En 2020, las mayores cinco economías del mundo -Estados Unidos, China, la Unión Europea, y el Reino Unido- anunciaron los compromisos más importantes que se han realizado hasta ahora para abordar el desafío climático. La irrupción del COVID-19 alentó un giro hacia soluciones y tecnologías ambientales, en parte para estimular la recuperación de la economía.
Sin embargo, la necesidad de una acción climática a finales de 2020 era tan urgente como lo era hace 12 meses, a pesar de las medidas de confinamiento tomadas para evitar la propagación del COVID-19. Según la Oficina Meteorológica Mundial (OMM), las concentraciones de CO2 en la atmósfera continuaron aumentando a pesar de las restricciones impuestas contra el coronavirus. Además, la agencia señaló que la “caída” de las emisiones relacionada con los confinamientos es solo un pequeño destello en la tendencia a largo plazo.
En los mercados financieros, la renta variable global sufrió la caída más fuerte de la historia a medida que el virus se extendía a nivel global. Asimismo, protagonizaron una fuerte recuperación a medida que avanzaba el año, impulsada por el extraordinario apoyo desplegado por los gobiernos y los bancos centrales, así como por los avances en las vacunas a finales del 2020.
En este contexto, la estrategia Global Environment de Ninety One, gestionada por Deirdre Cooper y Graeme Baker, obtuvo un rendimiento del 52,8%, superando su índice de referencia el MSCI ACWI en un 36,5%. En promedio, la estrategia fue capaz de superar al índice de referencia en los mercados alcistas y perdió menos cuando el mercado experimentó caídas. Estos resultados son consistentes con la expectativa de Ninety One de que el fondo tendrá un mejor desempeño en un entorno más rápido de descarbonización. La exposición concentrada de la estrategia Global Environment a contribuyentes selectivos a la descarbonización sostenible en una variedad de temas, sectores y regiones sirvió de apoyo para sus rendimientos.
La mayoría de las empresas de la cartera hicieron una contribución importante al rendimiento sin posiciones individuales que dominaran los rendimientos. En la opinión de los gestores, nunca ha habido un año en el que fuera tan importante mantenerse cerca de las empresas. El equipo de Cooper y Baker estuvo especialmente activo durante la primera mitad del año, reuniéndose con todos los equipos de gestión para evaluar los impactos de la pandemia.
Después de un año con un sólido desempeño en la estrategia Ninety One Global Environment, los inversores podrían de forma natural (y con mucha sensatez) preguntarse qué potencial de rendimiento les quedaría a las empresas que forman parte de su cartera, y de manera más general, para las empresas que están posibilitando o que pueden beneficiarse de la descarbonización.
En la opinión de Ninety One, el argumento estructural para invertir en descarbonización permanece intacto, con unos compromisos globales para reducir las emisiones que han superado en 2020 todas las expectativas. La necesidad de abordar la descarbonización en el mundo es tan urgente como lo ha sido siempre y apenas se está comenzando el proceso. Se requiere una transformación económica para evitar los peores efectos del cambio climático.
En consecuencia, la descarbonización requiere un gran gasto y una innovación adicional. En ese sentido, en Ninety One siguen creyendo que sigue siendo una de las oportunidades de inversión de crecimiento estructural más interesantes en la actualidad.
Con respecto a las valoraciones dentro del universo de inversión de la estrategia Global Environment, la relación precio-beneficio (PER) promedio en la cartera ha sido ligeramente, aunque no mucho, superior a la de su índice de referencia. Si bien la valoración agregada de la cartera aumentó a medida que se avanzaba hasta 2020, como hubiera cabido esperar dado el repunte experimentado por el mercado, lo hizo en línea con la ganancia de valoración en los mercados de renta variable globales. De hecho, la brecha de valoración se redujo ligeramente. Esto no quiere decir, por supuesto, que las acciones de todas las empresas y sectores vinculados a la descarbonización valgan la pena. El equipo gestor de Ninety One considera que varias partes del universo son caras en las actualidad, y otras áreas, como las asociadas a la cadena de valor de los vehículos eléctricos, cuyo precio sigue siendo acorde con el actual sector automovilístico en crisis en lugar de anticipar un sistema de transporte electrificado el día de mañana. Así, los gestores creen que este tipo de oportunidades destacan la necesidad continua de realizar un análisis cuidadoso y un enfoque altamente selectivo para invertir en descarbonización.
En Ninety One destacan que el rendimiento de la estrategia Global Environment fue alcanzada sin mantener en cartera ninguna de las grandes empresas tecnológicas de megacapitalización, que tuvieron un desempeño excepcional en 2020. La cartera del Global Environment no tuvo exposición al grupo de acciones “FAAMG” (Facebook, Apple, Amazon, Microsoft y Google), que en conjunto contribuyeron con el 40% de la rentabilidad total del mercado de valores durante el año.
La actividad de la cartera
En un año con una alta volatilidad, la actividad de la cartera fue más elevada de lo normal. El equipo gestor vendió tres empresas por motivos de valoración y una cuarta empresa en base a la reevaluación de su caso fundamental. Por el lado de las compras, el equipo gestor agregó cuatro nuevas empresas a la cartera que abarcan tecnologías de vehículos eléctricos, láseres energéticamente eficientes y producción bioquímica. Siguiendo un enfoque ascendente en la selección de valores y la construcción de carteras, el equipo gestor utilizó los movimientos extremos del mercado durante el primer trimestre para agregar nombres cíclicos con un bajo rendimiento, pero con una alta calidad y financiados por servicios públicos. Además, añadieron exposición a China tras el análisis realizado con el anuncio de política de cero emisiones netas del gigante asiático en septiembre. En el cuarto trimestre, ajustaron las ponderaciones de la cartera, dados los importantes movimientos en los precios de las principales empresas de tecnologías limpias “pure-play”.
