La sostenibilidad como tema de inversión ha venido para quedarse como un criterio permanente del panorama de la gestión de activos. Y una clase de activos sostenibles que está ganando cada vez más importancia son los bonos verdes, o bonos en los que los ingresos deben destinarse a proyectos que apoyen el medioambiente. Pero, ¿hasta qué punto están dispuestos los inversores a hacer sus carteras más verdes?
NN investment Partners (NN IP) realizó una encuesta entre los inversores en la que se constató que los bonos verdes son los instrumentos de renta fija sostenibles más populares entre los inversores institucionales, con un 45% que afirma estar convencido de que tienen el mayor impacto positivo. Le siguen los bonos vinculados a la sostenibilidad (37%), los bonos sociales (11%) y los bonos de transición (7%).
Sin embargo, el mayor obstáculo para la inversión en bonos verdes es la percepción de una rentabilidad inferior de la inversión, según el 44% de los encuestados, seguido del miedo al greenwashing o mero lavado de imagen (38%) y la insuficiente capacidad del mercado (19%). Más de tres de cada cinco encuestados (63%) afirman que utilizarían los bonos verdes como una forma de impacto separada de su asignación de bonos tradicionales, mientras que el 20% los utilizaría para sustituir a los bonos corporativos y el 17% en lugar de los bonos del Estado.
«No es de extrañar que los bonos verdes sean claramente los instrumentos de renta fija sostenible más populares, porque constituyen el mercado más maduro y líquido”, señaló Bram Bos, gestor principal de cartera de bonos verdes de NN IP.
«Son probablemente la forma más eficaz para que los inversores en renta fija aumenten el impacto que tienen sin sacrificar la rentabilidad. A veces, los rendimientos pueden ser un poco más bajos, pero en los últimos siete años, por término medio, una cartera de bonos verdes denominada en euros ha generado 40 puntos básicos más que una de bonos normales, y en el caso de los bonos corporativos la diferencia es de 60 puntos básicos», explicó.
Cómo invertir
Aunque en el mercado hay disponibles varias alternativas de inversión pasiva, desde NN IP creen que hay dos razones clave por las que los inversores deberían decantarse por una gestión activa en esta clase de activos.
Douglas Farquhar, gestor de la cartera de clientes de bonos verdes, comentó: «Como los bonos verdes son instrumentos autoetiquetados como tales, es necesario realizar una investigación en profundidad que evalúe tanto los proyectos verdes que se financian como los propios emisores, para mitigar el riesgo de greenwashing».
En segundo lugar, los mercados de bonos verdes no siempre son eficientes. El sentimiento y los cambios en la oferta/demanda pueden influir en las valoraciones, mientras que las agencias de calificación pueden quedarse atrás a la hora de reflejar los cambios en los fundamentos del crédito. Por ello, añade, «la gestión activa y la investigación propia son esenciales para identificar oportunidades de valor antes que el mercado y evitar el greenwashing».
Para seleccionar un gestor de bonos verdes, destaca, son criterios importantes el contar con una filosofía clara, un equipo dedicado y un historial sólido.