Después de un año que ha sido difícil para todos los gestores de renta variable, particularmente para los que invierten en acciones con sesgo de crecimiento, el año que viene se presenta con perspectivas, si bien no optimistas, al menos más realistas para los inversores. Desde Ninety One el gestor y corresponsable de inversión con sesgo calidad Clyde Rossouw habla de las oportunidades que se presentan y que implementará en la cartera del fondo Global Franchise. Rossouw insiste en que los inversores no deberían tratar a todas las acciones que se ubican en el espectro de la calidad “como a un bloque único”.
¿Cómo se ha portado el sesgo calidad frente al resto del mercado en 2022?
Es importante destacar que hay varias expresiones de lo que es la calidad, incluyendo negocios defensivos como el consumo básico, acciones de crecimiento estructural como la tecnología y compañías cíclicas como las financieras. Ha sido claramente un año difícil para los inversores y, hablando en general, la calidad se ha comportado en línea con el mercado, en gran parte como resultado del ajuste en las valoraciones que hemos visto, porque todas las acciones se han abaratado. No ha habido problemas con los fundamentales de las acciones o sus beneficios, ha tenido más que ver con el múltiplo que los mercados han estado preparados para pagar por esas acciones, que se ha reducido ante la subida de los tipos de interés.
¿Cuáles cree que serán los motores clave de las bolsas en 2023?
Esperamos que la incertidumbre geopolítica siga con nosotros todavía por algún tiempo. Sin embargo, lo que puede que cambie, desde una perspectiva de inversión, es probablemente la previsión de inflación y, por tanto, el crecimiento de los beneficios y si habrá recesión o no en 2023. Algunos de los grandes motores de la inflación – como el petróleo, el cobre o el mineral del hierro- ya están empezando a moderarse y, como consecuencia, los inversores deberían esperar un entorno de tipos más amistoso en 2023. La importancia de esto es que entonces podremos volver a centrarnos en cosas como los beneficios y cómo de rápido van a crecer las compañías y preocuparnos menos sobre si las acciones necesitan caer o no o si necesitan estar más baratas.
¿Cómo espera que vaya a comportarse la calidad en 2023?
Creemos que es probable que las acciones que se van a comportar peor en 2023 dentro de la etiqueta Calidad serán las más defensivas, como farmacéuticas y consumo básico. En cambio, aquellos negocios que están más fuertemente dotados de características growth – como la tecnología- probablemente van a subir más el año que viene. Por tanto, dentro del espectro de la calidad, creemos que es importante que los gestores posicionen sus carteras de cara al crecimiento para el año que viene, y que no traten a todas las acciones de calidad como a un bloque único.
¿El crecimiento debería comportarse peor que el valor en 2023?
El atractivo del valor es obvio en un entorno de tipos al alza, porque los inversores tienden a tener previsiones de inversión de más corto plazo, por lo que están muy felices de intentarlo y conseguir retornos invirtiendo en bancos durante un año o dos. Sin embargo, tan pronto como se normalicen las cosas un poco más, los inversores pueden encontrarse a sí mismos invertidos en empresas con valoraciones iniciales atractivas, pero con más probabilidades de encontrarse en la parte alta del ciclo desde el punto de vista de los beneficios, ya sean compañías energéticas donde el precio del petróleo se está moderando o los márgenes de refino están cayendo, o ya sean bancos, para los que el ciclo de tipos de interés ha favorecido inequívocamente sus beneficios. En cambio, los inversores necesitan buscar compañías cuyo siguiente nivel de crecimiento esté más allá de estas características cíclicas. Aunque todavía va a pasar tiempo antes de que se normalice el entorno de tipos, creemos que el viento de cola del valor está empezando a agotarse, lo que favorecerá a aquellas acciones con acceso al crecimiento.