El rápido crecimiento del mercado y la mayor diversidad de productos han convertido los bonos verdes en una sólida alternativa a los productos de renta fija convencionales, según el más reciente informe sobre el tema de NN Investment Partners (NN IP). Con 1,1 billones de euros, el mercado es ahora lo suficientemente grande como para ayudar a avanzar en los esfuerzos mundiales urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en línea con el Acuerdo de París y para ayudar a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas para 2030.
Además, el mercado también ha llegado a ser tan amplio y diverso como para ofrecer a todos los inversores la oportunidad de tener un impacto medioambiental positivo junto con una rentabilidad atractiva. Los inversores institucionales se han volcado en los bonos verdes durante los últimos años, atraídos por el tamaño, la liquidez y el rendimiento del mercado, y su participación contribuirá a impulsar una rápida y continua expansión.
Bram Bos, gestor principal de la cartera de bonos verdes, señala que «tanto las empresas como los gobiernos están intensificando las emisiones para financiar proyectos como las infraestructuras verdes y las energías renovables. Este fuerte impulso de crecimiento y la ampliación de la gama de productos han hecho que los bonos verdes formen parte del mercado principal de renta fija, lo que significa que un proceso de selección estricto para evitar los llamados bonos ‘verdes light’ es aún más importante para garantizar que los proyectos que se financian puedan hacer una contribución positiva medible para abordar los problemas de sostenibilidad».
En cuanto a la oferta, Europa seguirá siendo el motor del crecimiento de los bonos verdes. NN IP espera que la UE emita entre 50.000 y 75.000 millones de euros en bonos verdes en 2022 para financiar los fondos Next Generation, aunque esta cifra podría ser mayor si el bloque acelera la emisión, ya que Dinamarca y el Reino Unido también tienen previsto aumentar la emisión durante el próximo año.
La regulación también reforzará y ampliará el mercado al exigir una mayor divulgación y transparencia. En Europa, muchos gestores de activos y otros participantes en el mercado financiero están intensificando la presentación de informes para cumplir con el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR), y unas normas más estrictas a la hora de reportar para las empresas deberían animarlas a adoptar modelos de negocio más sostenibles, ampliando el universo invertible para los inversores en bonos verdes.
Este impulso de crecimiento y la mayor gama de productos disponibles han hecho de los bonos verdes una sólida alternativa a los productos de renta fija convencionales. Suelen ofrecer un rendimiento financiero similar o mejor y un impacto positivo y tangible en el planeta. Además, son objeto de seguimiento a nivel de emisor y de proyecto, lo que proporciona transparencia sobre cómo se utiliza el dinero de los inversores y el impacto que genera, subrayan desde NN IP.
En 2021, los bonos verdes se convirtieron en un mercado mayor al de los bonos europeos high yield y los bonos convertibles globales. Y se espera que el rápido crecimiento continúe. Las nuevas emisiones alcanzaron los 440.000 millones de euros el año pasado, y desde la gestora prevén que esta cifra aumente hasta los 600.000 millones de euros en 2022, a pesar de un descenso en el primer trimestre en comparación con los tres primeros meses del año anterior.
NN IP lanzó su primer fondo de bonos verdes en 2016 con 20 millones de euros, y cuenta ahora con cuatro fondos en el segmento y una serie de mandatos específicos para clientes con un total de 5.000 millones de euros de activos bajo gestión.
Puede leer más al respecto en el último Boletín sobre Bonos Verdes de NN IP.