La deuda de los mercados emergentes se comportó como una montaña rusa en 2020. Los diferenciales se ampliaron en marzo hasta niveles no vistos en una década para, posteriormente, ajustarse a sus bajos previos a la pandemia. De cara a 2021, NN Investment Partners (NN IP) cree que los principales puntos de interés en el mercado de deuda emergente serán la recuperación de los fundamentales y la generación de unas condiciones técnicas propicias con los inversores tomando riesgos en sus carteras de inversión.
En su informe de perspectivas ‘EMD Outlook 2021: A year of recovery and re-risking’, NN IP señala que “los activos deberían beneficiarse de la continuación de las políticas de apoyo a medida que se recupera el crecimiento mundial”. Además, señala NN IP, “la divergencia en el diferencial de crecimiento entre los mercados emergentes y los desarrollados presagia una buena evolución de los flujos de capital, al tiempo que las previsiones de recuperación para 2021 favorecen a los mercados emergentes”.
Las perspectivas acerca de los mercados emergentes eran realmente positivas a principios de 2020. Sin embargo, la COVID-19 provocó que estas cayeran en picado debido al aumento de las infecciones ligadas a la pandemia y la consecuente introducción de restricciones impuestas por los gobiernos, empujando a la economía mundial a la recesión. La política monetaria altamente acomodaticia de los principales países desarrollados ayudó a los mercados a salir del abismo, mientras que las políticas de endeudamiento y de gasto público ayudaron a limitar el impacto en la actividad económica. Por otro lado, el FMI y otras instituciones financieras concedieron con rapidez préstamos a países sin las condiciones habituales.
Una vez que el humo se fue disipando, la recuperación de los mercados favoreció la demanda de bonos de los países emergentes, ayudando a que el flujo de deuda de países emergentes con moneda fuerte volviese a ser positivo en 2020. La recuperación de la confianza entre los inversores unido a bajos tipos de interés récord propiciaron una búsqueda de rentabilidad que continuó durante todo el año y empujó a los diferenciales de los bonos de mercados emergentes a niveles similares a los de principio de 2020. Los inversores se centraron en gran medida en las expectativas de recuperación mundial y dejaron a la recesión global en su espejo retrovisor. Las noticias positivas sobre las vacunas y los resultados de las elecciones en EE.UU también ayudaron a mejorar las expectativas. Así, los mercados cerraron el año en un tono optimista, con rendimientos totales positivos en todas las clases de subactivos en la deuda de mercados emergentes.
En 2020, el equipo de NN IP añadió un cuarto parámetro de utilidad para la evaluación de oportunidades y riesgos entorno a los diferenciales de bonos soberanos: un estudio “bottom-up” sobre los factores medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG). En opinión de la gestora, los principales puntos de interés que marcarán el año 2021 serán la recuperación de los fundamentales y la generación de unas condiciones técnicas propicias con los inversores “re-arriesgando” en lugar de “des-arriesgando” en sus carteras de inversión. Asimismo, espera que este impulso de “re-riesgo” integre el foco ESG de manera sustancial.
“El próximo año puede no ser tan extraordinario, aunque debería seguir ofreciendo amplias oportunidades de inversión. Probablemente, los responsables políticos serán cautos a la hora de retirar las políticas de estímulo dado que, aún con visos de recuperación a nivel global, los niveles siguen estando por debajo de los tiempos pre-Covid. La recuperación económica y la postura monetaria moderada por parte de los países desarrollados favorecerá los activos de deuda de países emergentes. Las divergencias de crecimiento entre los mercados emergentes y los mercados desarrollados auguran buenos flujos de capital, que se estancaron durante el año pasado”, apunta NN IP.
Las economías del este asiático, y en particular China, fueron en 2020 de las más resilientes del mundo. Las proyecciones de recuperación para 2021, como las recientes previsiones de crecimiento realizadas por el FMI y el Banco Mundial, también favorecen a los mercados emergentes. En base a estas perspectivas macroeconómicas, NN IP espera “una rentabilidad global positiva para la deuda de mercados emergentes en 2021, la cual estará también marcada por la dispersión entre regiones y países”.
La ESG continuará en la senda del crecimiento acelerado
El contexto internacional que favorece las inversiones sostenibles está ganando momentum. El presidente Joe Biden ha devuelto a Estados Unidos al Acuerdo de París, afirmando que planea “reconstruir mejor” en la búsqueda de un futuro innovador y sostenible centrado en la energía limpia. En Europa, el ‘Green Deal’ europeo ambiciona que el continente alcance las emisiones climáticas neutras para el año 2050; además, la nueva Taxonomía de la UE y el Estándar de Bonos Verdes de la UE se convertirán en hitos para la integridad y la transparencia en el mercado de bonos verdes. En China, el presidente Xi Jinping sorprendió a la comunidad internacional con la ambiciosa promesa de que el país alcance las emisiones netas de carbono para el año 2060.
Según NN IP, estas condiciones crearán un caldo de cultivo beneficioso para la balanza de pagos de países clave en el suministro mundial de materiales utilizados para infraestructuras (mineral de hierro, hormigón, cobre) y energía verde (litio o minerales raros). Chile, Perú, Indonesia y China son países a los que apunta la gestora. Respecto a aquellos gobiernos más escépticos entorno al cambio climático y el Acuerdo de París, como el Brasil liderado por Jair Bolsonaro, NN IP cree que podrían enfrentarse a una “creciente presión por parte de la comunidad internacional y una Administración Biden más activa [que la de Trump]”.
La pandemia de coronavirus ha puesto de relieve la importancia que tienen no solo las redes de seguridad social, o la garantía de unas condiciones sanitarias y laborales adecuadas, sino también la transparencia y rendición de cuentas de las financias públicas en un contexto de déficits históricos. En opinión de NN IP, será importante analizar los grandes déficits presupuestarios y los ya elevados niveles de deuda pública de países como Brasil, Sudáfrica, Omán, Sri Lanka, El Salvador o Túnez. La gestora apunta que la pandemia provocó un gran aumento de la emisión de bonos sociales en los mercados emergentes hasta alcanzar los 15.000 millones de euros durante 2020, en su mayoría procedentes de empresas y en parte a expensas de la emisión de bonos verdes y de sostenibilidad.
“Esperamos que más países emitan bonos verdes, sociales y de sostenibilidad (GSS) en 2021, dado los déficits presupuestarios récord, las agendas de recuperación y transición verde, así como los niveles de financiación favorables para los bonos GSS en un contexto de alta demanda de los inversores,” apunta.