En el primer trimestre de 2022, los mercados han experimentado una fuerte rotación. La renta variable de crecimiento, representada por el índice Russell 2000 Growth, ha tenido un desempeño menor que el sector energético o que la renta variable value, representados por los índices ACWI Energy y MSCI ACWI Value, respectivamente. Tras una década en la que las grandes empresas tecnológicas han dominado el mercado y en la que los inversores han mantenido una fuerte exposición en sus carteras, este sector se ha visto fuertemente golpeado en los últimos meses. Por ejemplo, las acciones de Netflix se han experimentado una tremenda caída, no sólo por estar perdiendo suscriptores, sino por estar realizando cambios en su modelo de negocio. La plataforma de streaming que había asegurado en el pasado que no incluiría publicidad, ahora se está planteando esta posibilidad, algo que el mercado ha interpretado como un signo de que la empresa se enfrenta a unos fuertes desafíos.
La invasión rusa de Ucrania ha provocado que los precios del crudo se hayan multiplicado por seis en los últimos 18 meses, desde los mínimos alcanzados con la irrupción del COVID. El ocho de marzo, Estados Unidos y Reino Unido prohibieron las importaciones de crudo y gas ruso provocando un rally espectacular en estos dos combustibles fósiles y haciendo que las empresas del sector obtuvieran un rendimiento del 23,4% en estos primeros tres meses del año.
Sin embargo, según apunta Clyde Rossouw, co-responsable junto a Simon Brazier del equipo Quality de Ninety One y principal gestor de la estrategia Global Franchise, es necesario preguntarse si estos niveles de precios son sostenibles en el tiempo. El incremento en el precio de la energía está directamente relacionado con el conflicto entre Rusia y Ucrania y con el flujo de noticias en el corto plazo, por lo que entraña un cierto nivel de riesgo. A su juicio, los inversores no deberían mostrar entusiasmo por este sector, pues a medida que el mercado ha incorporado el nuevo marco de inestabilidad geopolítica, los precios de la energía han ido disminuyendo y el mercado ha pasado ha preocuparse más por el ciclo de endurecimiento y las subidas de tipos de interés por parte de los bancos centrales.
Otros sectores que también han experimentado un fuerte rendimiento durante el trimestre son los materiales y los servicios públicos. Sin embargo, este no es un espacio en el que la estrategia Global Franchise esté operando, por eso una gran parte del menor desempeño obtenido por la cartera durante el trimestre se explica simplemente por las diferencias sectoriales con respecto al mercado en este periodo.
En lo que va de año, uno de los mayores detractores del rendimiento del Global Franchise durante ha sido la acción ASML. Mientras que Visa ha sido una de las empresas que más ha contribuido, pese a las preocupaciones del mercado porque otros jugadores dentro del espacio FinTech pudieran estar ganando cuota, la empresa ha sido capaz de mostrar unos buenos resultados.
Una cartera quality para navegar la incertidumbre actual
Dentro de una cartera de calidad, los inversores pueden apostar por tres áreas muy diferenciadas. El primer área de inversión son aquellas empresas que tienen características de crecimiento estructural. Estas empresas son negocios que pueden proporcionar unos beneficios con un crecimiento superior al del mercado durante un largo horizonte temporal.
El segundo área es la exposición a las empresas cíclicas de calidad. La Reserva Federal ha comunicado su intención de seguir subiendo los tipos de interés en los próximos 12 a 24 meses, esto puede suponer un fuerte viento de cola para aquellas empresas dentro de la cartera que se pueden beneficiar de un entorno de subidas de tipos.
El tercer área son las acciones de crecimiento defensivo, como las empresas de atención sanitaria o de productos básicos de consumo, que son especialmente resilientes en un entorno inflacionista como el que atraviesa la economía, que además se enfrenta a unos niveles mucho más bajos de crecimiento.
La mayoría de los inversores están preocupados por el ciclo de subidas de tipos iniciado por la Reserva Federal. En mayo, la Fed aumentó los tipos unos 50 puntos básicos y se espera que en la próxima reunión vuelva a incrementar los tipos en otros 50 puntos básicos más.
El conflicto en Europa y los confinamientos por nuevos brotes de COVID en China, donde se mantiene la política de tolerancia cero, han causado fuertes disrupciones en las cadenas de suministros afectando de forma directa a la inflación. Pero al margen de la inflación, existe otro aspecto que los inversores no deben perder de vista y este no es otro que las señales de desaceleración del crecimiento, como la inversión en la curva de rendimientos de los bonos, superando el rendimiento del Tesoro estadounidense a 2 años al rendimiento de los bonos a 10 años.
En Estados Unidos, pese a que existe un nivel muy bajo de desempleo, el sentimiento del consumidor está muy deprimido por el fuerte incremento en el precio de la energía. Así que el panorama macroeconómico es increíblemente mixto y desafiante, de ahí la importancia de incluir distintas áreas de rendimiento cuando se construye una cartera de calidad.
En un entorno como el actual, no se debe apostar muy fuerte por una de las tres áreas de calidad, sino que se debe mantener una estrategia equilibrada entre los tres componentes de las acciones de calidad. También cobran más importancia que nunca los fundamentales de las empresas: por ejemplo, un nivel de apalancamiento negativo o unos niveles de flujos de caja muy superiores al grueso del mercado.
Los fundamentales de las empresas de calidad siguen siendo robustos. En la estrategia Global Franchise se siguen centrando en el rendimiento del flujo de caja libre y esperan que las acciones que mantienen en cartera crezcan casi un 11% al año a futuro. Incluso si el entorno de tipos sigue siendo difícil, todavía hay suficiente margen para generar una tasa interna de retorno decente en la cartera.
El equipo gestor ha estado algo más preocupado por las presiones de los costes de los insumos y por la capacidad de las empresas para repercutirlos dentro de las áreas de productos básicos de consumo. Sin embargo, las acciones en cartera han sido capaces de generar una expansión en sus márgenes operativos. Aunque la contracción de los márgenes es un tema recurrente en muchas áreas del mercado, la cartera no se ha visto afectada por las presiones en los costes de los insumos.