El mayor gobierno conservador desde 1987 en Reino Unido ha despejado los obstáculos parlamentarios para abandonar la Unión Europea el 31 de enero. Más de tres años después del referéndum, no todas las incertidumbres que rodean al Brexit están resueltas. Siguiendo el calendario, ayer se aprobó el mandato negociador de los 27 países de la UE, que de acuerdo con Michel Barnier, negociador jefe de la U.E. para el Brexit, estipula requisitos que ya fueron aprobados por Boris Johnson hace meses, por lo que insta al primer ministro británico a que no dé marcha atrás en lo logrado hasta el momento.
En este sentido, Barnier ha advertido a Reino Unido de que no habrá acuerdo a cualquier precio. «Lo países miembros podrán introducir medidas de manera unilateral e interina ante cualquier quiebra de las condiciones de igualdad en la competencia e impondrán la necesidad de proteger los estándares europeos en ámbitos sociales como la sanidad o el mercado laboral. La primera ronda de negociaciones comenzará el lunes de la semana próxima y se espera que se prolongue hasta el jueves. Desde Downing Street mantienen que Reino Unido quiere un acuerdo estilo Canadá, que les permita mayor libertad regulatoria, opción rechazada por Bruselas apuntando al mayor volumen de comercio que hay entre los países miembros de la U.E. y el Reino Unido, además de la cercanía geográfica», explican los analistas de BancaMarch.
Ahora bien, ¿qué aspectos continuarán nublando el horizonte económico del Reino Unido en el futuro inmediato? Stéphane Monier, CIO de Lombard Odier, destaca ocho factores a tener en cuenta en 2020:
- La posible puesta en marcha de una “economía estancada”: Tras la disputa entre el ministro de finanzas, Sajid Javid, y el primer ministro británico, Boris Johnson, que resultó en la renuncia de Javid, el nuevo canciller del Tesoro, Rishi Sunak, compartirá equipo de asesores con Johnson. De acuerdo con Stéphane Monier, esto aumentará la supervisión del primer ministro sobre las finanzas del país. Mientras, los mercados interpretaron la disputa como una señal de que el gobierno podría estar preparando un programa más ambicioso desde el punto de vista fiscal para poner en marcha una “economía estancada”. Al mismo tiempo, el país inicia un proyecto de infraestructura ferroviaria de alta velocidad que une Londres con el norte de Inglaterra, con un coste estimado de más de 100.000 millones de libras.
- La necesidad de un catalizador: Las perspectivas del Banco de Inglaterra, publicadas en enero, prevén un crecimiento del producto interior bruto del 0,2% para el primer trimestre de 2020, en comparación con el 0,0% del último trimestre del año pasado. “Nuestra previsión anualizada, que coincide en líneas generales con las expectativas del Banco de Inglaterra para el año completo de 2020, es de un crecimiento del PIB del 1,4% y una inflación del 1,8%”, subraya Monier. Según las declaraciones del Banco de Inglaterra, estas previsiones “asumen que hay un movimiento inmediato pero ordenado hacia un profundo acuerdo de libre comercio con la UE el 1 de enero de 2021”. No obstante, Monier advierte de que los inversores no deberían darlo por sentado, dadas las complejidades de la negociación que se avecina y el plazo de fin de año para las conversaciones comerciales con la UE.
- Las negociaciones sobre las futuras relaciones comerciales: Este marzo comenzarán las negociaciones entre la Unión Europea y el Reino Unido. El Primer Ministro ha asegurado que el Reino Unido no planea seguir las reglas de la UE sobre subsidios, competencia, estándares sociales o el medio ambiente, y ya ha descartado solicitar una extensión del plazo del 31 de diciembre. La prisa del Reino Unido por firmar un acuerdo con la UE sugiere que “quiere pasar rápidamente a asegurar acuerdos con otros socios comerciales, que traerán sus propios desafíos”, añade Monier. En caso de extender las conversaciones, Reino Unido tendría que presentar una solicitud antes del 1 de julio, según el proceso acordado el año pasado. Monier advierte de que “el peligro es que, en lugar del profundo acuerdo comercial asumido por el Banco de Inglaterra, el corto plazo implica que es probable un acuerdo poco ambicioso”. Por esta razón, descartan un giro de 180 grados por parte del gobierno de Johnson. “Dado el corto calendario de negociaciones de diez meses, sólo un acuerdo limitado puede ser posible”, afirma Monier que pone, como ejemplo, el acuerdo comercial de la UE con Canadá que tardó más de cinco años en negociarse y sólo se aplicará en su totalidad unos años más.
