El último ejercicio ha supuesto un auténtico reto para los gestores de multiactivos, al romperse por completo la correlación negativa entre acciones y bonos… y literalmente las correlaciones de todas las clases de activos, ya que los precios de la gran mayoría se desplomaron al mismo tiempo. Hablamos con John Stopford, responsable de la estrategia Global Multi-Asset Income de Ninety One, sobre qué esperar en 2023 tras la profunda revisión de las valoraciones de 2022.
Típicamente, las clases de activo se mueven en direcciones opuestas. En 2022, todo ha caído a la vez. ¿Veremos que vuelve la normalidad en 2023?
Ciertamente, los mercados han estado altamente correlacionados y las caídas en los mercados de bonos han sido más espectaculares que las de las bolsas. Tienen un motor común, que es la eliminación del dinero barato, que ha causado una revisión de los precios de todas las clases de activos. Nuestra percepción es que veremos una mayor diferenciación en el comportamiento de las clases de activos en 2023. Es probable que nos deslicemos hacia una recesión global y, por tanto, podríamos ver que los tipos de interés empiezan a caer, y que también lo hagan los beneficios. Típicamente, los primeros deberían dar apoyo a los mercados de bonos, mientras que los segundos potencialmente seguirían minando a las bolsas.
¿Cómo ha navegado este entorno de mercado tan desafiante?
Hemos intentado encontrar un equilibrio entre gestionar las caídas, pero también buscar oportunidades para generar retornos. Nuestra exposición neta a renta variable ha sido baja, típicamente entre un dígito alto y un 10% – 20%; tuvimos muy poca exposición al crédito, con el high yield suponiendo un dígito bajo o medio. De manera similar, mantuvimos la posición en duración ajustada, de modo que el riesgo de tipos de interés se limitó a un año más o menos durante gran parte del año. Esto nos ha ayudado, pero en retrospectiva podríamos haber mantenido el efectivo, dada la correlación que ha existido entre los tipos de interés.
¿Qué ha significado el mercado bajista de los bonos para los inversores defensivos?
Es importante intentar comprender qué está impulsando a los mercados y qué está guiando a las relaciones entre mercados. La cartera equilibrada clásica ha sido dependiente de dos cosas: una, que los bonos tienden a tener una correlación negativa con las acciones, y la otra, que los bonos generan retornos positivos. Esa combinación ha protegido y apoyado la rentabilidad de los fondos equilibrados durante los últimos 40 años. Ahora estamos potencialmente en un entorno muy diferente y tenemos que pensar en estas cosas de forma diferente. Por ejemplo, ¿vamos a tener correlaciones permanentemente más altas y positivas entre bonos y acciones? Si la inflación se vuelve más volátil eso definitivamente es un riesgo, porque afecta a las valoraciones de todas las clases de activos.
Y además, ¿vamos a tener más obstáculos u oportunidades si los tipos de interés tienden a ser más altos en el futuro de lo que lo han sido en el pasado? El contexto está evolucionando continuamente, lo que necesita un acercamiento ágil para invertir. Creemos que habrá oportunidades tácticas para tener bonos, pero estamos menos convencidos de que sean una asignación estratégica, particularmente la deuda soberana. Por consiguiente, los inversores necesitan explorar otras maneras de conseguir protección. Para nosotros esto significa reducir la exposición a activos de riesgo, buscando tener menos exposición neta a renta variable y menor duración, como hemos hecho este año, y después buscar oportunidades de comprar barato acciones que sean resistentes y que generen rentas que hayan sido golpeadas durante la corrección, pero que ofrezcan buenos flujos de caja y buenos retornos potenciales.
¿Cómo van a afrontar el 2023?
Inicialmente, vamos a mantenernos algo cautos en términos de la exposición general al riesgo. Nuestra mayor preocupación es que todo el endurecimiento monetario causará una recesión en 2023, que impactará a las clases de activos más cíclicas y con mayor riesgo, como las acciones. También puede sembrar las semillas de un pico en el ciclo de los tipos de interés y reducir los rendimientos de los activos más defensivos, al menos temporalmente. Pero también hemos visto una venta generalizada de todo, lo que típicamente significativa que hay chollos para tener en cartera. Estos son activos que están baratos, que ofrecen buenas fuentes de rentas, con menor incertidumbre, y que son potencialmente más defensivos durante una recesión. Pensamos, por ejemplo, que ciertos mercados de deuda soberana -particularmente aquellos donde los riesgos de recesión no están en precio, como Australia, Canadá, Nueva Zelanda y algunos bonos soberanos emergentes en deuda local-, cubiertos a divisa fuerte, ofrecen potencial. Respecto a los mercados emergentes, muchos bancos centrales van muy adelantados en el ciclo de tipos respecto a los mercados desarrollados.
También vemos oportunidades en el extremo de calidad del mercado de bonos corporativos, donde ya se están obteniendo diferenciales de tipo recesivo, pero donde tienen balances sólidos que son relativamente saludables y donde las necesidades de financiación no son elevadas. Después, dentro de la renta variable, definitivamente hay algunas empresas que están hacienda crecer sus beneficios y traspasando los precios más elevados a sus clientes con éxito relativo, particularmente en algunas áreas del consumo básico. Creemos que pueden continuar generando retornos decentes y que están razonablemente valoradas.