Las carteras equilibradas que obtienen ingresos de activos de alta calidad, como el crédito con grado de inversión y los sectores titulizados, así como protección de la deuda pública, constituyen una opción de alto valor, en opinión de los expertos de Goldman Sachs Asset Management (GSAM), tal como se destaca en sus perspectivas para la renta fija en el primer trimestre de 2024.
“Los rendimientos más elevados apuntan a una continuación de las atractivas rentabilidades obtenidas a finales de 2023 y protegen frente a nuevas subidas de tipos. Nuestra selección de bonos equilibra la dinámica cíclica con las tendencias estructurales subyacentes, como los cambios en los patrones de trabajo y los hábitos de consumo. Esta perspectiva holística nos ayuda a identificar vías prometedoras de rentabilidad, evitando al mismo tiempo los caminos hacia las dificultades financieras”, señalan en su informe los co-CIOs y codirectores de Renta Fija y Soluciones de Liquidez Kay Haigh y Whitney Watson.
También ven oportunidades a largo plazo para impulsar el crecimiento sostenible, incluidas asignaciones a bonos verdes, sociales y sostenibles, añaden.
“Creemos que 2024 será un año para restablecer el equilibrio, tanto en las decisiones políticas como en las carteras”, resumen, a la vez que reconocen que, si bien 2024 presentará más motores para la generación de alfa, es necesario seguir atentos “al lado oscuro de unos tipos más altos”, en particular entre los emisores excesivamente endeudados que se enfrentan “a una transición más rápida a tipos más altos junto con los riesgos potenciales derivados del aumento de la incertidumbre política”.
Análisis macroeconómico
La inflación, ahora a una distancia prudencial de los objetivos de los bancos centrales, se enfrenta a una perspectiva equilibrada por primera vez en dos años, indica el texto de perspectivas: “Prevemos una mayor desinflación a medida que la demanda y la oferta se recalibren en los mercados de bienes y de trabajo. Sin embargo, seguimos atentos a posibles riesgos, como una fuerte ralentización del crecimiento debida a unos tipos más altos o a nuevas subidas de los precios de las materias primas”.
En opinión de Haigh y Watson, los bancos centrales navegan en el delicado equilibrio de acercar la inflación al objetivo y mitigar al mismo tiempo el riesgo de un crecimiento más débil. En este aspecto, estiman que los recortes de los tipos de interés cobrarán impulso a medida que avance el año.
A pesar de la resistencia de las principales economías en 2023 a caer en una recesión, la creciente influencia de un entorno de tipos más altos a través del aumento de los gastos de intereses de los consumidores y las empresas, y una normalización de la postura fiscal, sugiere que el crecimiento se desacelerará hacia, o ligeramente por debajo de tendencia en 2024. “China permanecerá en su propia macroórbita por cuarto año consecutivo, ya que su desaceleración plurianual continúa en medio de una recesión en el sector inmobiliario, los desafíos demográficos y la diversificación en curso de las cadenas de suministro mundiales fuera del país”, indica el análisis.
Con respecto a la política de tipos de interés, desde GSAM prevén que la Fed aplicará cinco recortes consecutivos de los tipos del 0,25%, a partir de junio. También estiman que el BCE iniciará recortes de tipos en junio debido a las tendencias descendentes tanto de la inflación como de la actividad económica, y el BoE, en mayo. Japón, por el contrario, haría un cambio gradual hacia tipos positivos a lo largo del año. Mientras tanto, se prevé que el PBoC mantenga una postura acomodaticia para estabilizar el crecimiento.
Y en cuanto a la política fiscal, las perspectivas destacan que “el reto para los gobiernos consiste en equilibrar las inversiones estructurales, manteniendo al mismo tiempo la responsabilidad fiscal”. Por una parte, por las importantes inversiones necesarias por transformaciones fundamentales como la transición energética o hacer frente al envejecimiento de la población, y por otra el ya considerable endeudamiento adquirido en los últimos años.
Trayectorias divergentes
“Tras un periodo de endurecimiento monetario sincronizado -señala Haigh-, las trayectorias y las políticas económicas empiezan a divergir. Tras un sólido cierre en 2023, mantenemos exposiciones moderadas y estamos preparados para captar primas de riesgo atractivas en un contexto de creciente dispersión de los resultados económicos, las medidas políticas y los rendimientos de la inversión”.
Por su parte, Watson destaca: “Si los riesgos de crecimiento a la baja predominan sobre los riesgos de inflación en 2024, como prevemos, el valor de cartera de los bonos de alta calidad se reforzará. El fuerte repunte de la deuda pública tras la crisis bancaria regional estadounidense de marzo de 2023 demostró su valor como cobertura de cartera frente a los riesgos financieros y de crecimiento, incluso cuando la inflación se sitúa por encima del objetivo”.
Puede descargar el informe completo y las perspectivas detalladas por tipo de activo en este enlace.