En los meses en los que la renta fija de mercados desarrollados perdió encanto, los mercados emergentes pasaron a ser una de las asignaciones que más sedujeron a los inversores. Ahora que este activo tradicional vuelve a tener atractivo, Nuria Jorba, analista senior de crédito de Vontobel, considera que no hay motivo para abandonar la renta fija de mercados emergentes, en particular los bonos corporativos. En esta entrevista concedida a Funds Society nos explica las oportunidades que siguen ofreciendo.
¿Qué freno existe a la hora de que los inversores inviertan en bonos corporativos emergentes?
Creo que se ve un activo muy arriesgado, lo cual es un mito muy difícil de rebatir. Es curioso, un inversor europeo se siente más cómodo invirtiendo en una compañía de high yield española o europea, es decir, con alto riesgo, antes que en una empresa china que no conoce, aunque tenga menos riesgo. Yo creo que ese es el mito que más cuesta desmontar: el que se considera muy arriesgado.
¿También tienen esta percepción los inversores institucionales?
Los mercados emergentes son los más abiertos a la hora de invertir en esta clase de activo. El inversor institucional latinoamericano, por ejemplo, suele sentirse más cómodo en renta fija emergente, aun invirtiendo en deuda asiática. Eso es porque, primero, ellos entienden mejor que haya un poco más de volatilidad, que haya que diversificar y que estar concentrado en tu país suponga un riesgo muy alto. Un ejemplo de cómo son estos inversores es que, durante la crisis de 2022, no se salieron del mercado. Entienden el riesgo que hay y que además, puede haber un mal año, pero saben también que después puede venir un repunte. Es un inversor mucho más preparado y dispuesto.
Durante el último año, ya que la renta fija de mercados desarrollados daba poco, hemos visto una mayor recomendación de invertir en bonos emergentes en moneda fuerte. Con la vuelta del atractivo en la renta fija tradicional, ¿van a perder el interés los inversores?
Hace un año la rentabilidad tanto a nivel europeo como en mercados desarrollados era muy baja, por lo tanto, solo se veía valor en renta fija emergente, que estaba pagando retornos positivos. Es cierto que ahora tenemos una mayor competencia con la deuda de los países desarrollados, porque los fondos de deuda comienzan a dar rentabilidades también atractivas. Aun así, desde Vontobel defendemos que es bueno diversificar y creemos que mantener una asignación del 5% o 10% en emergentes, te puede dar un repunte de retorno mucho más significativo.
¿Qué porcentaje de asignación sería recomendable?
Depende del perfil de riesgo que tiene cada cliente. Por ejemplo, un 10% de la cartera sería interesante. El riesgo se puede combinar, puedes meter en la cartera un fondo de calificación más baja y combinarlo con un fondo de bonos corporativos investment grade, que te pueden pagar hasta un 7% de retorno con compañías con riesgo de default muy bajo. El año pasado desde Vontobel lanzamos un fondo de investment grade justamente para dar respuesta a este enfoque: poder combinar y crear un riesgo que el cliente pueda manejar.
En esta apuesta primera por la renta fija emergente y la vuelta a la renta fija de mercados desarrollados, ¿se han perdido los inversores las oportunidades que ofrece la deuda corporativa?
El gran trabajo que tenemos es evitar que se pierdan esas oportunidades en deuda corporativa emergente. Nuestro argumento para ello es la diversificación. Muestra de ello es que en nuestro fondo tenemos 360 posiciones, es decir, la exposición es muy pequeña. Lo que hay que evitar son concentraciones muy altas en un solo nombre. En comparación, el inversor que compra específicamente el bono en vez de ir a un fondo toma mucho más riesgo.
Uno de los argumentos que más hemos escuchado en favor de los bonos corporativos emergentes es que los fundamentales de las compañías son buenos. ¿Podrías darnos tu visión sobre esto?
Exacto, las compañías tienen unos fundamentales muy sólidos, pero también los países a nivel macro. Según el FMI, la previsión es que el crecimiento en los mercados emergentes sea mucho más alto que el de los desarrollados, y a nivel corporativo, lo mismo. Cuando tienes una compañía con un rating sólido de aquí, la calidad suele ser mucho mayor y ahora mismo si miras el apalancamiento de una empresa emergente es mucho menor que una de mercados desarrollados.
¿Esto está muy vinculado al sector del que estemos hablando?
Es verdad que hay sectores que por su naturaleza necesitan de un nivel de capital más alto y, por lo tanto, el apalancamiento es mayor. De todas formas, si comparamos uno de estos sectores más intensivos en capital, como por ejemplo las utilities o la IT, en los mercados emergentes y en los desarrollados, vemos que el apalancamiento es menor en emergentes, básicamente porque se tienen que preparar más. Esto es algo que hemos visto el año pasado y con anterioridad. En los últimos años, cuando los tipos de interés han sido tan bajos, muchas compañías han hecho recompras de deuda, en particular compañías sudamericanas y brasileñas, lo que ha fortalecido mucho sus balances.
Teniendo en cuenta cómo han crecido las emisiones en los mercados emergentes, ¿cómo de maduros están ya estos mercados de deuda?
Son mercados maduros en el sentido de que hay profundidad: el tamaño del mercado de deuda corporativa es muy similar a la deuda de alto riesgo americana. Puedes comprar y vender muchos bonos y puedes exponerte a cualquier sector que quieras con más o menos riesgo. Hay todo el espectro de inversión. Es cierto que como el tipo de inversor es menos especializado, los movimientos son mucho más drásticos, lo que ofrece mejores oportunidades de inversión, pero también es muy importante seleccionar, así como entender las compañías y su riesgo.
¿Cómo le puede afectar a esta clase de activo el comportamiento del dólar este año?
Creemos que, evidentemente, el comportamiento del dólar tiene influencia porque hay muchas compañías que se financian en dólares y que después generan sus ingresos en moneda local. Está claro que esta clase de compañías va a sufrir si el dólar está fuerte. Lo que hay que tener en cuenta en mercados emergentes es que, el año pasado, los países fueron mucho más activos subiendo los tipos de interés. Por lo tanto, los países emergentes, en general, no digo todos, van a poder empezar a bajar tasas y eso fortalece sus monedas locales. Evidentemente, si hay una política muy restrictiva de la Fed y los tipos de interés suben, y el dólar se fortalece mucho, el impacto para los emergentes va a ser claro. Pero ellos ya han hecho su parte del trabajo y eso también es positivo para la deuda en moneda local.
¿Se ha convertido la falta de un mayor desarrollo de la ESG en estos mercados en otro de esos frenos para el inversor?
Yo creo que las compañías emergentes están haciendo un esfuerzo muy grande para mejorar sus ratios de ESG, porque es una realidad que está aquí para quedarse. Pero hay que entender la sostenibilidad como un proceso: las compañías necesitan tiempo para afrontar esos procesos de transición y, por tanto, es necesario que haya un mercado que pueda facilitar esta transición y conversión a un sector más sostenible. Es cierto que van un poco más rezagados si lo comparamos con la deuda de los mercados desarrollados, pero hay interés y se están haciendo avances. Creo que eso es lo importante: encontrar esos avances.