Según explicó John Stopford, gestor del fondo Global Multi-Asset Income en Ninety One, son tres los factores que contribuyeron a que la estrategia consiguiera de nuevo unos rendimientos positivos en un entorno de mercado tan complejo como el de 2020. En primer lugar, el equipo gestor de Ninety One selecciona títulos desde una perspectiva ascendente buscando aquellas empresas que muestran unos ingresos resilientes.
La capacidad de hacer frente al pago de dividendos y cupones de muchas empresas se vio desafiada por el gran impacto sufrido con la crisis de la pandemia del COVID-19. Sin embargo, la estrategia de Ninety One no sufrió unos fuertes recortes en los dividendos de las posiciones de la cartera, gracias a su mayor exposición a empresas con ingresos resilientes. En segundo lugar, el equipo gestor busca siempre una cartera que esté correctamente diversificada. En unos mercados que atraviesan turbulencias, esto es especialmente importante, asegurándose no solo tener exposición a activos de crecimiento, sino también posiciones más defensivas. A principios de 2020, la cartera ya estaba posicionada con un sesgo relativamente defensivo, pero se hizo aún más defensiva conforme avanzó el año y se centraron en la gestión del riesgo a la baja.
En concreto, en febrero y marzo, redujeron el riesgo de la cartera de forma muy significativa, llegando a posicionarse con una exposición neta en renta variable del 6% o 7%. En tercer lugar, la gestión del riesgo es clave para el equipo gestor. Saber cuándo tomar una menor o mayor exposición al riesgo es clave para poder aprovechar las oportunidades que el mercado presenta. Claramente, el mercado mostró unas dislocaciones extremas, en particular en el área de renta fija con grado de inversión.
La exposición al crédito
El gestor indicó un ejemplo de cómo había gestionado la exposición al crédito de la cartera. En sus posiciones de grado de inversión, que términos de rentabilidad ajustada al riesgo tuvieron un comportamiento mucho peor que la renta variable durante las oleadas de ventas, Johnson & Johnson, una empresa con una calificación crediticia de AAA y que por su posicionamiento en el sector sanitario se puede beneficiar enormemente durante la crisis de la pandemia, sufrió ventas masivas en sus bonos porque los inversores estaban buscando liquidez.
Los bonos de Johnson & Johnson con un vencimiento mayor bajaron significativamente en precio, incluso cuando los bonos del Tesoro estadounidense repuntaron. Esto representó algo de problema durante el mes de marzo, porque en una cartera defensiva estaban posicionados de forma significativa en estos bonos. Sin embargo, supieron tomar ventaja de esta situación, incrementando la exposición de la cartera, primero a deuda de grado de inversión con un vencimiento en el largo plazo y después aumentando las posiciones en deuda high yield de empresas con apuros conforme vieron que los efectos del COVID-19 en la economía serían temporales. Este cambio de posicionamiento se produjo a mediados de abril y mayo, después de haber tomado posiciones muy defensivas a finales de marzo.
En el crédito con grado de inversión, no cambiaron tanto el porcentaje de la cartera, como la exposición a la duración, pasando de una duración de aproximadamente un año a una duración 1,7 años (un incremento del 70% en duración). Mientras que en la exposición a la duración de la deuda high yield, se mantuvo más o menos estática en torno a los 4 o 5 años. Comenzaron el año con una ponderación del 6% en la cartera y lo terminaron con un peso del 15%. De forma colectiva, más que incrementar el riesgo a través de una mayor exposición en renta variable, que varió de un 7% a casi un 20% de exposición neta de la cartera, incrementaron su exposición a los activos de crecimiento a través del crédito, porque para el equipo gestor de la estrategia Global Multi-Asset Income era donde había un mayor número de oportunidades en términos de precio como resultado de las dislocaciones del mercado provocadas por la pandemia en marzo.
Deuda en mercados emergentes
Los mercados emergentes de deuda suelen percibirse como activos de riesgo. Sin embargo, en Ninety One tienden a centrarse en títulos con una menor duración denominados en moneda local con una cobertura con la divisa base de la cartera. De esta manera, la cartera no se ve expuesta tanto a riesgo de tipo de cambio, sino al riesgo en los cambios en los tipos de interés.
Muchos de los mercados emergentes fueron capaces de recortar sus tasas de interés gracias a que los principales bancos centrales a nivel global redujeron sus tipos de interés. Al contrario que en muchos mercados desarrollados, los bonos con un vencimiento a medio o largo plazo siguen ofreciendo unos rendimientos razonables, sin necesidad de incurrir en un riesgo de cobertura muy alto.
Un retorno total atractivo, con una menor volatilidad y riesgo a la baja
Una de las características más importantes para John Stopford es la capacidad de ofrecer unos rendimientos consistentes en el tiempo con un bajo nivel de riesgo. Desde su fecha de lanzamiento, la cartera ha sido capaz de mantener una máxima caída del 7,4%, mientras que el índice de renta fija Bloomberg Barclays Global Aggregate, que presenta el desempeño de la deuda con grado de inversión, y el índice MSCI All Country World Index, que representa el comportamiento de la renta variable global, experimentaron una caída máxima del 7,7% y 21,4%, respectivamente.
¿Por qué quisiéramos mantener una cartera defensiva cuando se espera un repunte del crecimiento?
Según especificó Stopford, vivimos en un mundo de máximos contrastes en los que hay fuerzas masivas en acción. Esto ha llevado a mercados que están frecuentemente al alza, pero que con más frecuencia experimentan caídas. En la última década, desde la crisis financiera global, existen varias tendencias que están minando el potencial del crecimiento, como la demografía, el alto nivel de deuda, la desigualdad de clases, el cambio tecnológico, a la vez que los bancos centrales y las autoridades políticas que intentan rescatar la economía con nuevos paquetes de estímulo.
Con estas políticas se crean unos entornos de mercado en los que hay un alto potencial al alza, pero también una mayor frecuencia en las correcciones. Esto se ha visto en 2020, en 2018, en 2015, en 2016 y en 2011. Y el tipo de movimientos que se han visto en los mercados en su conjunto es que los mercados han aumentado en su totalidad. Pero puede que haya una parte de los inversores que necesite que su rendimiento sea más predecible, pero el mundo en el que vivimos es altamente impredecible.
Si es cierto que se esperan buenos augurios en el conjunto de las clases de activos, pero una gran parte de estas expectativas ya se encuentra en el precio. La renta variable sigue creciendo a pesar de que estamos saliendo de una recesión. Hay un alto nivel de especulación en el mercado, los participantes del mercado han regresado a unos altos niveles de optimismo en el mercado de renta variable, existiendo un alto potencial por un episodio de caídas a la baja. Según Stopford, los mercados siguen siendo frágiles, por ello, una cartera defensiva es la mejor forma de ataque.