El resultado combinado de las recientes acciones de los bancos centrales fue nítidamente visible en los mercados bursátiles de todo el mundo. Las bolsas de los mercados emergentes comenzaron a anotarse fuertes ganancias desde mediados de febrero, cuando el debilitamiento del dólar estadounidense eliminó la presión sobre las monedas de esos países y disminuyó con ello el riesgo de endurecimiento de su política monetaria.
En cambio, explican los expertos de NN IP en su último análisis, para el mercado de valores japonés el fortalecimiento del yen frente al dólar tuvo efectos devastadores. Las previsiones de beneficios de las empresas japonesas se truncaron, suscitándose cuestiones sobre cuál sería el siguiente paso de los responsables de formular las políticas de la nación. “Estas tendencias condujeron a un cambio radical en nuestro posicionamiento regional en renta variable, pasando Japón a leve infraponderación y revisándose al alza la recomendación sobre los mercados emergentes a ligera sobreponderación”, dice el documento de la gestora.
Para la firma, el reajuste de posiciones en las carteras de inversión también ha sido un factor importante en la recuperación de los activos de riesgo en estas últimas semanas. Y cita como ejemplo el posicionamiento en los mercados emergentes, que se había reducido hasta niveles muy bajos. “Las encuestas a los inversores revelaron que las operaciones más concurridas fueron la toma de posiciones largas en el dólar de EE.UU. y cortas en emergentes y en petróleo. Por último, el riesgo de recesión es ahora menor. Los indicadores de «sorpresas» en los datos económicos han mejorado sustancialmente, sobre todo en las economías desarrolladas, aunque también en los mercados emergentes”, explica.
El crecimiento de los beneficios empresariales sigue siendo un factor decisivo en la evolución de las acciones. “Seguimos estimando que los beneficios globales crecerán alrededor del 2%-3% en 2016, suponiendo una estabilización de los precios del crudo en torno a los niveles actuales, una continua presión sobre los beneficios del sector financiero por efecto del aplanamiento de la curva de rendimientos y unas perspectivas más modestas de crecimiento económico nominal. Asimismo cabe destacar que se espera que en 2016 los beneficios de las empresas de los mercados emergentes superen a los de los mercados desarrollados (+8,8% frente a +4,5%, según I/B/E/S)”.
La segunda parte de la ecuación para la renta variable está ligada al múltiplo de valoración que se aplique a sus beneficios pasados y futuros. Comparadas con sus promedios de 10 años, estas valoraciones pecarían más bien de excesivas, según la visión de NN IP. Comparadas con las de los valores de deuda pública, las valoraciones de las acciones todavía son lógicamente altas. La prima de riesgo global asociada a la renta variable ronda el 5%, su nivel más alto desde abril de 2013. En la zona euro y Japón la prima de riesgo de la renta variable incluso se aproxima al 7%.