El entorno actual está caracterizado por el elevado nivel de incertidumbre, producto de factores como el coronavirus, las tensiones comerciales o la crisis en Oriente Medio. Sin embargo, tanto las valoraciones como las perspectivas macroeconómicas dan motivos para ser “constructivos” en los mercados, según Olivier Becker, de Oddo BHF Asset Management. Por ello, asegura que los bonos convertibles cada vez despiertan más interés entre aquellos inversores que buscan protegerse ante caídas potenciales sin dejar de aprovechar las oportunidades que sigue ofreciendo el mercado de renta variable.
En una entrevista con Funds Society en Madrid, el que es responsable de bonos convertibles en la gestora franco alemana considera complicado que en 2020 se repitan los rendimientos del año pasado. Sin embargo, todavía ve motivos para ser optimistas, ya que se prevé un crecimiento global “decente” de en torno al 3%. A esto se une que las valoraciones para los mercados de renta variable y de crédito permanecen “relativamente justas, lo que deja espacio para más rendimiento”, sobre todo en aquellas estrategias más selectivas.
Al valorar los posibles riesgos, Becker señala que todavía queda por ver el impacto que el coronavirus tendrá en los rendimientos. “Es difícil de anticipar porque es algo muy nuevo, pero me inclino a pensar que no va a ser lo suficientemente negativo como para hacer que el escenario central cambie radicalmente”. Por ello, mantiene una postura “constructiva” hacia el mercado; eso sí: siempre teniendo en cuenta que “la incertidumbre está aquí para quedarse”.
En este contexto en el que todavía hay motivos para permanecer invertidos, pero sin perder la cautela, los bonos convertibles son especialmente atractivos gracias a su principal virtud: la convexidad. “Ofrecen la posibilidad de mantener la exposición a la renta variable y, al mismo tiempo, estar preparado para un final de ciclo potencial, limitando las caídas en caso de un mercado bajista”, destaca.
Lo ejemplifica con lo ocurrido el pasado 24 de marzo, un “lunes negro” en el que las bolsas europeas registraron sus peores descensos desde el Brexit: el Euro Stoxx 50 cayó casi un 4%, pero, de ese derrumbe, los bonos convertibles solo supusieron una quinta parte. “Esto se debe a su habilidad para limitar los descensos con su perfil de bono y protegerse con la calidad de su ‘bond floor’”, dice Becker. En ese sentido, revela que, mientras que hace cinco años el 75% de los bonos convertibles eran high yield, en la actualidad, ese mismo porcentaje es grado de inversión.
Un enfoque “growth”
Para él, la clave de los bonos convertibles es que están expuestos, principalmente, a acciones “growth”. Esta mirada permite que, mientras que en 2020 está previsto que el beneficio por acción (EPS) del Euro Stoxx 600 crezca alrededor de un 7%, se espera que las acciones subyacentes en los fondos convertibles de Oddo lo hagan en un 28%.
La entidad gestiona actualmente 300 millones de euros en activos en estrategias convertibles, que, principalmente son dos. El ODDO BHF European Convertibles es el fondo más tradicional y “dinámico”, que invierte en bonos convertibles europeos con pocas restricciones (como un límite máximo para el high yield del 50%) y es independiente del índice de referencia. De hecho, actualmente, cuenta con una sensibilidad a la renta variable del 35,7%, frente al 28,3% del benchmark.
La estrategia tiene una versión más defensiva: el ODDO BHF European Convertibles Moderate, con una sensibilidad máxima hacia la renta variable del 40%, y que, en la actualidad, se ubica en el 26,2%. Además, el fondo es “extremadamente selectivo” en cuanto al riesgo crediticio en la cartera, por lo que la mínima calificación que puede tener un activo es BB.
Pero lo que más destaca Becker de esta estrategia es el hecho de que recientemente obtuvo la etiqueta ISR, algo “bastante singular”. De ahí que tenga un número considerable de restricciones, al excluir a aquellas empresas con grandes controversias ASG. “Habíamos tenido en cuenta estos criterios en nuestras estrategias sin saberlo, y nos dimos cuenta de que potenciaban los rendimientos y nos permitían evitar problemas como posibles defaults”, señala. Esto, unido a su necesidad de ser “creíbles” para sus clientes, les llevó a integrar completamente el ASG en este fondo.
A la hora de construir las carteras, la gestora sigue un proceso “puramente bottom-up”, basado en un análisis muy detallado que abarca los datos cuantitativos, los fundamentales de la renta variable y el crédito, y los datos técnicos de los bonos convertibles en sí (como el ‘bond floor’ o la sensibilidad a la renta variable).
Con todo, sus carteras aglutinan entre 40 y 60 títulos, principalmente del sector tecnológico, la sanidad, el real estate, el sector aeroespacial (Airbus) o el del lujo (LVMH). Mientras, la banca no tiene ninguna presencia en los fondos de Oddo, y apenas hay materias primas ni productos básicos de consumo. “También tenemos varias convicciones fuertes, como Iberdrola o Cellnex, que han contribuido considerablemente al rendimiento en los últimos meses”, revela Becker.