El Banco Central Europeo (BCE) no tiene necesidad de recurrir a la ‘opción nuclear’ de la plena relajación cuantitativa ahora que el crecimiento vuelve a la Eurozona, aunque la puerta se mantiene abierta a esa posibilidad, afirma el economista jefe de Robeco, Léon Cornelissen.
La economía de la tan sufrida Eurozona mejora hasta el punto de que pronto veremos el fin de los odiados programas de austeridad, cree Léon Cornelissen. Mientras tanto, la amenaza de la deflación que perjudicaría seriamente una recuperación se está esfumando, gracias a las mejores cifras que registra el crecimiento, afirma.
Y con estos dos problemas bajo control, irónicamente el principal enemigo del BCE podría llegar a ser la propia fortaleza del euro, asegura Cornelissen. Una divisa fuerte es un problema, porque encarece las exportaciones y abarata las importaciones. Esto es un arma de doble filo, pues perjudica a los exportadores europeos, amenazando la recuperación, y fomenta de desinflación, pues los bienes importados se tornan relativamente más baratos.
“Con una economía en fortalecimiento gradual la deflación es poco probable, y si se materializa en los próximos meses lo más seguro es que fuera de manera momentánea”, asegura Cornelissen. “La combinación política de la Eurozona también está cambiando, con la austeridad en el camino de salida, lo que seguirá fomentando la recuperación”.
Reticencia a la relajación cuantitativa generalizada
La fortaleza de los últimos datos económicos de la Eurozona significa que el BCE podría ser reacio a llevar el estímulo monetario demasiado lejos. Sus medidas de estímulo anunciadas la semana pasada, incluyendo un recorte de tipos, junto una tasa de depósitos negativa y programas de refinanciación, fue bien recibido por el mercado.
“El BCE no ha entrado en un programa de relajación cuantitativa generalizada, lo que habría sido un verdadero enfoque de ‘choque y temor’, aunque ha dejado la puerta abierta a esa posibilidad”, afirma Cornelissen. “Sin embargo, el BCE ha expresado reiteradamente su frustración por la fortaleza del euro, y ese factor ha motivado claramente los últimos cambios en su política”.
Afirma que el euro podría debilitarse perfectamente frente al dólar, pues la economía estadounidense se defiende mucho mejor, superado ya el mediocre comienzo de año. La última lectura del índice ISM manufacturero de mayo, en el 55,4 (cifras superiores al 50 representan expansión económica) significa que el tapering de compras de bonos por parte del banco central estadounidense se mantendrá según lo previsto.
“Ahora que la economía estadounidense muestra un sólido repunte tras un primer trimestre inusualmente débil por motivos vinculados a la meteorología, podemos esperar nuevas negociaciones sobre el momento de la primera subida de tipos en Estados Unidos, y con ello el dólar se fortalecerá”, afirma Cornelissen.
“La fortaleza del euro ha sido un factor que ha motivado claramente los últimos cambios en la política del BCE”
Se pasa por alto el fallo en el objetivo de inflación
Sin embargo, los inversores no deberían descartar la posibilidad de una futura relajación cuantitativa en Europa, debido a que el anuncio sobre los tipos que realizó el BCE el pasado 5 de junio pronostica algo que el mercado podría haber subestimado, afirma Cornelissen. El Banco Central ha admitido que no va a alcanzar su propio objetivo de inflación para finales de 2016, al límite de la previsión actual, espera que la inflación se sitúe en el 1,5%.
“Dado que el objetivo del BCE se cuantifica generalmente en el 1,75%, el Banco Central admite de manera explícita que no cumplirá el mandato sobre su propio horizonte de previsión”, afirma Cornelissen. “Por lo que sabemos, esto sienta un notable precedente e indica claramente la tendencia hacia una mayor relajación; en este caso –de manera inevitable–, una relajación cuantitativa generalizada”, afirma. “No obstante, seguimos pensando que un cambio de política hacia la relajación cuantitativa generalizada es poco probable”.
“En conclusión, las medidas adoptadas por el BCE son un leve impulso para los activos de riesgo. Aunque la atención está centrada en las medidas monetarias, y que el verdadero avance económico podría alcanzarse mucho más fácilmente mediante la política fiscal, los inversores tendrán el consuelo de la clara expresión de compromiso con la relajación cuantitativa si surge la necesidad”.