Muchas de las acciones que no contribuyeron al buen desempeño de la estrategia Global Franchise Equity de Ninety One durante el cuarto trimestre de 2021 fueron las principales fuentes de rendimiento en enero de 2022. Según Clyde Rossouw, gestor principal junto con Abrie Pretorius, este hecho no hace sino resaltar la belleza de una cartera en la que no todos sus componentes tienen el mismo desempeño al mismo tiempo.
Esto hace que cuando las corrientes del mercado cambian, no sean siempre las mismas acciones las que obtienen el mejor rendimiento, demostrando el balance que existe en la construcción de la cartera en la que se han seleccionado empresas de alta calidad con un buen rendimiento en el largo plazo.
En 2022 el entorno del mercado será muy diferente. No sólo por el incremento de la incertidumbre política por las tensiones creadas entre Rusia y Ucrania, si no también por la amenaza de una inflación más persistente de lo esperado que está forzando un cambio de política monetaria entre los principales bancos centrales, retirando parte de la liquidez que estaba sirviendo de apoyo a los mercados.
Desde enero, la inflación ha sido la principal preocupación de los mercados incrementando la ansiedad de los inversores. Por eso, es necesario recordar a los inversores que en un entorno inflacionario se debe apostar por empresas que tengan incorporado un alto poder de fijación de precios, con ventajas competitivas que crean barreras a la entrada, y que además sean capaces de generar unos elevados márgenes brutos para mitigar el impacto de unos costes más elevados para sus insumos.
En segundo lugar, está la intensidad de capital. Para que una empresa funcione, requiere un gasto en equipos y plantas de fabricación. Los costes de estos equipos de capital se incrementan muy rápidamente en tiempos de inflación, por lo que las empresas que tienen una mayor intensidad de capital son más vulnerables en un entorno inflacionista. Mientras tanto, las empresas con un menor gasto de capital, como las empresas de calidad por las que apuesta Ninety One en su estrategia, se ven menos afectadas.
Otro punto importante para destacar es que, normalmente, entornos de alta inflación van de la mano con entornos de tipos de interés más altos. En ese sentido, aquellas empresas que mantienen un bajo apalancamiento minimizan el impacto de unos costes de financiación más altos conforme los tipos de interés suben para combatir la inflación. Una subida de tipos se convierte en un factor positivo para muchas de las empresas que la estrategia Global Franchise Equity mantiene en cartera, pues en su mayoría tienen una posición de efectivo neto en su balance.
Miedo a la retirada de la liquidez
La Reserva Federal ha anunciado su intención de subir tipos. Probablemente, otros bancos centrales le seguirán después. Estos movimientos de forma conjunta podrían generar un cambio en los flujos de la liquidez del mercado de capitales. Estudiando la relación entre el comportamiento de la cartera Global Franchise Equity y los periodos de endurecimiento cuantitativo, se observa que el coeficiente de correlación es próximo a cero. Esto significa que, aunque la Fed decidiera subir tipos, no existe evidencia de que esto fuera a tener una repercusión negativa en el rendimiento de la cartera, con lo que no se espera que tenga un rendimiento menor que el resto del mercado.
Esto debería dar a los inversores una cierta sensación de comodidad. A nivel de las posiciones que componen la cartera, la estrategia Global Franchise Equity no tiene exposición a empresas que prometen dar beneficios en 10 o 15 años, sino que las empresas en las que invierte están generando flujos de caja con un crecimiento sostenible en el tiempo, consiguiendo unos beneficios y márgenes reales. En un entorno de tipos al alza, normalmente los rendimientos totales no están dominados por la revalorización, sino por el crecimiento de los beneficios que las empresas ofrecen. Mientras que, en entornos de tipos de interés estables, el componente de la revalorización toma una mayor relevancia.
Una gran rotación
Los inversores institucionales, como los grandes fondos de pensiones en Canadá, Australia, Reino Unido y Estados Unidos, están cambiando la forma en que construyen sus carteras. Si bien hace cinco o siete años las acciones de calidad eran consideradas casi como una cartera satélite frente a la renta variable value o growth, en la actualidad, las acciones de calidad están pasando a ser el núcleo de la cartera, mientras que las acciones value y growth están tomando posiciones más satélites.
La estrategia Global Franchise Equity tiene un fuerte sesgo hacia empresas con un alto rendimiento de capital, siendo una de las principales características de calidad que buscan en sus empresas. Por lo general, también se centran en el crecimiento sostenible en el largo plazo y también tienen en cuenta las valoraciones, pero con un sesgo ligeramente negativo hacia las acciones value.
Un vistazo a la cartera
Frecuentemente los inversores suelen asombrarse por la falta de solapamiento entre las 10 principales posiciones del índice MSCI AC World y la estrategia Global Franchise Equity. Si bien mantienen Microsoft entre sus posiciones, no tienen exposición a otras de las muchas empresas de gran capitalización que suelen representar los índices globales.
Cuando los mercados entran en un modo indiscriminado de ventas, muchas de estas liquidaciones proceden de la inversión pasiva, en concreto a través de ETFs, donde los inversores minoristas realizan compras y ventas que no necesariamente se basan en los fundamentales. En cambio, una estrategia de gestión activa debería servir de amortiguador ante un evento adverso del mercado. Es precisamente en esas situaciones cuando es importante tener una cartera de alta convicción.
La estrategia Global Franchise Equity no tiene una alta rotación. Sólo realizan una venta cuando creen que una acción ha tenido un desempeño superior a lo que indican sus fundamentales. Por ejemplo, en la cartera acaban de vender su posición en Unilever, una empresa de consumo discrecional con unos beneficios sólidos, pero cuyo único vector de crecimiento es su capacidad para fijar precios y trasladar la inflación al consumidor final. En su lugar, sustituyeron esta exposición por ADP, una empresa que tiene al menos dos factores de crecimientos, por un lado, el incremento de las nóminas que hasta cierto punto también están vinculadas a la inflación y en segundo lugar, se beneficia de un entorno de tipos al alza a través de la liquidez que tiene en balance.