La inversión sostenible, ¿se mantiene en tiempos de crisis? Según NN Investment Partners, la respuesta es sí. Como todas las clases de activos, los bonos verdes han sufrido el impacto de la gran volatilidad despertada en los mercados a raíz de la pandemia, pero los inversores han mantenido sus asignaciones e, incluso, en el caso de la deuda corporativa, las han incrementado. Esto se debe a que buscan empresas más transparentes, innovadoras y con una mirada a largo plazo que puedan resistir mejor las crisis futuras.
“El giro hacia la sostenibilidad en las inversiones no ha cambiado: la gente continúa preocupada sobre las problemáticas ASG. Además, ahora afrontamos el coronavirus, pero, si miramos hacia delante, la próxima crisis podría ser climática”, asegura Bram Bos, el gestor principal de bonos verdes de la gestora, en un podcast publicado en su página web. En ese sentido, insiste en que los inversores buscan empresas con visión de futuro y más protegidas ante turbulencias inesperadas.
Al analizar los precios, admite que todos los bonos en general se han vuelto más ilíquidos en los últimos dos meses y medio debido al incremento de la aversión al riesgo a los mercados. Sin embargo, Bos insiste en que, en el caso de los bonos verdes, estos se han desempeñado mejor que los tradicionales; concretamente: 70 puntos básicos por encima en lo que va de 2020. “Una cartera de bonos verdes incluye empresas más innovadoras, que miran a largo plazo. No cuenta con compañías petroleras, ni aerolíneas, ni aeropuertos”, revela. Es decir, su composición está mucho menos expuesta a sectores del mercado que actualmente están sufriendo directamente el impacto de la pandemia.
Asimismo, hace hincapié en que el mercado de bonos verdes ha crecido mucho en los últimos meses y, de hecho, a nivel global, ya es mayor que el de bonos convertibles o que el mercado europeo de high yield. Gracias a este crecimiento, hoy en día es un mercado “normal” en términos de costes de comercialización y liquidez.
Bos gestiona actualmente 2.500 millones de euros en estrategias de bonos verdes de NN IP, a través de tres fondos: el NN (L) Green Bond (lanzado en 2016), el NN (L) Green Bond Short Duration (lanzado en 2019) y el NN (L) Corporate Green Bond (lanzado hace apenas dos meses). En esta línea señala que, debido al fuerte apoyo técnico de los bancos centrales y la venta masiva de crédito corporativo, actualmente, los inversores están más interesados en los bonos verdes corporativos. En concreto, la estrategia de la gestora se está inclinando sobre todo por empresas de servicios públicos, al considerarlas más defensivas y menos cíclicas, ya que muchas de ellas están a cargo de negocios regulados.
Pese a que actualmente el BCE no distingue entre bonos verdes y convencionales en sus programas de compras, el cambio climático es un tema muy relevante en la agenda política y social. Por ello, Bos espera que, en algún momento, el banco central comience a incluir un porcentaje mínimo de compras de bonos verdes, incrementándolo con el tiempo. “Sería una forma de lanzarle un mensaje al mercado y contribuir a su desarrollo”, apunta.
En cuanto a bonos verdes soberanos, observa un gran avance en los últimos dos años, con muchos países, sobre todo europeos, que han comenzado a emitirlos. Es el caso de Francia, Países Bajos, Bélgica e Irlanda. “Esperamos que esas emisiones crezcan todavía más: muchos países necesitan financiación y pueden aprovechar la oportunidad para cambiar sus economías de una forma más sostenible y hacerlas más resistentes de cara al futuro”, dice.
Con todo, a largo plazo, Bos pronostica un mayor crecimiento del sector de bonos verdes. “En el primer trimestre, las emisiones han sido menores de lo esperado debido a la volatilidad del mercado, pero esperamos que se recuperen en la segunda mitad de 2020 y se pongan al día en términos de nuevas emisiones”, sentencia.