Dentro del espectro de la renta fija corporativa emergente, la estrategia Ninety One Emerging Markets Corporate Debt, gestionada desde su lanzamiento por Victoria Harling, invierte en todo su universo crediticio. Esto permite a los inversores aprovechar las perspectivas de crecimiento de algunas de las principales empresas a nivel mundial.
En deuda corporativa emergente, el enfoque de Ninety One consiste en seleccionar cuidadosamente las inversiones que el equipo gestor considera que están infravaloradas por la comunidad inversora. Mediante un análisis cuidadoso de la fortaleza fundamental de las empresas, en Ninety One buscan identificar las oportunidades de “valor” y beneficiarse de la eventual corrección de las ineficiencias del mercado.
El equipo que lidera Victoria Harling adopta un enfoque de inversión en el largo plazo. Con un énfasis en el análisis de los fundamentales en profundidad, que les proporciona confianza para contener los nervios cuando una significativa volatilidad en el corto plazo causa que muchos participantes entren en pánico y la convicción para acceder a nuevas posiciones a medida que surgen oportunidades de valoración.
¿Cómo se comportó la estrategia en 2020? ¿Qué factores contribuyeron al rendimiento?
La estrategia Ninety One Emerging Markets Corporate Debt arrojó unos fuertes rendimientos totales y relativos en 2020, aunque estos resultados quizá enmascaran un poco lo sucedido a nivel micro. Frente a los desafíos del COVID-19 y los regímenes políticos cambiantes, la productividad global se ha visto desafiada.
Este entorno inquietante ha creado una volatilidad idiosincrásica significativa en el mercado en muchas regiones y sectores. En Ninety One creen que un entorno como el actual pone de relieve la necesidad de mantener un enfoque diligente en los fundamentales y, al mismo tiempo, ser inversores pacientes. El análisis del ruido a corto plazo ha ayudado al equipo gestor a ofrecer rendimiento.
¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta la clase de activo?
El surgimiento de una clase media en China que todo lo consume desplazará el centro de gravedad de la economía global hacia el este. Los inversores necesitan conocimientos especializados para explorar las diversas oportunidades que ofrece el gigante asiático. Los persistentes desafíos del COVID-19 y la presión regulatoria sobre algunos sectores hacen que sea particularmente importante adoptar un enfoque altamente selectivo para invertir.
De manera más general, frente a un mundo cambiante, en Ninety One esperan que los vientos en contra macroeconómicos continúen generando riesgos a nivel general y, por lo tanto, errores en las valoraciones de los precios.
Otra tendencia clave es el cambio climático, que está provocando ajustes globales en las industrias de producción y consumo. Esto está creando riesgos de transición en algunas industrias, así como oportunidades en aquellas industrias capaces de participar en la descarbonización.
Según, Victoria Harling, para un inversor será vital una comprensión en profundidad del riesgo y de las oportunidades a nivel del sector individual.
¿Por qué la clase de activo es relevante para los inversores?
Las preocupaciones idiosincrásicas de los países de los mercados emergentes eclipsan a menudo los fundamentales de las empresas que se muestran, por lo demás, sólidos. Esto eleva los rendimientos de la deuda corporativa emergente por encima de los ofrecidos por los bonos de los mercados desarrollados con una calificación crediticia similar. En consecuencia, la clase de activos puede ofrecer a los inversores una forma atractiva de obtener rendimiento en los mercados de bonos actuales, sin introducir un riesgo adicional excesivo en sus carteras
En los últimos años, se ha podido ver una demanda significativa de inversores que reconocen el atractivo de la deuda corporativa emergentes como un complemento a su exposición crediticia existente en los mercados desarrollados a medida que continúan buscando nuevas fuentes de rendimiento.