La amenaza de imponer aranceles a México desde el 10 de junio afectó de manera importante las perspectivas del país emergente, que ya contaba con menor atractivo desde que Trump fue elegido y después de que AMLO anunciara la cancelación del aeropuerto de Texcoco. Si bien el presidente Trump anunció la firma de un acuerdo entre los dos países que suspende indefinidamente la imposición de aranceles a las importaciones de México, el daño ya está hecho.
De cara de los inversionistas internacionales, y según comentó Hugo Petricioli, director de Franklin Templeton para México y Centroamérica, los temas de comercio internacional si preocupan a los clientes extranjeros. En un desayuno para la presentación de sus nuevos ETFs, incluído uno con exposición a México, el directivo mencionó a Funds Society que «fuera de México, el país ahora no es muy atractivo».
De acuerdo con Dave Lafferty, estratega en jefe de mercados de Natixis IM, era de esperarse que el conflicto no escalara, «a diferencia de China, donde una postura de mano dura cuenta con el apoyo bipartidista en el congreso de EE.UU., no existe mucho apetito por una batalla prolongada con la frontera sur de EE.UU.. Confrontar los abusos de China cuenta con un amplio apoyo entre la comunidad empresarial estadounidense. Castigar a México con aranceles debido a motivos no económicos (ej. Migración) cuenta con muy poco respaldo».
El acuerdo alcanzado entre ambos países establece que México desplegará alrededor de 6.000 elementos de la recién creada Guardia Nacional en la frontera con Guatemala para limitar la inmigración de personas de origen centroamericano. “México incrementará significativamente su aplicación de la ley mexicana a fin de reducir la migración irregular incluyendo el despliegue de la Guardia Nacional en todo el territorio nacional dando prioridad a la frontera sur”, comentó en conferencia de prensa Marcelo Ebrard, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores. “México está tomando acciones decisivas para desmantelar las organizaciones de tráfico y trata de personas. Así como sus redes de financiamiento y transporte ilegales”.
Mientras tanto, Fitch rebajó la calificación de la deuda de México a (BBB) desde (BBB+) y revisó la perspectiva de Negativa a Estable. De acuerdo con la calificadora, la rebaja refleja una combinación de un mayor riesgo para las finanzas públicas del país derivado del deterioro del perfil crediticio de Pemex, aunado a la debilidad del entorno macroeconómico, lo que está siendo exacerbado por amenazas externas derivadas de las tensiones comerciales, cierta incertidumbre de las políticas domésticas y las actuales restricciones fiscales. Moody’s redujo la perspectiva de ‘estable’ a ‘negativa’ para la deuda soberana de México, así como para siete bancos que operan en México (BBVA Bancomer, Banorte, Citibanamex, Banco Santander México, Nafin, Banobras y Bancomext). En marzo fue Stardard & Poor’s quien bajó de ‘estable’ a ‘negativa’, también a consecuencia de un cambio similar para la nota soberana del país.
Viendo la recuperación del peso frente el dólar, analistas de MONEX comentaron que «el acuerdo migratorio no solo sorteó una catástrofe en la ya debilitada actividad económica mexicana, sino que alivió la amenaza de un mayor escalamiento en las relaciones comerciales con su principal socio comercial… Aunque de momento la suspensión de los planes arancelarios ofrece un ligero respiro al peso mexicano y pone en movimiento el proceso de ratificación del acuerdo comercial USMCA, la posibilidad de amenazas repentinas continúa en las cartas de la economía mexicana. Ambas partes acordaron revisar el progreso de los acuerdos migratorios en los próximos 90 días, lo que mantiene latente el riesgo de nuevas sanciones contra México en el corto plazo. Hasta la fecha, Donald Trump ha retrocedido en todas sus amenazas contra México; primero sobre el cierre inmediato de la frontera y luego sobre sanciones arancelarias a los coches. Aunque la historia se repite una tercera vez, la inestabilidad política se mantiene sembrada en el sentimiento de los inversores y de las mayores agencias calificadoras de riesgo, un factor indeseado por los mercados financieros domésticos».