- La posición de la industria financieras: Según la Comisión Europea, un calendario corto no es compatible con la necesidad de negociar temas económicamente significativos, o políticamente sensibles. Sin embargo, Monier recuerda que “cualquier acuerdo entre la UE y el Reino Unido debe abarcar el sector de los servicios financieros de importancia”. En 2018, la industria financiera del Reino Unido representó el 6,9% de la producción total del país, lo que lo convierte en el mayor exportador neto de servicios financieros del mundo. La declaración política conjunta del Reino Unido y la UE reconoce que los servicios financieros deben incluir el reconocimiento mutuo o la equivalencia en las reglamentaciones. Como miembro de la UE, el Reino Unido ayudó a redactar e implementar las regulaciones financieras del bloque. En este sentido, “cualquier acuerdo de equivalencia no irá tan lejos como las normas existentes que permiten a las empresas de la UE y del Reino Unido operar en toda la región utilizando un sistema de pasaporte”, afirma Monier. Esto permite a una empresa del Reino Unido operar en toda la Unión Europea, incluido el registro de un fondo mutuo o un fondo de cobertura en un Estado miembro y su posterior venta en otros.
- El valor de la libra esterlina: “La probabilidad de que la UE y el Reino Unido no lleguen a algún tipo de acuerdo parece ahora menor que antes de las elecciones generales de diciembre”, recuerda Monier. No obstante, la posibilidad de otro escenario de fin de año sin acuerdo mantendrá la suficiente presión sobre la libra esterlina como para limitar cualquier repunte de la moneda británica. A corto plazo, desde Lombard Odier esperan que el GBPUSD se negocie en un rango estrecho entre 1,28 y 1,32. Además, el vicegobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, tomará el relevo de Mark Carney el 17 de marzo y presidirá su primer Comité de Política Monetaria el 26 de marzo. Antes de esa reunión, los mercados están valorando una posibilidad entre cuatro de un recorte de los tipos de interés, según datos de Bloomberg. En enero, el Banco de Inglaterra tomó la decisión de dejar las tasas sin cambios en un entorno económico estabilizador tanto en el país como en el extranjero. Aunque no prevén ningún cambio en la política de tasas este año, cualquier nuevo brote de incertidumbre relacionada con el Brexit probablemente empujará al BoE hacia la relajación, advierte Monier.
- Los rendimientos de los bonos: Los rendimientos de los bonos soberanos a diez años del Reino Unido se negociaron recientemente cerca de mínimos históricos, en un 0,63%, lo que, según Monier, “refleja las preocupaciones de los inversores sobre el crecimiento de la economía y la cautela sobre las negociaciones de Brexit”. Esto hace que el diferencial de rendimiento entre los vencimientos a 2 y 10 años se aproxime a un nivel plano, un nivel que no se había visto desde 2005-2007 y 1997-1999. Por otro lado, el nombramiento de Sunak ejerció presión sobre los gilts a 10 años, que subieron 10 puntos básicos durante la última semana hasta el 0,65%. Por ello, desde Lombard Odier consideran que es altamente probable que el impacto general de cualquier estímulo fiscal en la curva de rendimiento sea marginal, pues los factores globales y los relacionados con el Brexit seguirán dominando el mercado de bonos del Reino Unido.
- La renta variable del Reino Unido, al alza: Este activo se ha beneficiado de una cierta reducción de la incertidumbre desde las elecciones y en Lombard Odier creen que el crecimiento de las ganancias alcanzará un alto nivel de un solo dígito en 2020. El FTSE 100 ha disminuido un 1,4% este año, en parte debido a su exposición a las acciones cíclicas y al impacto del coronavirus. Sin embargo, esperan que a lo largo del año las empresas nacionales británicas ganen, en particular si el presupuesto del Reino Unido da un impulso fiscal en marzo.
- Las estrechas relaciones entre la pesca y las finanzas: Monier resalta la unión de la pesca y las finanzas en la futura discusión sobre las relaciones post-Brexit. “Si bien el sector pesquero es económicamente mucho más pequeño que el financiero, es altamente político”, advierte la CIO de Lombard Odier. La industria pesquera del Reino Unido contribuyó sólo con el 0,12% de la producción económica del Reino Unido en 2016, según un informe del gobierno británico. Los defensores del Brexit hicieron campaña con promesas de que la secesión de la UE daría a los pescadores británicos el control de las aguas costeras de Gran Bretaña, pero, a medida que las conversaciones progresen este año, debería quedar claro dónde están las prioridades del gobierno británico.
Según los plazos vigentes, Reino Unido abandonaría la unión aduanera y el mercado único el próximo 31 de diciembre y ambas partes debería ponerse de acuerdo antes del 1 de julio en caso de querer implementar una prorroga al periodo de negociaciones.