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, ha mostrado su preocupación por los retos que tiene que hacer frente la economía española como son el elevado desempleo, la incidencia del paro de larga duración, la mejora de la productividad, además del alto nivel de deuda pública y el envejecimiento de la población.
En cuanto a Europa, Arce ha explicado que pese a la desaceleración registrada en 2018 -mayor de lo esperado- de cara al futuro es «optimista», ya que existen factores que sustentan la fase de crecimiento de la zona euro, como la mejora del mercado de trabajo y unas condiciones financieras holgadas, que han permitido una mejora del crédito.
En este sentido, ha reconocido que en España, los hogares todavía están reduciendo sus deudas, mientras que las empresas «no están solicitando demasiado crédito», en parte, porque recurren a otras fuentes de financiación no bancarias. «La demanda de crédito bancario por parte de las empresas es débil», ha asegurado Arce, que sobre Europa ha añadido que otros factores que sustentarán el crecimiento serán la previsión de que la política fiscal en el área del euro será ligeramente expansiva en los dos próximos años.
Respesto a la evolución de la economía mundial, apunta que ya muestra signos de fatiga moderados y que existe una divergencia entre las principales potencias mundiales. «La única que se conseguiría salvar de esta ralentización económica sería Estados Unidos porque va dopada con los estímulos fiscales», argumenta Arce.
La materialización de las amenazas proteccionistas por parte de EE.UU. y China ha frenado el comercio internacional y, por lo tanto, el crecimiento mundial. Además, el endurecimiento de las condiciones financieras de EE.UU. ha perjudicado sobre todo a los países emergentes que tienen su deuda en dólares americanos, como Turquía o Argentina. «Si se observa algo positivo en este entorno es que no está habiendo un efecto contagio entre los emergentes y que los inversores no están saliendo de forma masiva», afirma.
Respecto a la zona euro, Arce sostiene que la dinámica sigue siendo la misma, con una desaceleración más fuerte de la esperada después del impulso que se vivió en 2017. «Esta desaceleración es común en todos los países de la zona euro y está creciendo a ritmos de la mitad o por debajo de los que crecía el año pasado», añade. El optimismo se mantiene ya que, según indica, hay ciertos factores que seguirán apoyando la actual fase de crecimiento, como la mejora progresiva del mercado de trabajo y la recuperación de los salarios o las condiciones financieras holgadas, con los tipos de interés en mínimos históricos.
Por otro lado, la política monetaria continuará proporcionando un estímulo necesario para que la inflación mantenga el ajuste sostenido hacia niveles en líneas con el objetivo. Eso sñi, en su opinión, «el BCE seguirá jugando un papel activo importante en los mercados de deuda soberana, ya que va a mantener durante un tiempo prolongado un 20% del stock de la deuda soberana, lo que supone un estímulo monetario importante», concluye este experto.
Invertir más allá de la bolsa española
Este escenario lleva a los principales gestores españoles a mirar más allá de la bolsa española y buscar valor en otros mercados. El principal motivo es que el mercado español no permite tener una cartera lo suficientemente diversificada y las oportunidades son escasas. Álvaro Guzmán de Lázaro, director de inversiones de AzValor, cree que “hay instalado un pesimismo exagerado y es cierto que hay incertidumbre, pero al fin y al cabo el PIB mundial no esta tan mal. En su opinión, si hay recesión no hay que verlo con temor sino como parte del ciclo económico. «Simplemente ahora que hay más volatilidad habrá que ser más selectivos”, afirma Guzmán de Lázaro.
El ruido del mercado es otro de los aspectos que ocupa a los gestores. La paciencia en estos momentos, aseguran, es clave ya que los clientes no suelen entender cómo funcionan sus inversiones y su función es la de explicarles que esto es un negocio a largo plazo.