Tras un 2020 en el que la deuda de los mercados emergentes se comportó como una auténtica montaña rusa, el año que comienza volverá a ofrecer interesantes opciones de inversión en bonos asiáticos y particularmente chinos, de acuerdo con el análisis de los expertos de NN Investment Partners (NN IP).
Asia se encuentra avanzada en su recuperación y sus mercados de deuda continuarán con su rebote en los próximos meses, apoyados también por la normalización que traerán las vacunas. De hecho, el resurgimiento del sentimiento inversor y los bajos tipos de interés, que han batido récords, han impulsado la búsqueda de rendimiento, lo que ha hecho que los diferenciales de los bonos de los mercados emergentes vuelvan a estar a niveles no muy lejanos a los de principios de 2020, destaca Marcin Adamczyk, responsable de deuda de mercados emergentes, en el informe de la gestora sobre las perspectivas para el sector en 2021.
La evolución de la deuda emergente se caracterizará por la recuperación de los fundamentos y por condiciones técnicas favorables, ya que los inversores vuelven a arriesgar en lugar de reducir el riesgo de sus carteras. Se trata además de una inversión que tendrá un claro componente ESG: los factores ambientales, sociales y de gobernanza desempeñarán un papel más importante, después de que la pandemia pusiera de relieve la necesidad de actuar en materia social. La emisión de bonos sociales en los mercados emergentes no dejó de crecer, hasta alcanzar los 15.000 millones de euros durante 2020.
En opinión de Adamczyk, las estrategias de deuda emergente que integren sistemáticamente los factores ESG serán las mejor situadas para aprovechar este segmento en crecimiento.
Apoyo desde la política
En divisa fuerte, en NN IP esperan que el high yield se recupere de su bajo rendimiento respecto del grado de inversión. Los riesgos de la deuda han aumentado, pero no indican una crisis sistémica inminente. Sin embargo, los fundamentos del crédito siguen siendo difíciles. Las importantes necesidades de financiación externa exigen un enfoque selectivo que continuará ahondado las diferencias regionales. Unos contrastes que también serán grandes entre los países con escaso acceso a las vacunas y los que en tengan un mayor éxito en su implantación, ya sea porque puedan producirlas o adquirirlas con mayor facilidad.
Por otra parte, estos activos deberían beneficiarse del continuo apoyo político a medida que se recupera el crecimiento mundial. «La combinación de la recuperación económica y la continuidad en la política de las autoridades de los países desarrollados apoyará los activos de los mercados emergentes. La divergencia en el diferencial de crecimiento entre los mercados emergentes y los mercados monetarios es un buen augurio para los flujos de capital, que se estancaron el año pasado”, señala el experto.
Los principales riesgos seguirán siendo los retos en la contención de la COVID-19 y las tensiones comerciales y tecnológicas entre China y EE.UU., que no desaparecerán pese a la llegada de la nueva administración de Joe Biden, si bien se espera que el nuevo presidente adopte un enfoque de política exterior menos hostil y más predecible.
Al retorno de Biden al Acuerdo de París sobre cambio climático y los objetivos de sostenibilidad recogidos en el Pacto Verde Europeo se sumó el año pasado de manera inesperada China con el anuncio de su objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono en 2060. Este contexto favorece la balanza de pagos de países clave en el suministro mundial de materiales utilizados para infraestructuras (como el mineral de hierro, el hormigón y el cobre) y la energía verde (como el litio y los materiales de tierras raras).
Entre estos países se encuentran Chile, Perú, Indonesia y China. En contraste, los gobiernos escépticos con el cambio climático y el Acuerdo de París, como el del presidente brasileño Jair Bolsonaro, podrían enfrentarse a una mayor presión de la comunidad internacional.
Bonos verdes
La pandemia de coronavirus puso de relieve la importancia de las redes de seguridad social, de una atención sanitaria y un entorno laboral adecuados, así como de la transparencia y la rendición de cuentas de las finanzas públicas, debido a los déficits presupuestarios récord.
Desde NN IP esperan que más países emitan bonos verdes, sociales y sostenibles en 2021, dados los déficits presupuestarios récord, las agendas de recuperación y de transición verde y los niveles de financiación favorables para estos títulos debido a la alta demanda de los inversores.
«Las economías del este de Asia, en particular China, estuvieron entre las más resilientes del mundo en 2020. Las proyecciones de recuperación para 2021, así como las recientes previsiones de crecimiento del FMI y el Banco Mundial, también favorecen a los mercados emergentes”, destaca Adamczyk en el informe. Sobre la base de estas perspectivas macro, “esperamos rentabilidades globales positivas para la DME para 2021”, añade, aunque también marcadas por la dispersión entre regiones y países, lo que crea oportunidades sobre todo para los inversores activos.
¿Cómo pueden los inversores navegar estos procesos en rápida evolución? Desde NN IP incluyen los criterios ESG en todas sus estrategias de DME de forma sistemática y rigurosa. Están integrados en todos los pasos de los procesos de inversión, de modo de que ayuden a gestionar el riesgo de forma proactiva e identificar áreas de posible preocupación y oportunidades potenciales. El enfoque incluye datos de origen interno y externo, y aprovecha además la experiencia de su equipo de Inversión Responsable y de sus analistas de EM ESG. Esto les permite hacer frente a los problemas de transparencia y de datos que aún son frecuentes, y situarse a la vanguardia de los nuevos desarrollos, debates y compromisos dentro del sector.