NN Investment Partners (NN IP) pronostica un escenario más favorable para la deuda emergente en moneda fuerte este año, pese a que los riesgos geopolíticos seguirán muy presentes. En ese sentido, ve margen para un resultado constructivo de las negociaciones comerciales entre China y Estados Unidos y se inclina por los países «high beta», o de alta beta.
Valoraciones atractivas y menores riesgos
Al iniciarse 2018, las expectativas para la deuda emergente eran relativamente positivas; sin embargo, la perspectiva de un desempeño superior no se cumplió. Estas expectativas tomaron como premisa un crecimiento moderado continuado, una baja inflación y entradas de tipos de activos. El desempeño insuficiente se debió en gran parte a una combinación de cinco factores: un endurecimiento monetario en Estados Unidos más significativo del que se había anticipado, el aumento de las tensiones geopolíticas –en concreto la escalada en la guerra comercial-, los riesgos idiosincráticos de algunos mercados emergentes (Argentina, Brasil, Rusia, Sudáfrica y Turquía), las buenas valoraciones de la mayoría de los activos a principios de año, y, finalmente, el declive en las expectativas de crecimiento global.
El resultado fue un “claro aumento de la volatilidad”, especialmente en comparación a 2017, señala Marco Ruijer, gestor principal de carteras de deuda emergente en moneda fuerte de NN IP. A su juicio, esto tuvo que ver con una serie de liquidaciones relativamente contenidas a lo largo del año, que fueron seguidas de periodos de estabilización y, más adelante, subsiguientes liquidaciones. “Creíamos que los factores técnicos continuarían apoyando este tipo de activo pese a las ajustadas valoraciones, pero subestimamos el impacto de la escalada en la guerra comercial y el desempeño de los activos estadounidenses con apetito de riesgo”, asegura.
Aun así, considera que este año hay margen para un buen y continuado desempeño de la deuda emergente en moneda fuerte. Ante todo, pese a que el crecimiento global esté ralentizándose, es probable que la suavización de la postura de las autoridades monetarias en los mercados desarrollados (sobre todo en Estados Unidos y la Eurozona) favorezca a este tipo de activo. Además, la emisión nacional de moneda fuerte está lista para estar más sometida que en los años anteriores, lo que (en combinación con el retorno en las entradas) debería sostener el tipo de activo. Para NN IP, el margen que existe para la ampliación del diferencial de crecimiento de este activo en 2019 favorecerá los flujos de capital hacia la deuda emergente el resto del año.
De hecho, el inicio de 2019 ha sido muy fuerte en ese sentido: JP Morgan estima que las entradas de deuda emergente en moneda fuerte alcanzaron los 6.300 millones de dólares en las tres primeras semanas del año, en contraste con los 10.000 millones que hubo en todo 2018. “Las valoraciones continúan atractivas a este respecto, con la rentabilidad de la deuda emergente en divisa fuerte actualmente en el máximo de un rango de cinco años al 7%. A estos niveles, el tipo de activo puede resistir un considerable aumento de la rentabilidad antes de que afecte de forma negativa a los retornos”, afirma Ruijer.
Además, destaca el hecho de que el mercado de deuda emergente en moneda fuerte nunca ha experimentado dos periodos consecutivos de 12 meses con retornos negativos. Por ello, la gestora considera que está dentro del marco de posibilidades una resolución constructiva para la guerra comercial Estados Unidos-China, lo que sería beneficioso para los mercados.
High beta y países del Golfo
A pesar de este contexto favorable, NN IP cree que los países “high beta” ofrecen una propuesta atractiva y todavía ve valor en créditos high yield, como los de Argentina, Angola, Costa Rica, Egipto y Turquía. En el espacio “low beta”, se inclina por los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) –Arabia Saudí, Catar, Bahrein, EAU y Kuwait- frente a otros como Polonia, Malasia y Chile, ya que la inclusión de los primeros en el índice EMBI durante los próximos nueve meses es probable que dé un fuerte apoyo técnico a estos bonos. Por ello, la gestora prevé que estos países se desempeñarán mejor que otros “low beta”.
Riesgos electorales más limitados
Las elecciones celebradas en 2018 en mercados emergentes clave, como Brasil y México, generaron un gran riesgo político. En 2019, es probable que el riesgo asociado a las elecciones juegue un papel menor, pese a que se van a celebrar comicios en varios países. El mercado prevé y ya está valorando la reelección del presidente de Indonesia, Joko Widodo, en los comicios de abril; sin embargo, la victoria del candidato opositor Prabowo Subianto llevaría, según NN IP, a una respuesta negativa en los precios de los activos.
El mercado también seguirá de cerca las elecciones en Ucrania, Nigeria, Sudáfrica –donde determinarán el margen para reformas estructurales más significativas- y Argentina –donde una reelección de Mauricio Macri ofrecería, para la gestora, la seguridad de que continuarán implementándose las reformas apoyadas por el FMI-.