NN Investment Partners publicó recientemente el primero de una serie de tres artículos en los que la gestora examina las ambiciones de China tras la aprobación de su último plan quinquenal, que marcará las pautas políticas y económicas del gigante asiático para el período 2021 – 2025 con vistas a acelerar el desarrollo tecnológico, estimular la inversión privada y otorgar mayor protagonismo al consumo interno. Según NN IP, la principal economía emergente está lista para convertirse en un actor aún más dominante en la escena internacional.
A continuación, compartimos las principales conclusiones del análisis realizado por Maarten-Jan Bakkum, estratega senior de mercados emergentes de NN IP, y que puedes leer integro aquí.
La ambición de China de duplicar el tamaño de su economía en los próximos 15 años debe tomarse en serio
La experiencia demuestra que China suele cumplir sus objetivos de crecimiento. En las últimas décadas, el rápido desarrollo del país se vio impulsado por las exportaciones, las inversiones públicas en infraestructuras y un fuerte aumento del apalancamiento. Sin embargo, el crecimiento en el próximo período tendrá que provenir principalmente de la innovación y el sector privado, apunta NN IP.
“Esta estrategia tiene sentido”, afirma Jan Bakkum, dados los elevados niveles de endeudamiento de China, un entorno mundial más complejo y un panorama demográfico menos favorable en el país. Si el sector privado se convierte en la “fuerza decisiva” y la asignación de capital comienza a estar cada vez más definida por el mercado, las autoridades podrían perder capacidad de control y la futura trayectoria de crecimiento de China sería menos predecible y más volátil, apunta el estratega senior de mercados emergentes de NN IP.
Gran parte del éxito de la nueva estrategia de crecimiento China dependerá del avance tecnológico del país
Las inversiones de China en educación e I+D han sido impresionantes tanto por dimensión como enfoque. Según NN IP, el principal reto que afrontará el país para su crecimiento serán las relaciones con otros países, de los que aún necesita importar conocimientos, bienes de equipo y componentes de alta tecnología.
Otra cuestión que queda por resolver es hasta qué punto el ecosistema empresarial chino será capaz de generar el nivel necesario de inversiones por parte del sector privado. “¿Cederá el gobierno central el suficiente control para que la competencia en el sector empresarial impulse la innovación a niveles más elevados?”, se pregunta Jan Bakkum.
Las perspectivas del consumo de los hogares son menos inciertas
Las mejoras en la seguridad social y los servicios públicos llevadas a cabo a partir de los años 90 han sentado una gran base para que los hogares chinos ahorren menos y gasten más. Según NN IP, una política de ingresos más activa y la flexibilización gradual de las restricciones a la migración interna deberían contribuir a ampliar el grupo de rentas medias e impulsar la urbanización en China.
“Las inversiones en infraestructuras y vivienda, así como el probable aumento de los ingresos medios, harán de la urbanización una fuente importante y relativamente fiable de crecimiento futuro”, señala Jan Bakkum.
El sector de las exportaciones será un motor de crecimiento más discutible
El gobierno chino quiere depender menos de las exportaciones, según NN IP. La gestora espera que, en las próximas décadas, las relaciones de China con el exterior sean más antagónicas a medida que el país defienda más asertivamente sus intereses nacionales y geopolíticos en consonancia con su crecimiento dominio económico.
Si bien la disminución de la población activa podría convertir a China en menos apta para la manufactura intensiva, esto no debería suponer un problema para la competitividad y el desempeño de las exportaciones del país. En este sentido, Jan Bakkum apunta que “el mix de exportaciones está cambiando rápidamente, reflejando una transición de la manufactura tradicional a la ingeniería de alta tecnología”.
Los elevados niveles de dependencia mutua entre China y el mundo occidental no excluyen la posibilidad de que se produzcan graves conflictos comerciales, como los ocurridos en los últimos años. Sin embargo, “sí indican que, en la mayoría de los casos, es probable que prevalezca el pragmatismo”, concluye Jan Bakkum.