En el mes de octubre, todas las clases de activos sufrieron presiones y quedaron pocos refugios donde guarecerse de la tormenta. Según señala Fidelity International en su informe mensual de renta fija, los efectos derivados de la reducción de la liquidez y las subidas de tipos están empezando a manifestarse, en forma de decepciones en los datos y deterioro de los PMI.
Por su parte, las sanciones y los aranceles provocaron una moderación de las previsiones de beneficios de las empresas más representativas en un momento en el que las valoraciones bursátiles estaban próximas a sus máximos.
Así las cosas, el S&P se anotó su peor evolución mensual desde 2011, lo que sin duda supuso un revés para muchos actores del mercado. Sin embargo, los responsables de asignación de activos apenas hallaron tranquilidad y refugio en otros mercados, ya que la deuda pública no reaccionó y los diferenciales de deuda corporativa se ampliaron durante el mes.
A la espera de que se disipe la polvareda, los bonos del Tesoro de Estados Unidos siguen de capa caída y apenas se observa demanda de duración estadounidense en busca de seguridad. Las correlaciones entre la deuda pública y la renta variable han aumentado recientemente y dificultan a los inversores la tarea de diseñar coberturas. Existen varias explicaciones sobre los motivos del giro en las correlaciones y ninguna es concluyente. Algunos observadores han apuntado a los fondos de paridad de riesgos como la razón por la cual la renta variable y la renta fija se han movido al unísono, pero lo más probable es que su impacto haya sido escaso y temporal. Un culpable más probable es la retirada de liquidez de la Fed y otros bancos centrales.
La marea de liquidez de la Fed elevó todos los barcos, tanto en renta variable como en renta fija, y ahora que está bajando todos los barcos descienden, en gran medida, al unísono. El entorno macro sigue siendo sólido y aunque el ajuste de las valoraciones de los beneficios lastra las bolsas, los mercados de renta fija se moverán al son de la Fed, que mantendrá el rumbo al menos unos pocos trimestres más. La inflación está arraigando en el sistema, el mercado laboral sufre tensiones y el mercado descuenta únicamente 65 puntos básicos de subidas de tipos de aquí a finales de 2019.
Parece una valoración razonable a tenor de las expectativas de Fidelity International, pero indudablemente existe el riesgo de que la Fed siga subiendo tipos en el segundo semestre de 2019. Los factores técnicos siguen planteando dificultades y se avecinan más emisiones de bonos del Tesoro de Estados Unidos en un momento en el que los inversores pueden optar por seguir invirtiendo en liquidez en dólares y conseguir un carry decente.
Atractivo en bonos del Tesoro de EE.UU.
Después de los movimientos recientes, los bonos del Tesoro de Estados Unidos son muy atractivos, dicen en Fidelity. La presión vendedora ha obedecido enteramente a las subidas de los rendimientos reales y a estos niveles descuentan presumiblemente unas perspectivas de crecimiento real muy optimistas en la economía estadounidense. Sin embargo, a corto plazo probablemente persistan los obstáculos, el principal de los cuales es la esfera política. Los mercados pusieron el foco en el resultado de las elecciones legislativas en Estados Unidos y, en este sentido, la opinión de consenso era que los demócratas se harían con el control de la Cámara de Representantes y los republicanos mantendrían el del Senado. La carrera por la Cámara de Representantes no fue tan reñida como se preveía inicialmente y el mercado no descontaba una victoria contundente de los republicanos.
En el Reino Unido, el Banco de Inglaterra mantuvo los tipos sin cambios, pero dejó un mensaje de sesgo restrictivo. De no ser por el Brexit, el banco central probablemente subiría los tipos más pronto que tarde. Sin embargo, los riesgos del Brexit proyectan una sombra alargada que termina imponiendo cautela a las autoridades. La deuda pública británica subió con fuerza durante la segunda quincena de octubre: los tipos descendieron 30 puntos básicos desde los máximos de mediados de mes. «Aunque consideramos que el mercado seguirá encontrando apoyo a corto plazo, preferimos recoger beneficios en nuestras posiciones y pasar a infraponderación», dicen en la gestora.
En Europa, por último, la política italiana sigue siendo protagonista y los pronunciamientos sobre los presupuestos tanto del gobierno como de sus socios europeos no tienen visos de apaciguarse. El último dato publicado del PIB italiano mostró que la economía se había estancado en el tercer trimestre y puso de relieve los obstáculos a los que se enfrentará al nuevo gobierno para cumplir sus promesas electorales. A corto plazo, se podría ver cierta recuperación en los activos italianos, pero es improbable que los diferenciales desciendan hasta los niveles de enero a corto plazo.
En los Bunds, Fidelity International recupera la infraponderación desde una óptica táctica. «Esta clase de activos seguirá replicando la evolución de los bonos del Tesoro de Estados Unidos y los riesgos para los rendimientos están orientados al alza de cara a las próximas semanas», advierten.