El 27 de enero se anunció que la Comisión Europea tenía previsto adoptar el acto delegado complementario que incluye el gas natural y la energía nuclear en la taxonomía de la UE a partir del 2 de febrero. Este reciente giro que los propone como adiciones tardías a la taxonomía ha desatado la protesta generalizada de los activistas medioambientales y grupos de interés social, que temen que la Unión Europea corra un riesgo aún mayor de no cumplir con sus objetivos de emisiones netas cero para mediados de siglo.
Sin embargo, para las estrategias de bonos verdes y de impacto de NN Investment Partners (NN IP), y para otros inversores verdes que ya tienen opiniones bien fundadas sobre el gas y la energía nuclear, no es probable que la decisión genere cambios en el comportamiento de inversión, aseguró la analista de bonos verdes de la gestora Isobel Edwards.
El camino de la economía mundial hacia la «normalidad» tras la pandemia está siendo lento y todo menos estable, pero la demanda mundial de energía ya se ha recuperado e incluso ha alcanzado los niveles anteriores a la crisis. Este repunte pone de manifiesto la insuficiente oferta de energías renovables.
La capacidad de fuentes como la eólica y la solar ha crecido considerablemente en los últimos años, pero la demanda global de energía está aumentando a un ritmo más rápido. Por eso algunos responsables políticos han pedido que el gas natural y la energía nuclear cubran el déficit de suministro, y por eso la Comisión Europea decidió considerar como sostenibles bajo determinadas circunstancias a estas dos fuentes en la taxonomía de la UE, una lista de actividades económicas ambientalmente sostenibles cuyo objetivo es aumentar la inversión sostenible y poner en práctica el Pacto Verde Europeo
La estrategia de bonos verdes de NN IP no se ve afectada
«Tenemos una posición sobre la energía nuclear para las estrategias de impacto, y sobre el gas natural en la estrategia de bonos verdes», explicó Edwards. «No tenemos el gas natural como actividad elegible dentro del uso de los ingresos de los bonos verdes. Y dentro de las estrategias de impacto en NN IP, no podemos invertir en nuevas centrales nucleares construidas después de 2019 ni en empresas que construyan nuevas instalaciones nucleares después de 2019”.
Aunque la taxonomía incluya algún sector, “no significa que tengamos que ir a comprarlo”, sentenció. “Y nuestros clientes esperan ciertos tipos de inversiones, como las energías renovables, el transporte limpio y los edificios ecológicos, por lo que no podemos empezar a comprar energía nuclear y gas natural. Para la estrategia de bonos verdes, realmente no cambia las cosas».
Según Edwards, tampoco es probable que otros gestores de activos hagan cambios. «No me imagino a muchos inversores cambiando sus políticas de inversión en función de lo que anuncie la UE. No creo haber hablado con muchos gestores de activos que sigan exactamente esta taxonomía en sus decisiones de inversión. Por el momento, sólo proporciona una orientación útil y las mejores prácticas en cada sector. Los fondos pertinentes tendrán que revelar su alineación con la taxonomía de la UE a partir de 2023».
El riesgo del metano como gas de efecto invernadero
La posición de NN IP respecto de que el gas natural no es «verde» se basa en un amplio conjunto de consideraciones. Una de las grandes objeciones al uso de este combustible es que el metano, principal componente del gas natural, es 28 veces más potente que el dióxido de carbono a la hora de atrapar el calor en la atmósfera, y hay muchas preguntas sin respuesta sobre la tasa de filtraciones de metano de la cadena de suministro de la producción de gas natural.
En algunas circunstancias, el gas natural puede ser útil como combustible de transición temporal en un plazo corto. «Ya hemos visto algunos marcos de bonos verdes en los que declaran que pretenden que sus instalaciones de gas natural se conviertan en instalaciones de hidrógeno una vez que el mercado se haya desarrollado lo suficiente», dijo Edwards. «Si un emisor puede demostrar que el gas natural es una solución a corto plazo con una fecha y un plan de desmantelamiento, lo consideraríamos una solución provisional aceptable».
En cuanto a la energía nuclear, las estrategias de impacto de NN IP no invierten en nuevos proyectos nucleares posteriores a 2019, una opinión compartida por los equipos de Inversión Responsable y Bonos Verdes. «Aunque es probable que las instalaciones nucleares existentes llenen un vacío en el suministro de energía en los próximos años mientras hacemos la transición, es difícil asegurar que no haya otros resultados negativos en materia de ASG de la energía nuclear en este momento, por lo que tampoco la consideraríamos una actividad económica verde por definición», indicó Edwards.
Es poco probable que los inversores verdes cambien su enfoque
Las instalaciones nucleares y de gas existentes seguirán sin duda complementando el suministro durante unos años, ya que se consideran más «limpias» que el petróleo y el carbón, pero la taxonomía de la UE es un conjunto de definiciones para las actividades verdes, señaló Edwards. «Según nuestras definiciones, estas actividades no deberían llamarse así”.
«No es probable que la última medida de la UE sobre la taxonomía cambie las cosas para los inversores como NN IP, pero puede suponer una diferencia para los fondos y las empresas que antes no cumplían del todo con la taxonomía y ahora sí lo hacen», concluyó.