Los inversores latinoamericanos y estadounidenses miran las posibles oportunidades de inversión que les ofrece Europa con una mirada totalmente diferente a los inversores europeos. Según explica Neil Dwane, gestor de carteras y estratega global de Allianz Global Investors, existe una frustración generalizada por parte de los inversores internacionales respecto al Viejo Continente, por lo que se muestran cuidadosos a la hora de plantear la exposición de sus carteras a la renta variable europea.
“Nadie se cuestiona de que las empresas europeas están bien gestionadas y de que tienen valoraciones atractivas, dos motivos que hacen pensar en Europa como una oportunidad. Pero si miramos su desempeño vemos que fue inferior a las estadounidenses. Eso ha generado mucha frustración. A esto se suma que la situación política se ha vuelta más compleja, lo que no ayuda a que el inversor deje de considerar que Europa es más frágil que otras regiones ante una hipotética crisis o recesión”, explica Dwane.
En su opinión, la situación política no mejorará en los próximos años, por lo tanto es lógico que los inversores se muestren preocupados, más cuando el BCE parece ser parte del problema y no de la solución. “Parece que tendremos un entorno de tipos bajos durante bastante tiempo, lo que afectará al sistema bancario de la eurozona y debilitará sus márgenes”, afirma Dwane.
“Por supuesto, no podemos olvidar que para tener una economía sana es necesario tener unos bancos sanos. Si no permiten a los bancos que vuelvan a ser solventes y recauden capital de manera eficiente, no podrán hacer frente a los préstamos fallidos, y la economía se debilitará. Pensando en hace diez años, creo que los británicos y los estadounidenses fueron capaces de arreglar sus bancos de forma más eficiente y rápida que la eurozona”, añade el estratega de Allianz GI al referirse a los impedimentos estructurales que están frenando el rendimiento y el atractivo de Europa.
Nubes en el horizonte
El Brexit, y la imagen que la Unión Europea (UE) está proyectando, es la otra gran falla que observa. Asegura que, pese a querer mostrar robustez, la UE, convirtiendo este proceso en un camino complicado y difícil para el Reino Unido, está menando un mensaje de debilidad y marcando un precedente que pueden hacer dudar a otros países si quieren o no pertenecer al club de la UE. Esta proyección de “continente débil” se ve reforzada porque el propio presidente estadounidense, Donald Trump, está posicionando a la UE como un aliado menor de Estados Unidos en la OTAN.
“Lo que veo a nivel de inversión es que, tras los tipos negativos instaurados por el BCE, el mercado de bonos no da nada. Cuando esto mismo ocurrió en Estados Unidos, la renta variable se fortaleció y ganó atractivo. Sin embargo, no vemos que esto está rotación ocurra en Europa y esto ha hecho que los inversores se preguntan porqué los inversores extranjeros deberían invertir cuando los locales no lo hacen”, añade Dwane.
Pero Europa no es la única región donde parece que hay nubarrones. En términos generales, los bancos centrales han cesado y pausado su normalización monetaria: el mercado considera que la Fed puede bajar los tipos, el BCE anuncia nuevas operaciones Targeted Long Term Refinancing Operation (TLTRO) y el banco de Japón se enfrenta a la amenaza de una recesión. En Estados Unidos, la economía es “irregular”, lo que demuestra que es claramente sensible a tasas más altas.
Dwane reconoce que estamos ante un nuevo viraje, hacia un entorno global de tipos bajos, desde que la Fed se anunció un tono más dovish, lo cual puede despertar más interés por la renta variable europea. “Creo que si ahora mismo volvemos al ciclo anterior, con una relajación de la política monetaria y una mayor flexibilización cuantitativa, en esta ocasión, las valoraciones serán muy importantes para el inversor. El dinero irá donde tenga mayor potencial de retorno y se va a encontrar con unas valoraciones muy baratas y atractivas en Europa y, al mismo tiempo, a las valoraciones caras en Estados Unidos. Eso debería provocar que los inversores internacionales regresen a Europa, que seguirá siendo atractiva por sus fundamentales y su valoración, menos el sector bancario, pero tendrá la tarea de gestionar las cuestiones políticas”, argumenta.
¿Es Europa una oportunidad?
En este sentido, Dwane sostiene que la renta variable europea pueden completar una cartera core estadounidense de acciones más inclinada hacia compañías tecnológicas y de salud, ya que el país no es tan fuerte en compañías industriales o de consumo, por ejemplo. Destaca que, de cara a analizar los próximos tres a cinco años, la regulación y la política comenzará a mezclarse con muchos de los aspectos que han impulsado ahora la economía en Estados Unidos, en especial con los social media y la industria tecnológica, lo cual acabará traduciéndose en menores rendimientos al tiempo que en la parte final del ciclo la economía estadounidense se ralentiza más.
Dwane señala que muchos sectores viven una fuerte disrupción que, en su opinión, generarán más oportunidades en Europa porque todavía hay más compañías que tienen que reinventar sus modelos de negocio y porque hay un sector tecnológico menos concentrado que en Estados Unidos. En cambio, añade, “creemos que los inversores no están poniendo el foco en la gran disrupción que yo llamo la Guerra Fría Tecnológica entre Estados Unidos y China, que se sustenta en la aseveración de que China ha estado y está robando tecnología a América. Creo que este entorno está provocando márgenes ajustado y que estamos viendo algunos ciclos tecnológicos maduros que están llegando a su fin”, explica.
Dwane reconoce que siempre ha tenido un pie en Europa, pero de cara a hacer un análisis sobre el continente no se moja, y advierte que lo importante es “saber cuál es proyecto Europeo, cómo será esa Europa 2.0 –una Europa que responda a los retos globales– y quién va a pagar por ella”, afirma. De cara a hablar sobre sus perspectivas de futuro, considera que si el crecimiento global continúa menguándose, los rendimientos del mercado serán bastantes bajos: los bonos europeos y japoneses serán negativos, y los Treasures no estarán ofreciendo los suficientes beneficios. “Lo que tenemos que plantearse es si tenemos las acciones y las posiciones correctas en nuestras carteras y las empresas con un modelo de negocio que pueda garantizar el crecimiento de forma sostenible. Creo que el entorno para las acciones growth estadounidense ha cambiado y que los rendimientos a futuro no serán tan convincentes, en cambio creo que se está perdiendo la oportunidad de las acciones de dividendo, que es una opción para invertir en renta variable con menos riesgo. Y también creo que el nuevo tono de la Fed nos está diciendo que, para la economía de Estados Unidos, la segunda mitad del año podría ser satisfactoria y que esto sustentará un rebote en el mercado de renta variable”, añade. Sin embargo, con China estabilizada, Japón estancada y a pesar de la falta de brillo en Estados Unidos, para el resto de 2019 aún no se han fijado todos los riesgos, por lo que se prefiere buscar acciones con retornos atractivos.
Respecto a lo mercados emergentes, Dwane señala que son también un activo interesante y la forma de abordarlas será con una selección meticulosa y analizando cuidadosamente su política, industria y los riesgos regulatorios. Según enfatiza, es importante valorar las oportunidades teniendo en cuenta la salud de la economía global y la evolución y fortaleza que pueda presentar el dólar. “Creo que, aplicando el mismo enfoque de selección de valores que en otros mercados, se pueden encontrar una gran cantidad de empresas –en mercados emergentes– que cotizan con valoraciones muy bajas en comparación con sus pares internacionales. Desde luego, creo que hay que evitar seguir un índice, porque no puedes reaccionar ante un cambio político o en el valor de las divisas, y buscaría temas específicos para construir la exposición de la cartera”, concluye.