Las visiones de los inversores sobre la perspectiva para la economía global están mezcladas. El informe de NN Investment Partners “Investor Sentimeter” muestra que solo un cuarto (26%) de ellos considera que el momentum económico global se acelerará durante los próximos 12 meses, frente a un 39% que cree que se desacelerará y un 35% que espera que se mantenga igual. Dadas estas percepciones, ¿cómo están posicionando sus carteras los inversores profesionales?
El Sentimeter señala que la mayoría de ellos (57%) anticipa que su apetito de riesgo incrementará durante el próximo año, incluyendo a un 14% que espera que este aumento sea “significativo”. Solo un 19% espera que descienda. Según la gestora, el apetito de riesgo ha subido en comparación con los resultados de la encuesta del año pasado, en la que el 32% esperaba que creciera y el 48% que bajara.
En la actualidad, la mitad de los inversores dice que aumentará su asignación a renta variable durante el próximo año. También esperan invertir más en renta fija (un 38% lo asegura), a real estate (38%), a hedge funds (30%), a materias primas (27%) y a private equity (27%).
La jefa de multiactivos en NN IP, Ewout van Schaick, ve “comprensible” que el sentimiento inversor sobre el crecimiento económico global se encuentre dividido, ya que “la perspectiva también es bastante binaria”. A su juicio, depende considerablemente de la incertidumbre política (la guerra comercial y el Brexit) y la efectividad de los estímulos de las políticas monetarias.
La ralentización del crecimiento en 2019 es principalmente resultado de un aumento del riesgo político que perjudica a la confianza empresarial y la inversión en capital (capex). Hasta ahora, los bancos centrales han sido capaces de limitar el impacto del crecimiento más lento en los mercados, “pero la efectividad de la política monetaria está disminuyendo y una mayor relajación podría incluso dañar la economía”, advierte Van Schaick. En su opinión, se necesitará un mejor equilibrio de las políticas con una mayor flexibilización fiscal, además de una política monetaria más relajada, pero, “¿habrá suficiente apoyo político para ello?”, se pregunta.
Pese a las perspectivas inciertas, es interesante ver que los inversores consultados en el “Sentimeter” siguen esperando que su apetito de riesgo se incremente en 2020. Esto podría implicar que no se basan en la extendida confianza en una recuperación económica, sino más bien en la falta de una estrategia alternativa.
“Los rendimientos de los bonos gubernamentales están a niveles extremadamente bajos –en terriorio negativo en muchos países europeos- y los spreads de los bonos corporativos tampoco se encuentran mucho más altos”, afirma Van Schaick, que considera que esto obliga a los inversores a asumir más riesgo para ser capaces de alcanzar sus objetivos de retornos. “Como la mayoría cuentan con asignaciones modestas a la renta variable, podemos esperar flujos más fuertes hacia esta clase de activo”, añade.
Si se controlan los riesgos políticos y se opta por incrementar el gasto fiscal, NN IP ve un “amplio margen” para que la alta prima de riesgo de la renta variable -que está incluyendo en su precio algunos peligros seculares de estancamiento- descienda. En este entorno, la renta variable también será el activo favorito de la gestora, que anticipa un gran cambio desde el crecimiento al “value” y desde EE.UU. a otros mercados. “Si esto ocurre, esperamos que los mercados japoneses y de la Eurozona sean los mayores beneficiarios”, señala Van Schaick.
Sin embargo, los conflictos comerciales, el Brexit y otras incertidumbres políticas siguen haciendo sombra al mercado y todavía no hay evidencia en los datos económicos de que la ralentización se haya terminado. Por ese motivo, NN IP mantiene una asignación neutral a la renta variable en sus carteras de multiactivos. Si los datos económicos comienzan a mostrar señales claras de que el crecimiento se estabiliza y/o se alcanzan resoluciones reales a las incertidumbres, estará “lista para añadir renta variable japonesa y de la Eurozona y una posición para la rotación de sectores en 2020”.
“El entorno de baja rentabilidad no solo lleva a los inversores hacia la renta variable: muchos están limitados en la cantidad de riesgo de esta clase de activo que son capaces o están dispuestos a asumir”, apunta la gestora. En su opinión, la búsqueda de rentabilidad continuará llevando los flujos hacia productos de mayores spreads de riesgo como la deuda de mercados emergentes y alternativas menos líquidas como las hipotecas.