Perspectivas
Como se mencionó con anterioridad, en la opinión de Ninety One, el argumento estructural para invertir en descarbonización está completamente intacto. Los principales impulsores de la descarbonización, incluida la regulación destinada a reducir las emisiones de carbono, los avances tecnológicos que están mejorando el desempeño y reduciendo el coste de las soluciones de energía limpia; así como el cambio de las preferencias de los consumidores hacia productos y servicios más ecológicos continúan acelerando el avance hacia una economía con bajas emisiones de carbono.
No obstante, la necesidad de abordar el problema del carbono en el mundo es tan urgente como siempre, y apenas se ha comenzado la transformación necesaria en la economía para evitar los peores efectos del cambio climático. En consecuencia, en Ninety One creen que la tendencia de crecimiento estructural impulsada por la descarbonización aún está en sus primeras etapas.
Si la historia de descarbonización estructural sigue siendo sólida, la siguiente pregunta crucial para los inversores es qué precio es necesario pagar para acceder a ella. Desde Ninety One han argumentado en varias ocasiones que el mercado no ha reconocido plenamente aún el potencial de crecimiento estructural de las empresas expuestas a la descarbonización, es decir, su potencial de crecimiento no se refleja en los precios de las acciones hoy en día. El análisis de las valoraciones de las acciones en la cartera de la estrategia Global Environment y aquellas del índice MSCI All Country World sugiere que sigue siendo el caso.
Aunque la relación precio-beneficio (P/E) de la cartera Global Environment aumentó durante 2020, lo hizo en línea con la ganancia de las valoraciones experimentada por los mercados de renta variable globales (como se mencionó con anterioridad, la cartera Global Environment suele tener unos niveles de valoración ligeramente superiores al MSCI ACWI).
Esto significa que gran parte de la rentabilidad relativamente superior de la cartera Global Environment se puede atribuir al crecimiento superior de las ganancias y de las revisiones de las ganancias asociadas a las empresas que la estrategia tiene en cartera, en lugar de que los inversores simplemente se entusiasmen más con las empresas que mantienen en la cartera.
En Ninety One destacan que el consenso del mercado a menudo subestima las ganancias futuras para este tipo de empresas, por ello, utilizan sus modelos de valoración a nivel de empresa, en el que calculan que la ratio precio-beneficio adelantado a 5 años de la cartera (basándose en las previsiones a cinco años de la gestora) es solo de 17,6x. Esto no representa lo que ocurriría en un escenario de 1,5 a 2 grados más de temperatura, sobre esa base, el múltiplo es considerablemente menor.
En cambio, otras áreas parecen más atractivas en precio, como partes de la cadena de valor de los vehículos eléctricos, cuyo precio sigue siendo acorde con el sector automovilístico en crisis en lugar del sistema de transporte electrificado del mañana. Ninety One cree que esto señala la necesidad continua de una investigación cuidadosa y un enfoque altamente selectivo para invertir en descarbonización.
Claramente, las ventajas de muchos empresas en la cartera Global Environment se han reducido en comparación con los valores ofrecidos a principios de 2020, consolidando algunas ganancias y, cuando el equipo gestor lo consideró apropiado, recortando exposiciones a determinadas empresas. Dicho esto, en Ninety One siguen viendo un alza positiva a largo plazo en su escenario base en todos los ámbitos de la cartera del Global Environment.
A nivel general, el movimiento alcista ponderado a finales de diciembre fue todavía superior al 50%, con un crecimiento de las ganancias por acción del segundo año fiscal pronosticado en más del 20% y un crecimiento de los ingresos del segundo año fiscal de casi el 10%. Nuevamente, el caso base de Ninety One no asume un escenario con 1,5 a 2 grados más de temperatura. Si esto se lograra, se verían muchas más ventajas en todos los modelos de las empresas que la estrategia tiene en cartera.
Conclusión
En resumen, incluso después de un año muy positivo para las empresas de la cartera Ninety One Global Environment, sus valoraciones son similares a las del mercado en general, y en la gestora siguen entusiasmados con su potencial de crecimiento y su capacidad para ayudar a que la economía mundial deje de utilizar los combustibles fósiles. Sus procesos de selección continúan identificando una amplia gama de candidatos potenciales para la cartera, con un amplio número de estas empresas cotizan a valoraciones que se consideran atractivas.
En Ninety One esperan que esta actualización ponga el desempeño del año pasado en algún contexto, al menos desde una perspectiva de valoración. El equipo gestor comparte las preocupaciones de los inversores ante la idea de pagar más de lo esperado por una acción, razón por la cual la disciplina de valoración está integrada en el proceso de inversión de Ninety One.
Con ese fin, Ninety One continuará enfocándose en el análisis de las valoraciones, en una estricta disciplina de venta, en las ventajas competitivas en los próximos meses, con un posicionamiento basado en el valor intrínseco relativo al alza y a los objetivos de precio/convicción, así como de contribución al riesgo.