La UE ha sido criticada por etiquetar las inversiones en gas natural y energía nuclear como sostenibles en la última versión de su taxonomía medioambiental, y una coalición de inversores advierte de que puede debilitar el liderazgo mundial de la región en materia de finanzas verdes. La energía nuclear, al igual que el gas natural, divide las opiniones, ya que diferentes grupos la consideran un “paria verde”, mientras que otros la ven como la única vía para obtener energía sostenible.
El equipo de bonos verdes de NN Investment Partners (NN IP) tiene una opinión bien establecida sobre el sector del gas natural, construida antes de la taxonomía. El equipo no tiene gas natural o actividades relacionadas con él dentro de sus fondos de bonos verdes y asegura que su categorización en la taxonomía no altera su política de inversión.
Del mismo modo, NN IP no tiene exposición relacionada con la energía nuclear que se haya construido después de 2019 en sus estrategias de impacto. “En el fondo de bonos verdes, para algunas actividades hemos mantenido criterios más estrictos que la versión actual de la taxonomía de la UE, como en el caso de la bioenergía, para la que hemos mantenido la versión de marzo de 2020 de los criterios”, explican desde la gestora.
Aunque es poco probable que las recientes incorporaciones a la taxonomía alteren el marco de análisis de los gestores de inversiones con equipos de sostenibilidad ya establecidos desde hace tiempo, ha sido una fuente de nuevas ideas e información. Está empujando a los proyectos energéticos a proporcionar más información sobre áreas como las emisiones de carbono, consideran desde NN IP. Esto es especialmente útil en proyectos que pueden ser tanto sostenibles como insostenibles dependiendo de algunos factores cruciales, como la energía hidroeléctrica.
«Tenemos que tratar la taxonomía como una herramienta de orientación en este momento. Se desarrollará en su lugar en el mercado en los próximos años, pero por el momento sólo proporciona una orientación útil y las mejores prácticas en cada industria», señala Isobel Edwards, analista de bonos verdes en NN IP.
«La información adicional que la taxonomía está empujando a los emisores a proporcionar es útil. Ahora saldrán al mercado con información granular sobre áreas como las emisiones de carbono. Esto puede ser especialmente útil en áreas como la bioenergía, donde hay una diferencia significativa entre un gran proyecto de bioenergía destructiva y un proyecto de bioenergía sostenible», añade la experta.
«En términos de impacto en la industria, mucho dependerá del tipo de clientes que tenga un gestor de activos. Los que tienen una sólida reputación en materia de sostenibilidad tienen un acuerdo claro con sus clientes sobre los parámetros de inversión -sobre todo en áreas como la nuclear y el gas- y las recientes incorporaciones a la taxonomía no van a cambiar ese acuerdo», concluye.
En 2021, el mercado de bonos verdes, sociales y sostenibles (GSS) creció hasta superar los 1,8 billones de euros, y el mercado de bonos verdes superó el simbólico hito de 1 billón de euros en septiembre. Desde NN IP consideran probable que este crecimiento se mantenga este año, con un aumento del 35% en la emisión de bonos verdes hasta alcanzar unos 600.000 millones de euros. Este fuerte crecimiento se verá impulsado por las emisiones de la UE, pero Estados Unidos y los mercados emergentes también empezarán a ganar cuota de mercado en este sector.